¿No os ha llamado nunca la atención la escena de Nerón, vertiendo lágrimas en un frasco, en la película Quo Vadis? A mí, sí. Puede parecer una escena noña, de un ser que debía estar medio loco o loco por completo. ¡Qué tontería eso de guardar las lágrimas para la posteridad! Pues no era una bobada de Nerón, no, puesto que los frascos para guardar lágrimas vienen de la antigüedad y tienen su explicación.
Ya en el Antiguo Testamento tenemos referencias a los frascos de lágrimas, cuando David, orando a Dios, habla de poner sus lágrimas en una redoma.
Aunque parece que fue durante la época romana cuando fueron más utilizadas, su uso se extiende a otros períodos de la Historia porque estos pequeños frascos, algunos verdaderas obras de arte que, muchas veces, llevaban joyas engarzadas, siempre han estado relacionados con el luto. Cuando moría un conocido, los familiares y amigos vertían sus lágrimas en pequeños recipientes que luego depositaban en las tumbas, a modo de respeto por el difunto.
Todos hemos oído hablar de las plañideras. Estas mujeres nada tenían que ver con los difuntos, se las podía conceptuar como trabajadoras del luto. Lloraban por una cantidad de dinero, un modo como cualquier otro de ganarse la vida. Pero es que en esa época, a mayor número de mujeres llorando tras la comitiva funeraria, más importancia demostraban los familiares que había tenido el personaje que acababa de morir. Cuestión de status social. Y por lógica, a más lágrimas vertidas, más importe pagado. Para medir el llanto, la única forma era ir vertiendo las lágrimas en una redoma.
Hubo un período en el que pareció difuminarse la costumbre de usar los lacrimatorios, pero en el siglo XIX volvieron a reaparecer. La sociedad exigía guardar el luto debido por la muerte de un familiar, y se tomó la costumbre de verter las lágrimas de duelo en unas botellitas que se cerraban con un tapón especial. No se trataba de un tapón que cerraba herméticamente la botella, sino que permitía que las lágrimas se fueran evaporando poco a poco. Cuando ya no quedaban lágrimas, se daba por finalizado el período de luto. Esto me ha llamado poderosamente la atención porque, si no estoy confundida, y creo que no porque no es un dato que se le pueda pasar a una por alto, nunca me leído este tipo de costumbre en las novelas de época victoriana.
También se dice que las mujeres americanas, durante la guerra, guardaban las lágrimas hasta que sus esposos volvían de las batallas.
Os dejo aquí una frase que he encontrado que explica muy bien el sentido de lo que estamos hablando: «Hay un carácter sagrado en las lágrimas. No son un signo de debilidad, sino de poder. Ellas hablan con más elocuencia que diez mil lenguas, son las mensajeras del dolor, de la contrición y del amor.» Washington Irving.
Artículo realizado por Nieves Hidalgo
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Comentarios (10)
Rociodc
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cristina c.
En la iglesia mayor de mi ciudad habia un balconcillo reservado para las plañideras, yo no las he visto, pero mi madre siendo niña ha llegado a conocerlas, y cuando estaban en un entierro era simbolo de estatus social.
Gracias por el articulo
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Noemí Pérez
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Nieves Hidalgo
Cuando sea mayor, quiero ser como ellas.
Gracias a todas por leer el artículo. Os mando un beso y mi cariño.
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ANA MARIA GARCIA
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Mara Oliver
:)
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Cynthia HJ
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Patriki
Si había oído de las plañideras, y siempre me fascinan, aunque el nombre siempre se me olvida, me parece muy curioso pero mira una forma honrada de ganarte la vida. jajajajja.
Gracias por el artículo
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Katon
Es verdad, yo tampoco recuerdo haber leído ninguna novela ambientada en la época victoriana o de regencia que cite al frasco de las lágrimas...y sería la mar de interesante.
Gracias por estos artículos tan fantásticos y las fotos son una maravilla ¡gracias!
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Malory
No tenía ni idea de la existencia de estos frascos de lágrimas que, dicho sea de paso, me parecen preciosos (no recuerdo haber visto Quo vadis... quizás de cría), ni encontré nada sobre ellos al hacer el artículo del luto en la época victoriana (tampoco me suena de ninguna novela).
Sí que recuerdo haber visto algo parecido en una peli (no, no recuerdo el título); tenían que recoger en un frasquito las lágrimas de una sirena para "noséquecosa" y en el momento me pareció, no una tontería, pero sí un detalle propio de una historia de ciencia ficción (o de cuento de hadas) y mira tú por donde que no, ¡¡que eso se hacía de verdad!!
Me ha impactado esto de las botellitas del dolor, que marcaban el tiempo del luto... no sé si tomarlo como algo frívolo o por el contrario, un detalle lleno de simbolismo y muy profundo.
Fuera como fuese, el artículo me ha gustado mucho, gracias Nieves.
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