Mary Balogh - Ligeramente peligroso

Valoración:

Crítica realizada por Mencía

Sinopsis:

Son tan radicalmente distintos, se detestan hasta tal punto, ¡que están inevitablemente condenados a enamorarse!

El inflexible y altivo Wulfric, duque de Bewcastle, se siente solo en su propiedad, convertida en una fortaleza inexpugnable donde solo tenían cabida los otros Bedwyn, sus queridos hermanos. Pero ahora ya están todos casados, y la casa está triste. Quizá por eso decide aceptar pasar unos días con unos conocidos, donde coincidirá con Christine Derrick, el reverso de su moneda: es desconcertante, irrespetuosa, plebeya, no se deja impresionar por él, ¡he incluso ha osado rechazarlo!

Opinión:

 Vaya por delante que esta autora no goza con mi beneplácito, lo que no quiere decir que en este caso no haya acertado con mis gustos personales. Cuando comencé esta serie al primer libro me planté, pero ese duque, monóculo en mano, me cautivó. Sabía que sería el último en llegar y esperé pacientemente. Dicen que “ nunca es tarde si la dicha es buena” y aquí se cumplió, porque vaya si mereció la pena la espera.
 El argumento es tan sencillo como los encuentros y desencuentros de una pareja. Hasta ahí podría parecer que estamos ante “otra más de Regencia”. Pero como en muchos casos ocurre una “misma” sinopsis no tiene porque resumir el mismo libro. ¿ Y donde radica entonces la diferencia?
   En este caso, sin duda, en sus protagonistas.

Creo que si alguien puede representar, con todos los honores, al prototipo de noble de la época, es Wulfric Bedwyn, duque de Bewcastle.
 Tan estirado como para pensar que es de madera, tan despectivo como para desearle una urticaria severa, tan elitista, chulo, snob, prepotente y cínico, como para querer negar su existencia. Es un  aristócrata odioso, con un físico atractivo, y con el único pensamiento de que si amanece cada día es gracias a él. No redime a nadie, no siente empatía, no sabe que es una emoción. El deber, la exasperación y el rechazo son sus máximas. Caso típico de “mirlo blanco” al que a todas nos encantaría desplumar.  
   Pero ¿acaso no pensaba Lizzy Bennet lo mismito de su MR Darcy? Pues ahí está la piedra angular que me ha hecho devorar sus páginas. Salvando las distancias Wulfric es Mr Darcy llevado al extremo, y saber que había de caer, me resultó tan adictivo como gratificante.

En mi humilde opinión esta obra es un remake de Orgullo y prejuicio. En este caso lizzy atiende al nombre de Christine y carga con un pasado que solventar. Al igual que la Stra Bennet sabe buscar el bien en el mal que le pueda llegar, y esgrime las mismas armas: fortaleza de espíritu, sencillez, risas, sinceridad y un corazón generoso. Reflexiva y convencida, nuestra protagonista también rechazará una proposición matrimonial, con un hombre que por mucho duque que sea, carece de sentimientos. Wulfric no le gusta, aunque sienta curiosidad y atracción por él - desprecia  sus formas, sus ofertas y la forma en que las plantea-.  
   No es que nuestro duque lo tenga mejor, por el contrario, está convencido de que Christine es totalmente inadecuada, por muchas y muy variadas razones. Pero al igual que J. Austen, Mary Balogh se decanta por dejar en manos del protagonista masculino, la ardua labor de convencer a la reticente dama de la veracidad y el valor de sus sentimientos.
Eso sí, en esta obra el duque es del tipo: “genio y figura hasta la sepultura”, con lo que no esperéis que se os descubra hasta los últimos capítulos. Y aun allí, se mantendrá fiel a su papel, ya que apenas desvela al ser humano que se esconde debajo de su impertinente monóculo, y advierte sinceramente que su personalidad ducal, forjada tras una estricta educación, no exenta de sacrificio y dolor, prevalecerá por siempre en él. Wulfric y el duque de Bewcastle son inseparables: lo tomas o lo dejas.

Ligeramente peligroso es una novela atípica en la concepción de su protagonista masculino, y su compañera puede resultar, en algunos momentos, excesiva en sus descalabros. No encontrareis un torrente de pasión, aunque no le falta un puntito de arrebato, y  las emociones hay que buscarlas en pensamientos enfrentados, que nos harán sentirnos complices de la verdad que esconden.
Con todo, esta novela contiene el encanto de la conquista y rendición que a todos nos llega, la intriga de la caída, y la creencia de que es el amor la fuerza que ha movido el mundo desde el principio de los tiempos.  
Disfruté muchisimo de su lectura y sé que alguna vez volveré a visitar a este orgulloso duque ( si me lo permite su ilustrísima, claro está...) 

 

Crítica realizada por Lady Macbeth

Yo, soy una fiel seguidora y admiradora de la señora Mary Balogh, todo lo que he leído de ella siempre me ha gustado, pero cuando descubrí la familia Bedwyn, creo que me convertí en fiel devota de la Balogh.

Realmente tenía unas ganas tremendas de ver como se desarrollaba un libro en el que el protagonista era nada más y nada menos que el Duque de Bewcastle. Y me tenía intrigada porque pienso que no era fácil escribir sobre los sentimientos de semejante personaje, más frío que un témpano de hielo, el súmun de lo elitista y, pos supuesto, esa mirada a través del monóculo que te deja seco ahí donde estás. Y una vez más la Balogh no me ha decepcionado, aunque sí es cierto que quizás esperaba algo.... más?. Una cosa está clara, por el carácter y la personalidad del duque, tampoco se podía hacer un libro en el que a la primera de cambio él se derritiera por los huesos de la prota, y en ese aspecto me ha gustado que la autora fuera coherente con el personaje hasta casi el final, en el que deja entrever un poco que el Duque es más que un snob, pedante que mira el mundo a través de su monóculo (por cierto, que buena la escena en el baile, cuando es Christine la que le mira a el con el monóculo y el se queda petrificado). Es precisamente el carácter del duque  lo que quizás ha hecho que la historia de amor no se vea tan romántica y apasionada como las de sus hermanos. Pero sí que son de valorar los momentos en los que el trata de expresar sus sentimientos, sin mucho éxito, dicho sea de paso...
El toque de humor, diversión y locura, lo da, sin duda, Christine, una digna adversaria del duque.

Bueno, en resumen y para no alargarme más, me ha gustado y creo que es un digno final a la saga de la familia Bedwyn, aunque es posible que no a todas les guste debido al duque... claro está!!

 

Crítica realizada por LadyAlana

Este libro me ha dejado literalmente “sin palabras”. Para mí es y será uno de esos libros imprescindibles de leer.

Comentaros que estaba deseando leer la historia de Wulfric Bedwyn desde que apareció en una escena de “Ligeramente escandaloso”. Mary Balogh consiguió que este personaje me fascinara en tan solo un par de escenas.

Desde la primera página la autora nos sumerge en la vida de Christine Derrick, una mujer viuda de un hermano de un vizconde que tras saborear las mieles y las desventuras de la alta sociedad londinense vive en un pueblo pequeño con su madre y hermana. Christine es una mujer perfectamente integrada en ese pequeño pueblo donde disfruta ayudando a sus vecinos, dando clases a los niños o acompañanando a los ancianos. Christine es una mujer hecha a sí misma, que a lo largo de la novela nos demuestra que para ella lo más importante es su moral y sus convicciones sin importarle lo que puedan pensar los demás de ella aunque es más que consciente de “su falta de modales” y de sus meteduras de pata.

Buff! Hablar de Wulfric Bedwyn me resulta complicado. Para mí, uno de los mejores personajes masculinos con los que me he topado en las novelas románticas. La autora me lo ha descrito de tal manera que lo he encontrado extremadamente atractivo, sensible, frio, arrogante pero para mí encantador. El duque de Bewcastle es un misterio en todos los sentidos para todo el mundo y sigue siendo así hasta el final de la novela excepto con Christine. Este último punto me ha parecido de lo más coherente porque un gran duque nunca debe fallar a la educación recibida ni a su papel en la sociedad.

Este libro tiene toques de “Orgullo y prejuicio” y en ocasiones encontramos más de una similitud con mi obra favorita de Jane Austen. La relación entre los personajes se va forjando a través de una serie de encuentros fortuitos o no, de unas miradas cruzadas que son constantes a lo largo de la novela y de unos diálogos que son tan expresivos que no necesitas de nada más para saber e intuir los sentimientos de ambos protagonistas.

Por último mencionar que tanto la ambientación como los personajes secundarios me han parecido buenos sin caer en el abuso de ambas lo que hace de la lectura del libro aún más agradable si cabe.

Punto fuerte: toda la novela, no podría destacar nada en concreto

Punto débil: no se lo he encontrado

Curiosidad: En aquellos tiempos no podías invitar a una familia de una mujer a tu casa si no estabas comprometida con ella.

Valoración: 5 de 5 o 10 de 10 como prefiráis.

 

Crítica realizada por Virginia

Despues de leerme Ligeramente escandaloso, que me pareció del montón, simplón y algo flojito, leí en las críticas que sin duda el mejor de la serie era Ligeramente peligroso, con diferencia, para la mayoria de las que dejaban su opinión, y yo dije: bueno, pues si es el mejor y el personaje de él ya me resulto atractivo en el libro anterior pues seguro que me gusta más... y ahi es cuando viene mi gran desilusión:

Me ha parecido aburrido, cosa que llevaba bastante tiempo sin pasarme, me gustaba o no, pero el estar leyendo y estar a punto de dejarlo por plasta...llevaba mucho sin encontrarme con un libro que me provocara eso, la verdad.

El personaje de el, fascinante, sin duda, mucho mejor todavia de lo que esperaba, pero ella...¿se puede ser más tonta, infantil, y ridícula? ahora si, ahora no, ahora si, ahora otra vez no por que eres un hombre sin corazón y no te gustan los niños...mira que explicación tan madura. Leyendo el libro llegué incluso a la vergüenza ajena con la protagonista, vamos ni en cien años que viviera podría creerme que un hombre tan inteligente, responsable, maduro, serio hasta lo indecible, etc... pueda enamorarse de alguien tan simplón.

No son complementarios, son excluyentes!!!!una cosa es la teoría de los polos opuestos y otra muy distinta este esperpento...parecía broma, la verdad. Ella sería el contrapunto de él con ser alegre, divertida, descarada, pero no hacía falta estar continuamente cayendo en el infantilismo para que vieramos lo alegre que es, que ni yo viviendo en la sociedad que vivimos y siendo más joven que ella hago tanto el tonto por favor, que hay que tener en cuenta en la epoca que supuestamente refleja el libro: ¿una mujer de la alta sociedad subida a un arbol delante de todo el mundo y cayendose a cada paso? la mujer de los sueños de cualquier duque, sin duda.

Y para eso cuando tenian algún enfrentamiento dialectico, ¡que conjunto de sinsentidos!, él le decía cualquier cosa y ella salía por peteneras con unos argumentos absurdos, nada de tensión sexual ni diálogos inteligentes y mordaces (algo totalmente imposible con una protagonista con una edad mental de 13 años recien cumplidos)

Asi que para mi un libro malo, con una de las peores protagonistas que me he encontrado en la vida, sin ningún sobresalto, solo dandole vueltas a ver si ella era capaz de decidir algo y no cambiar de opinión a la página siguiente, es más, estoy pensando y en lo que se refiere a histórica para mi es el peor personaje femenino protagonista.

Otra cosa, creo haber leido que a alguna forera le recordaba a Orgullo y prejuicio, creo entender el simil en el personaje de él muy parecido y con grandes tintes de Sr. Darcy, pero claro en esa gran novela nos encontrabamos con una protagonista femenina increible como era Elisabeth y en esta novela nos encontramos, sin embargo, con un capitulo de pipi calzaslargas.

 

Crítica realizada por Noabel

Tengo la misma sensación que cuando ves una película europea o japonesa y luego ves la versión americana. Sí, ha sido como leer el remake de Orgullo y prejuicio.

El perfil de los personajes es calcado. Baste decir que cuentan que él con su presencia es capaz de hacer descender varios grados la temperatura de una sala, y que ella es capaz de caminar una larga distancia y llegar con el bajo de la falda lleno de barro.

Pero es que además, vas leyendo y encontrando situaciones que recuerdan demasiado a la novela de Austen; declaraciones en contra de la razón, rechazos por orgullo, intentos de demostrar que se tiene un corazoncito, deslumbramientos cuando se aprecia la propiedad de la que una podría ser dueña, y un interminable etc.

Aunque para ser totalmente honesta diré que a partir del capítulo quince, la cosa empieza a cambiar y toma una dirección distinta. Ya sea por la participación de los niños o de tanto hermano, o por la acertada solución de Balogh a los problemas del pasado de Christine.

De cualquier forma termina convenciendo y gustando. Lástima tanta sensación de déjà vu al principio de la novela.

Le doy un 4,5 sobre 5.

 

Crítica realizada por Mc2

En este octavo libro de la serie Bedwyn tenemos como protagonistas al rico, poderoso, influyente y extremadamente serio duque de Bewcastle y a la alegre y comprometida viuda Christine Derrick.

Christine Merrick se llevaba extremadamente bien con su querida amiga Melanie, lady Renable; pero le era extremadamente difícil darle un no por respuesta a sus continuas peticiones. Ahora, lo que menos le apetecía, era acudir a su fiesta campestre. Y mucho menos tras enterarse de que el invitado masculino que quedaba por cuadrar era el arrogante Wulfric Bedwyn, un hombre al que no conocía nada más que de oídas pero con el que no deseaba establecer ningún tipo de conversación.

Con todos sus hermanos casados, Wulfric encontraba sus posesiones extremadamente vacías. Pensando que la fiesta de lady Renable podría ser una reunión de eruditos había decidido acudir a la fiesta campestre; algo que no solía hacer nunca. Pero su llegada deja de ser tranquila cuando, debido al afán curioso de Christine, termina con un poco de limonada sobre su ojo. A partir de entonces se sucederán los encontronazos entre ambos. A lo que se une el bocado tan apetecible que supone un duque entre tantas féminas solteras y que le lleva a participar, sin quererlo, en una apuesta sobre quien es capaz de charlar durante sesenta minutos con el duque sin morir de aburrimiento.

Me ha encantado la novela. No había podido disfrutar de ninguno de los libros que componen esta serie y no he podido dejar de leer hasta terminarlo. Lástima que no me hubiera decidido antes por los Bedwyn. Si todos los hermanos son iguales seguro que la serie no tiene desperdicio.

Christine es una dama que ha podido mejorar de situación social gracias a un matrimonio que no resultó como esperaba. Carece de los rígidos modales de la alta sociedad, se ríe sin disimulo, es poco refinada, dada a ir desaliñada (aunque tampoco es que tenga mucha ropa que le permita ir a la moda), es capaz de trepar a los árboles... Todo lo que parece llamar la atención de un duque demasiado serio, que se vio sometido a una rígida educación. A través de su casi permanente monóculo, tiene hasta ocho, Wulfric no puede evitar fijarse en esa viuda que irradia jovialidad y vitalidad y que atrae, sin quererlo, a otros caballeros.

Valoración: muy buena.

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