Lavyrle Spencer - Juegos de azar

Valoración:

Crítica realizada por Azalea

A veces sucede que cuando se lee un libro no se es consciente de su verdadero valor y es, cuando se lee de nuevo, cuando se aprecia en todo su conjunto, cuando se observan los detalles y te das cuenta de cuan perfecto es. Este no suele ser mi caso ya que habitualmente me quedo con las primeras impresiones, valiéndome de ellas para valorar un libro. Debo reconocer que la primera lectura de Juegos de Azar me gustó, pero esta segunda me ha cautivado, me ha mostrado un compendio de emociones, me ha transmitido sentimientos y me ha recordado porque amo tanto este género. Para mi es una joya, uno de esos libros que ya no se escriben....

Agatha es una mujer solitaria de 35 años dueña de una sombrerería en el pequeño pueblo de Proffitt. La vida no se ha portado muy bien con ella arrastrando una cojera desde los 9 años que le dificulta terriblemente. Se tiene por una persona pulcra, recta de gran moralidad y convicciones espirituales que de cierta forma dan sentido a su vida, además de su labor como costurera. Su vida hasta la fecha siempre ha sido tranquila, caracterizada por la soledad y por la ausencia de altibajos, hasta que de pronto se instala en el edificio de enfrente Scott Gandy y su trouppe, o lo que es lo mismo, una taberna ruidosa por donde circula el alcohol y el juego a raudales....Sus fuertes creencias y valores éticos la llevan a liderar la delegación del Movimiento Nacional de Mueres Cristianas por la Templanza, tratando de llegar por medios pacíficos a los habitantes para lograr en éstos un compromiso de abstinencia.

Las cosas entre ellos no pueden comenzar peor, ambos se encaran fuertemente frente a sus respectivos negocios, estableciendo un duelo de titanes en el que ninguno de los dos se muestra dispuesto a ceder, si bien la fuerza y osadía de Scotty le hacen vencedor del primer asalto –con la correspondiente humillación por parte de Agatha-. A partir de este momento entre ellos se desencadena una competitividad en lo relativo a la continuidad de la taberna, si bien esta competencia siempre será en tono sosegado, tratando de superarse mutuamente.

Por otro lado el constante afán de innovación por parte de Scotty le lleva a solicitar de forma confidencial la ayuda de Agatha, apelando en todo momento a la libre empresa, indicándole que debido a la ubicación de la taberna su negocio no fructifera y que él pagaría buenos salarios por sus servicios... De esta forma nace entre ellos un compañerismo y se va tornando a una amistad nacida de la soledad y de la necesidad de contar con alguien que escuche sus palabras.

De nuevo la sra. Spencer presenta una historia sencilla, una historia trazada por los personajes: una remilgada solterona en defensa de la virtud frente a un apuesto empresario que se lucra de aquello por que lo que ella lucha. ¿Cómo dos personas tan dispares pueden llegar a sentirse tan unidas? La respuesta está en la delicada narración, en el afán por el detalle y en la forma en la que esta mujer dibuja los sentimientos como elementos tangibles.

Muestra personajes muy reales con grandes miedos y frustraciones mostrando los pequeños anhelos que les permiten seguir viviendo...Agatha es una mujer que destila soledad, se ha criado prácticamente sola, desconoce lo que es la amistad entre iguales, envidia terriblemente la compañía de los otros y por encima de todo desea tener sus extremidades sanas para poder nadar o bailar... Scott por su parte es un hombre endurecido por la vida que marcado por un terrible suceso decide vagar en busca de distracción, ganándose la vida de la mejor forma posible, tratando de olvidar un pasado que le hace daño y perdiendo cualquier posibilidad de volver a ser feliz.

Les secundarios son maravillosos sin embargo sería muy complicado hablar pormenorizadamente de cada uno de los personajes que conforman esta historia porque todos tienen algo, no se trata de meros actores que forman parte del escenario sino de personajes reales con matices variados y con una buena carga emocional.

Por un lado está el pequeño Willy que a sus 5 años ya conoce los efectos desagradables del alcohol y que pese a ello muestra su candidez e inocencia robando el corazón de todos lo que conoce o cómo no hablar de la entrañable Violet, la compañera de Agatha en la sombrerería, quien a los 63 años, suspira como una joven enamorada de Scotty , y ¿qué decir de las tres joyas? Jubilee, Pearl y Ruby, quienes desprenden vida y entusiasmo pese haber contado con mucha suerte en sus propias vidas.

Lo mágico de Juegos de Azar es el realismo y la profundidad con la que aborda los temas, dándonos en todo momento una de cal y una de arena, mostrando aspectos que conllevan emociones contradictorias. Nos habla de un sociedad donde impera el alcohol y de sus consecuencias, si bien nos muestra lo nefasto de los radicalismos, y de las hipocresías...Ambos defienden puntos totalmente divergentes, donde la victoria de uno conlleva la derrota del otro y donde pese a todo de forma gradual ambos van dejando caer todos sus prejuicios y se van abriendo camino hacia un mundo

desconocido.

En mi opinión esta mujer tiene un don para transmitir emociones, es capaz de transformar las palabras en sentimientos, consiguiendo ese nudo en la garganta, haciéndote partícipe de la soledad de Ágatha y de la frustación de Scott. Dibujando una historia de amor sencilla en la que no existen flechazos, ni encantamientos amorosos, ni grandes pasiones, sino amores pausados que nacen de la necesidad, del cariño y del día a día. Muestra una relación nacida del respecto y la admiración mutua, de la comprensión...

LaVyrle Spencer tiene un estilo peculiar, profundizando más en la forma que en el fin, mostrando la complejidad de las relaciones humanas y saliéndose del estereotipo de la novela romántica. Como he dicho para mí este libro es una pieza de colección y como tal debe ser valorado.


Crítica realizada por Mariam


Agatha Downing es una joven sombrerera cuya vida no puede describirse de otro modo que solitaria. Desde muy niña quedó coja a consecuencia de una caída por las escaleras. En la actualidad no le queda ningún familiar vivo; su existencia es gris y vacía.
Regenta una pequeña sombrerería en Kansas y vive en un apartamento, situado encima de ésta. Desde su humilde tienda ha visto pasar la vida sin lograr ninguno de sus sueños y, aunque aún es joven, se siente una anciana atrapada en un cuerpo joven pero lisiado.

Cuando Scott Gandy compra la sala de juegos que colinda con su sombrerería, siente una inmediata animadversión hacia el hombre. Agatha odia el juego, el alcohol… los ve perniciosos para los hombres, tentándoles hacia la mala vida y cómo una fuente de desgracias y sufrimiento. Scott representa todo lo que aborrece por razones que no quiere desvelar ni compartir con nadie.

Casi sin percatarse se une a un grupo de mujeres que luchan porque Kansas sea declarado estado seco, aboliendo la venta de alcohol. Desde ese momento se declara una guerra entre el atractivo e irreverente Scott Gandy y la tímida y remilgada Agatha Downing.

No obstante, poco a poco va conociendo a su vecino y percatándose que es un hombre de contradicciones, o al menos no tan terrible como en un principio pensaba de él. Scott Gandy nació y se crió en el Sur, pero tras la guerra civil perdió a su familia. Incapaz de soportar la vida en su devastada plantación, se decantó por vivir despreocupadamente, sin ataduras ni responsabilidades. El juego se convirtió en su forma de vida y a lo largo de los años conoció a un grupo de personas con las que ha llegado a formar una familia adoptiva: exprostitutas, antiguos esclavos, un músico mudo…

A medida que va tratando con ellos, Agatha empieza a encariñarse y considerarlos sus amigos, y a notar cómo su presencia y su cercanía va acabando con su soledad; a la vez va tomando consciencia de que siente algo por Gandy que no logra controlar.
Cree que él nunca verá más allá de su aspecto remilgado y anodino, no será capaz de ver la mujer que se esconde debajo de sus ropas almidonadas y elegantes y pulcros vestidos. Sin olvidar que ambos batallan en bandos opuestos: para Scott Gandy el alcohol es una forma de vida, para Agatha la causa de su soledad.

La aparición de Willy, un pequeño huérfano, propicia que una relación casi familiar se establezca entre los tres. Ambos adultos se encariñan por el niño y velan por su bienestar. El roce del día a día despierta en ellos la certeza de que ninguno se corresponde con la primera imagen que se forjaron el uno del otro, y la sensación de que algo inesperado los une más allá del cariño hacia ese huérfano.

Enmarcado bajo la implantación de la Ley Seca, Juegos de azar es una novela de inconfundible tinte humano y social. Aborda no sólo una historia de amor, maravillosamente entrelazada con el resto de subtramas, sino una novela de inconfundible cariz social.

Ésta es la tercera novela que leo de esta autora, y si bien las anteriores me encantaron (no puede decir menos que eso) con Juegos de Azar no he podido dejar de constatar que Lavyrle Spencer es una narradora inigualable. Logra conjugar en las páginas de un libro infinidad de sentimientos y realidades, logra enlazar de un modo indescriptible la vida de los personajes que aparecen, como los hilos de un tapiz, que vas distinguiendo según lees.
No encuentro otro modo de describir la escritura de esta autora.

Indudablemente Juegos de azar es una novela que aborda una realidad histórica, y la autora logra retratarla magistralmente a través de los ojos de Scott y Agatha, situándolos en bandos opuestos, con sus convicciones y dudas, con virtudes y defectos.

Aunque había leído muchos comentarios positivos sobre este libro nunca me había atraído demasiado, tenía la concepción preconcebida de que me encontraría con una novela dramática y lacrimógena, la verdad es que es algo que he pensado durante mucho tiempo de los de esta autora. Pero he descubierto una historia sencillamente preciosa, humana y muy cercana, que si bien es cierto que tiene un trasfondo dramático, eso no lo hace menos romántica ni humana. Está muy equilibrado dando como resultado una novela que destila sensibilidad. Me he encontrado muchas veces con un nudo en la garganta a medida que leía, casi diría que sintiendo lo misma soledad de Agatha.

La ambientación me ha parecido minuciosamente descrita, tanto en los capítulos que transcurren en Kansas como los que tienen lugar en Misisipipi. Logras visualizar las calles, la triste y solitaria sombrerería, la bulliciosa sala de juego… ver la plantación de Waverley florecer y volver a la vida, los campos, casi oler las flores.
Ésta es una habilidad de esta autora que no deja de maravillarme, como transmite las emociones a través de cualquier detalle, no sólo las palabras utilizadas en los diálogos, sino los gestos, las miradas entre los personajes, la relación de estos con los lugares en que tiene lugar la acción. Es casi como si hablaran a través de ellos.

En cuanto a los personajes, todos, absolutamente todos, me han parecido reales y creíbles, como si se tratara de personas conocidas, cuyas historias pudieras constatar.
La relación entre Scott y Agatha, si bien en ocasiones me ha parecido un poco lenta, en el sentido de que sus silencios y la negación de sus sentimientos me exasperaban, es preciosa. Pero esa excesiva prudencia, esa lentitud en reconocer sus sentimientos también la dota de esa incertidumbre que te mantiene en vilo página tras página. La historia entre ellos me ha emocionado muchísimo. La evolución de sus sentimientos, la madurez con que los afrontan, el miedo con que los rechazan o el momento en que se reconocen a sí mismos la existencia de ellos, puedes señalarlos con nitidez por el modo en que quedan reflejados en las palabras.

El resto de historias secundarias me han gustado, aunque no tanto como la principal, pero es que ésta la encuentro muy difícil de eclipsar.

Al margen de Agatha y Scott, tengo que destacar el personaje de Willy porque confiere a la novela de mayor ternura si cabe. Los vínculos que van naciendo entre él y Agatha y Scott son conmovedores.
Creo que es un mérito muy grande lograr transmitir sentimientos como los que este niño despierta, dulzura, compasión, risa… sin resultar empalagosa. Pienso que están descritos en su justa medida, y esto es algo que no pensaba encontrar antes de leer la novela, razón por la que me ha costado tanto decidirme a leerla.

No me enrollo más, sólo añadir que en mi opinión Juegos de azar es una de ésas novelas para la que no parece pasar el tiempo. Merece leerla.

Valoración: Muy Buena


Crítica realizada por Irewen

¿Alguna vez os ha pasado que no queríais terminar un libro? ¿Que lo habéis alargado todo lo posible? A pesar de querer saber lo que ocurría, a pesar de desear zambullirme sin control en la historia que la pluma de Lavyrle Spencer había creado, intenté alargar la historia todo lo posible, haciendo algo que no suelo hacer: suministrarme las páginas del libro. Intentaba leer cada noche, en vez de ponerme por las tardes como suelo hacerlo, porque si hacía eso me hubiera durado un suspiro.

Lo primero que me llamó la atención fue la ambientación. Sitúa la historia alrededor de 1880 – realmente un par de años antes – en Kansas en mitad de la lucha por la Templanza. Hace un par de años en la carrera estudiamos los feminismos en el siglo XIX e inicios del XX, en Estados Unidos íntimamente relacionada con el tema de la “Temperance” o Templanza, la lucha contra el alcohol por parte de las mujeres porque lo consideraban un mal social que destrozaba hogares. Este tema está perfectamente reflejado en el libro, lo mismo que está perfectamente reflejado en el libro la moral propia de la época, la ropa que llevaban, el lenguaje y un largo etc. Ya lo sé, es un libro de ficción, pero reconozco que si hay algo que no me cuadra con una época, suelo mirar el libro mucho peor.

Los personajes son impresionantes. Desde Agatha hasta Scott Gandy, pasando por Willy, las mujeres que luchan por la templanza, Violet la ayudante de Agatha, los hombres de la taberna, las mujeres. Todos los personajes tienen su importancia, habiendo incluso una segunda historia de amor tan bonita o más que la principal donde el amor vence todas las barreras, incluso el silencio. Cada personaje está retratado, es cierto que Agatha, Scott y Willy están mucho más retratados que el resto al ser los incuestionables protagonistas, pero aun así todos los personajes tienen sus vidas, sus motivaciones, sus historias que poco a poco se van entrelazando con la de los protagonistas conformando un tapiz perfecto de vivencia y de personas.

La historia da miles de vueltas, te hace sonreír, te hace llorar, te hace frustrarte. En ocasiones te levantarías y darías un grito de frustración por ver lo que está ocurriendo. Lo que más me ha maravillado es que los personajes no son perfectos, Agatha tiene una cadera mal y eso es importante en una época y un lugar como el Oeste en el que estos rasgos no estaban bien vistos: se buscaba una mujer fuerte físicamente para traer al mundo hijos y poder arreglárselas si el hombre desaparecía. Agatha es una mujer independiente, fuerte, que tiene un negocio propio. Es considerada como una solterona en toda regla – ronda los 35 años -, pero es respetada por lo que es. Cristiana como no podía ser de otra manera, tiene una moral fuerte, estricta, que la exige actuar y muchas veces corregir a los que la rodean. Esto puede provocar que se la vea como una metomentodo y en ocasiones lo es. Agatha tiene una firme moral, sabe lo que es correcto, es incluso demasiado estricta, luchará por lo que es justo aunque eso pueda significar separarse de las personas que quiere, que aprecia, que han conformado su familia arrancándola de la soledad en la que estaba. Es un personaje cercano, un personaje tan real que uno puede imaginárselo por completo. Lo mismo ocurre con Scott: es misterioso, es astuto, es oscuro, es protector, está roto tanto o más que Agatha, es un hombre de negocios hecho y derecho que sabe perfectamente lo que tiene que hacer para que la taberna salga hacia delante y lo hará.

La historia continúa, es una historia en la que el amor no aparece de pronto, sino que se va fraguando con el tiempo, con pinceladas deliciosas que la hacen especial. Les une el amor por un muchacho de apenas cinco años, les hace sentirse bien. Les proporciona a ambos una guía, un sustento para poder seguir hacia delante, para mirar más allá de sí mismos, es el equilibrio entre los dos y un desencadenante en sí mismo.

Lavyrle Spencer con toda la naturalidad del mundo te adentra en la vida cotidiana de estas personas del final del siglo XIX, con sus problemas, con sus deseos, con sus anhelos, con sus miedos. Consigue hacerte partícipe con facilidad, pronto te sientes conectada con la protagonista – aunque en ocasiones grites de frustración aunque la entiendas -, te vas enamorando poco a poco del protagonista y adoras a cada uno de los personajes secundarios. Deseas pasarte las horas en su mundo, deslizándote por las páginas del libro.

Incluso cuando parece que no ocurre nada, sucede. Incluso cuando piensas que no va a pasar nada más, que está todo arreglado, da un giro repentino. Incluso cuando sabes qué va a terminar sucediendo, que lo intuyes, ocurre algo que te rompe los esquemas. Es una historia de amor, es cierto, pero con todos los matices posibles que se pueden darla, porque es una historia también de una época, es una historia de unas vidas, es una historia de unas personas, es la historia de la cotidianidad.

Es una historia mágica y especial, muchas veces con sus peligros, otras veces con sus anhelos. Recomendada para todas aquellas personas que disfruten con una buena y bonita historia de amor, donde se va fraguando día a día y que tendrá que luchar contra todos los obstáculos, muchas veces creados por los propios protagonistas.

Es mi primera historia de Lavyrle y le tengo que poner sin dudarlo un 5/5. Impresionante, preciosa y llega directamente al corazón. 


Crítica realizada por Dougles

Cada vez que leo un libro de esta autora, se me pone la piel de gallina y un nudo en la garganta, no sé como lo hace pero me siento parte de la historia, me veo mirando por la ventana de la sombrería viendo pasar la vida, siento la soledad y el silencio, el ansia por poder hacer algo tan normal como bailar y la esperanza brillando y esperándome.

Este libro es una historia bien sencilla, narra la vida de una mujer joven Agatha que regenta una sombrería y parece resignada a su vida. Luego aparece Scott justo al lado, abre una taberna con su consecuente ruido y jaleos, junto a él vienen tres chicas y tres chicos de diferentes razas y estractos sociales a los que ha ido recogiendo con el tiempo, son algo así como su familia. Y entonces la recta y honorable sombrerera se da cuenta de lo sola que está y ha estado toda la vida, de lo gris que es su existencia y de que anhela con toda su vida el contacto con la gente aunque sea gente no sea muy recomendable. Como se va fraguando esa historia de amor entre Agatha y Scott y como poco a poco va saliendo cada uno de su caparazón es de lo que trata el libro.

No hace falta malo malísimos, ni tramas imposibles y muy elaboradas, ni giros inesperados para darle forma a la novela, no, con describir de manera magistral como va discurriendo sus vidas, como conocerse les hace ver la vida desde otro punto distinto, descubrir los anhelos mas ocultos que no se atrevían a decirse ni a sí mismos y soñar con un futuro mejor y compartido juntos.

Scott es un personaje que se nos presenta duro, oscuro y hombre de negocios pero poco a poco vas viendo detalles de su gran corazón, como se disculpa con Agatha, como se involucra con Willy (menudo angel) , como cuida de sus chicas y como a pesar de todo lo que hace Agatha por cerrarle el negocio sabe ver y entender sus razones.

La aparición de Willy le da un toque tierno a la historia, es un niño despierto y listo que a pesar de todo lo que ha sufrido sabe adaptarse completamente a su nueva vida y hacerse querer por todos.
Los secundarios son varios y variopintos pero me han gustado mucho porque refleja muy bien la sociedad en esa época y la historia de amor entre Marcus y Jube es muy bonita y le pone un broche precioso a este libro.

Ha quedado claro que nadie como L. Spencer para contar historias y sentimientos, para narrar una época concreta y una vida de forma magistral y transportarte a es historia y vivirla como tuya.

Os la recomiendo.

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