Stella Cameron - Un gran deseo

Crítica realizada por Mailo

Libro 3 de la serie "Mayfair Square"

A sus veintiocho años, Sibyl Smiles permanecía soltera, pero abrigaba un fuerte deseo: ser madre. Para lograr su propósito precisaba un caballero que estuviera dispuesto a complacerla. Solo había un hombre a quien osara dirigir su escandalosa petición: Hunter Lloyd, su vecino del número 7 de Mayfair Square.

Hunter se quedó atónito... ¡Sibyl quería seducirlo! Pero no era el momento de dejarse distraer por la mujer a la que adoraba en secreto. Acababa de defender con éxito a un amigo del rey en un polémico juicio y le habían advertido de que su vida y la de Sibyl corrían peligro. Aunque Hunter estaba decidido a protegerla de sus enemigos, Sibyl estaba igual de resuelta a llevar a cabo su plan... fuesen cuales fuesen los obstáculos que se interpusieran en su camino.

Un gran deseo es el tercero de esta serie y nos cuenta la historia de la hermana de Meg Smile, Sybil.

En la entrega anterior conocimos también a Desiree, la princesa de ese país que hacía frontera entre Italia y Francia y a la que Meg debe enseñar todas las normas de sociedad para una dama. Ahora, es amiga de Sybil.

Junto a ellas aparece otro personaje también curioso, una muchacha escocesa llamada Jenny.

El trío de estas muchachas es bastante especial, sobre todo para la época de la novela, 1820. ¿Por qué es especial? Pues porque ninguna quiere casarse y doblegarse a un hombre, pero sí tienen el deseo imperioso de convertirse en madres.

El tema es un poco peliagudo porque no estamos hablando del tiempo actual, sino del XIX; por descontado que no estaba bien visto algo así, era impensable. Sin embargo, a la protagonista de esta novela le importa poco el qué dirán, quiere conseguir ser madre. La pega es que para eso... necesita a un hombre. El más adecuado según su manera de verlo es un vecino, Hunter, por el que se siente atraída desde hace mucho tiempo. No vamos a encontrarnos aquí con la muchacha de la novela anterior (la historia de Meg), sino a alguien completamente distinta, porque Sybil se convierte en una mujer fatal, con carácter, decidida y lo suficientemente echada para adelante como para hacer una proposición tan fuera de lo común al pobre Hunter.

Hunter es un protagonista que se deja querer. Es el causante de haber devuelto la libertad a un buen amigo del rey, al defenderlo de las intrigas que tramaban a su alrededor. En agradecimiento, van a concederle honores. Hunter está enamorado de Sybil, aunque nunca se lo ha insinuado. De todos modos, la propuesta descabellada de ella lo deja atónito.

Me ha divertido la novela, porque aparte de sus personajes, curiosos y agradables, existe un secundario encantador, que no es otro sino un fantasma. Que sí, que sí, que no me he equivocado. Un fantasma, antepasado de lady Hester, la tía de Hunter. Spivey, que así se llama el fantasma, fue el arquitecto de la casa donde vive Hunter y su tía, el número 7 de Mayfair Square.

Hay una cosa en contra (o a favor) de esta novela, dependiendo de los gustos de la lectora que la atrape. Me explico: si os gusta lo erótico, las escenas calientes, calientes y claras, claras, es vuestra novela. Si por el contrario os gusta más leer tensión y acercamiento paulatino de los protagonistas, no lo es. Según mi humilde opinión, la autora incide demasiado en este tipo de escenas, tal vez porque se le da muy bien escribirlas. Pero creo que la novela hubiera sido entretenida sin necesidad de tanta cama y tantos juegos raros.

Tiene diálogos interesantes, secundarios que completan la narración y un montón de situaciones graciosas. A pesar de eso, me gustó bastante más la historia de la hermana de Sybil.