Samantha Young - Calles de Edimburgo

Valoración:

Crítica realizada por Judith

Samantha Young hizo algo muy original: si comprabas por anticipado su libro "Down London Road", te mandaba un relato sobre la historia de Ellie Carmichael y Adam Sutherland, hermana y mejor amigo de Braden, el prota de Calle Dublín respectivamente. Es una novela corta sobre una historia de amor que comienza y acaba en Calle Dublín, que se te insinúa, pero de la que quieres saber más. Que te la contaran entera en otro libro y te hicieran pagar por él tal vez te sonaría a estafa, pero que te la regalen, aunque sea como estrategia de venta ¡¡es la leche!!

Bien, la historia va en retrospectiva. Comienza con Ellie y Adam viviendo juntos tras superar ella su cáncer, como sabemos. Ellie está moviendo una caja con sus diarios cuando le caen al suelo y Adam se acerca a ver qué ocurre. Y pregunta. Y ella le saca algunos (se los sabe de memoria), y le hace leer algunos de los días más importantes para ella, días con él. Los primeros son anteriores a Calle Dublín, otros los conocemos ya de la otra novela, pero se profundizan, pues Samantha Young acierta al centrarse en Calle Dublín en Braden y Joss, y nadie más. Aquella es su historia; esta es la de Ellie y Adam, y ¿he dicho que es gratis?
Como la otra, están escritos desde el punto de vista de Ellie, pero de vez en cuando Adam te cuenta su versión de algo que pasó, y aporta algo hermoso, o masculino, o romántico.

Es bonito, así que os cuento...

Ellie Carmichael es una chica de buena familia, bien educada, refinada, tímida y romántica, que siempre se apoya en sus padres y su hermano Braden (medio hermano, en realidad). Y que está enamorada desde los catorce años de Adam, el mejor amigo de su hermano, porque hizo de caballero de brillante armadura con ella cuando en el instituo corrieron rumores de que era una facilona que se había acostado con un chico, y llegó un universitario guapo-guapísimo a salvar su reputación y a tratarla como a una damisela. Desde luego él siempre la vio como una niña, pero una noche las cosas cambiaron. Él siempre la había tratado con cariño, quizá excesivo, porque tal vez el subconsciente gritaba lo que el cabeza hueca de Adam no veía, así que la noche del decimo octavo cumpleaños de Ellie Adam se pasó de cariñoso, ella quiso ver algo más que un baile y dos piropos, y cuando lo pilló después con otra haciendo mucho, muchísimo más, Ellie entregó su virginidad con otro chico, y luego se lo contó como si nada, en plan "no se lo digas a mi hermano, pero...". Y ahí salió el macho alfa y Ellie dejó de ser una niña para ser una mujer a sus ojos.

Ella se marchó un tiempo por estudios, o se alejó, si no recuerdo mal, que la memoria me falla mucho, y regresó o se acercó después, y el plan entre ellos era el mismo, él la acecha, pero era como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.

El tonteo se intensificó, hasta el punto en que en una noche en que Ellie fue utilizada por un desgraciado para acercarse a Braden y espiarle comercialmente, Adam fue a consolarla y casi lo hacen. Como se explica en Calle Dublín, ella estaba desnuda y debajo de él cuando al tontolhaha de Adam le vinieron los remordimientos de "es que Braden es mi colega y no quiero cagarla con él".
¡¡¡Hombres!!!

Pero Ellie es persistente y lista, y cuando ve que Adam quiere y no debe, apuesta por ellos, apuesta porque sea algo más que deseo, y pone en marcha un plan de celos que dejaría a Maquiavelo en la guardería para hacerle caer rendido.

Y una diagnosis de cáncer que finalmente se queda en un pedazo de susto inclina la balanza en una hermosa declaración.

Está en inglés, pero tengo la esperanza de que sea traducido cuando salga Down London Road al castellano, porque es una delicia leer esta corta historia, a tamaño a la española unas 145 páginas, de dulzura de Ellie y algo de marcha de Adam.


 

Crítica realizada por Mencía

Ellie Carmichael llevaba años enamorada de Adam Sutherland, el mejor amigo de su hermano Braden. Sin embargo, por la forma en que la trata está claro que, para Adam, Ellie es como una hermana pequeña.

Con el tiempo, el enamoramiento juvenil de Ellie se ha transformado en un amor más maduro, aunque ella no se decide a tomar la iniciativa. Como si esto fuera poco, la actitud de Adam hacia ella ha ido cambiando. Es evidente que siente afecto hacia Ellie y que esta le atrae sexualmente, pero su lealtad hacia Braden y su temor a echar a perder la única relación familiar que ha tenido en su vida le impiden acercarse a ella de la forma en que le gustaría.

Y entonces, una noche, ocurre algo que pondrá a prueba los sentimientos de ambos. Pronto el amor, el deseo, el temor y los celos se combinarán para cambiar la relación entre ambos para siempre. Y Adam descubrirá, de forma insospechada, que la vida es demasiado corta para dejar pasar al amor de tu vida.

Opinión:

Si con Calle Dublín Samantha Young me conquistó, con su nueva obra Calles de Edimburgo ha conseguido póstrame a sus pies.

Es un placer leer sus historias de ritmo ágil y lenguaje sencillo; cuyos protagonistas, con sus defectos y sus virtudes, son tan hermosos en su fondo como en sus formas. Es una gozada encontrar una novela, que nos atrape de tal forma, que provoque el ansiado milagro de detener el tiempo a nuestro alrededor. Y Samantha Young, con Calles de Edimburgo, lo ha vuelto hacer.

Tenemos ante nosotras una preciosa novela, corta pero intensa, donde poder disfrutar desde la primera a la última línea. Es una mirada hacia al pasado de una pareja que supo ganarse nuestro corazón y que, sin duda alguna, merecían la oportunidad de poder brillar con luz propia.

Ahora la hermana y el mejor amigo del protagonista de Calle Dubín pasan a convertirse en Ellie y Adam, cuya historia de amor nos hará revivir muchas de las emociones, miedos y reflexiones de nuestra (para alguna ya lejana), adolescencia y juventud.

Algunos de los fragmentos que Ellie escribió en sus diarios se convierten en la excusa e hilo conductor que nos irá revelando la fuerza de los sentimientos que siempre les unió, la transformación de esas emociones en única pasión que todo lo abarca: el amor; la lucha interna a la que estuvieron sometidos, las decepciones que sufrieron, sus consecuencias y el dolor que les acompañó. Y pese a toda la carga emocional que destilan sus páginas su autora ha creado una historia vital, que lejos de entristecernos nos alegra el alma, como ya hizo con su novela anterior.

Calles de Edimburgo es un regalo de emociones reflejo de sueños de juventud. Una historia de amor cargada de pasión y con una sensualidad embriagadora. Con un protagonista masculino capaz de hacernos entrar en combustión espontánea y ante el que es imposible no rendir nuestras defensas. Íntima, franca, vital, amena, sugestiva, divertida, conmovedora ¿sigo?

Sí, es una obra corta pero infinita en nuestro recuerdo.

Perder la oportunidad de leer esta novela entra dentro de los pecados capitales, no la dejéis pasar y haceros con ella. Es una preciosidad. 


Crítica realizada por Rosamoni

Tras leer Calle Dublin me enamoré de la pareja formada por Ellie y Adam, me encantaron los dos personajes por su forma de ser y por su forma de actuar y por fin tengo en mis manos Calles de Edimburgo.

Este relato corto nos amplia la historia de los dos secundarios principales de la anterior entrega, y es que Ellie siempre había estado enamorada de Adam, el mejor amigo de su hermano Braden, pero primero él la vio como una hermana pequeña y más tarde como una mujer, pero una mujer prohibida para él ya que no quería que saliera mal y perdiera no solo a Ellie sino también a su amigo.

Ahora ya sabiendo el final de la historia vamos a conocerla desde el principio a base de retazos extraidos de los diarios de Ellie. Es la historia desde el punto de vista de ella, de sus sentimientos, sus anhelos, su dolor, su incapacidad para alejarse del hombre al que ama pero del que piensa que no le corresponde. 

Es una historia preciosa, llena de dulzura, sensualidad, sentimientos, ternura, risas y lágrimas, me he sentido parte de la protagonista, como si yo misma estuviera experimentando esas sensaciones.

Llena de romanticismo y contada de una forma fluida, rápida y divertida se lee de un tirón, vamos que incluso demasiado rápido ya que yo hubiera querido que durara muchísimo más para poder seguir disfrutando es esta maravillosa historia de amor, con dos protagonistas de lujo. 

Llena de sensualidad y de pasión vuelvo otra vez a caer rendida ante la forma de contar la historia de esta gran autora que para mi ha sido toda una revelación.

 

Crítica realizada por Katon

Primera historia que leo de esta autora y en líneas generales me ha gustado. La forma de hilar la trama me ha parecido muy original. La novela podría dividirse en dos partes, la época actual, con Ellie y Adam ya como pareja, y la historia que cuenta Ellie desde que era una adolescente hasta que empieza su relación con Adam. Los momentos con los diarios, los breves diálogos y la actitud de ambos en la actualidad me han gustado mucho, para mí lo mejor de la novela. Sin embargo, no me ha gustado nada el personaje de Adam en la historia pasada de los dos. No me gustan esos personajes masculinos tan posesivos y ha habido un par de detalles de ese personaje que no me han gustado nada, yo habría mandado a Adam a freír espárragos unas cuantas veces.

Ellie ha estado enamorada de Adam desde que era una adolescente, todos sus sueños románticos giraban en torno al mejor amigo de su hermano mayor, Braden. Somos testigos de cómo Ellie pasa de una adoración infantil a un amor adolescente y de ahí a algo más profundo, más duradero y en su caso más doloroso. Adam es un mujeriego, no le faltan mujeres y no le importa intercambiar novias con Braden. Para él Ellie siempre será la hermana pequeña de Braden, hasta que Ellie crezca y empieza a verla con otros ojos, aunque su mente se niegue a caer en la tentación. Porque eso es Ellie para Adam, la mayor tentación de su vida. Pero no me ha gustado cómo decide enfrentar el personaje esa atracción, no me ha parecido una relación sana y las razones que da no me han terminado de convencer.

Tras varios encontronazos a lo largo de los años, pasión contenida y sentimientos a flor de piel, parece que la no relación entre Adam y Ellie está condenada a no producirse, pero una noticia fatal lo cambiará todo.

Lo cierto es que no se puede contar mucho más del argumento, aunque lo destripa la propia sinopsis de la novela la verdad. Hubiera preferido que no explicaran tanto, pero bueno.

Como ya he dicho antes Adam me ha parecido demasiado testarudo en algunos momentos y yo le habría tirado algo a la cabeza. Esa actitud de no puedo tenerte pero que no te tenga nadie más no me ha gustado en una ocasión muy concreta, pero luego el personaje se redime y menos mal, pero me habría gustado mucho más ese personaje si su actitud no hubiera sido diferente en algunos momentos.

El resto de personajes me han gustado, desde la madre y el padrastro de Ellie, pasando por sus hermanas y acabando con los protagonistas de la novela anterior, Calle Dublín. Ahora me ha picado la curiosidad por descubrir la historia de Braden y Jo.

No es un novelón y la autora sabe tocar un tema muy delicado de forma adecuada para la historia. Como es una historia corta tampoco se puede desarrollar mucho más, pero la verdad es que tampoco le hace falta. Es una novela buena tal y com está. Una historia que se lee muy rápido por su número de hojas pero que te mantiene pegado a ellas desde el principio.

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