Saray García - Estamos hechos de polvo de estrellas

Crítica realizada por Maribel Moreno

Libro 1 de la serie Cicatrices

"En ocasiones, hasta la más dulce de las sonrisas esconde heridas que no han logrado sanar.

Alex intenta construir una nueva vida dejando atrás un pasado al que le duele regresar. Mientras huye de una parte de él, elevando muros a su alrededor para protegerse de repetir viejos errores, se aferra a la otra como el salvavidas que fue por años.

No tardará en comprender que, a veces, la única razón por la que levantamos barreras es para esperar que alguien tenga el valor de derribarlas, de empujarnos a confiar, haciendo que los miedos y las inseguridades acaben cayendo con ellas.

Pero cuando todo parece por fin encajar, los fantasmas que creía enterrados reaparecerán poniendo en peligro todo lo que siempre deseó y haciendo más reales que nunca cada una de sus cicatrices."

Hace ya algunos meses que compré este libro porque todas las opiniones que veía eran buenas, por una cosa o por otra estaba esperando su turno en mi estantería junto a otros tantos, y yo sin saber lo que me estaba perdiendo, porque me ha parecido una maravilla de historia, vamos, que ya me declaro seguidora oficial de la autora.

Este es el inicio de una serie que la autora ha denominado Cicatrices, lo que nos adelanta un poco de que van a ir estas historias.

Alex, la protagonista femenina de esta historia, es una joven cuyos padres no han ejercido nunca como tal, ella solo ha tenido el cariño de su abuela, que ahora tampoco está ya con ella. Esta situación con su familia la ha dejado marcada e insegura, porque además entregó su amor a una persona que también acabó traicionándola. Su trabajo de enfermera y su amigo Chema son lo que la sostienen día a día.

Ahora se ha mudado a un apartamento donde conoce a Gael, un joven que lleva escrito en la piel que es problemático y que tampoco está en su mejor momento, pero Alex iniciará con él una amistad, que ayudará mucho al joven. Aunque el problema vendrá cuando conozca al mayor de los hermanos, su vecino, al fin y al cabo.

Enzo es en apariencia un chico malote, grande, lleno de tatuajes y con barba, pero nada más lejos de la realidad, porque es un hombre muy protector de los suyos y tiene un corazón enorme. Ahora tiene a su hermano Gael casi viviendo con él, y aunque el joven no se abre mucho a él, confía plenamente y lo admira.

Así que cuando Enzo vuelve de viaje y se encuentra a su hermano riendo con una joven guapísima, Enzo no puede más que alegrarse, pues se da cuenta de que ella le está haciendo mucho bien, pero cuando conoce un poco más a Alex, en lo único que piensa es que la quiere para él .

Alex y Enzo inician una relación como amigos, él le ayuda en las reformas de su casa, ella le decora la terraza y además es un buen apoyo para Gael, algo que Enzo agradece muchísimo, pero poco a poco las miradas, los roces, el estar deseando que llegue el momento de verse, va dando paso a una bonita y gran historia de amor.

Decir que me ha gustado es quedarme corta, es de esas novelas que seguro releeré más de una vez, porque no solo la historia tan bonita y romántica, si no por esos personajes que me han enamorado completamente.

Porque tanto Alex como Enzo como Gael son personajes que llegan muy hondo. Alex es una joven marcada por las cicatrices de saber que no le importa nada a sus padres, por más que lo ha intentado nunca ha sido suficiente para ellos, pero se enamoró y fue feliz, hasta que la otra persona se convirtió en alguien diferente, a la que también dejó de importar. Su único apoyo fue siempre su abuela, la mujer que siempre estuvo por ella y le dio todo el cariño que fue capaz.

Así que cuando conoce a Enzo sus barreras están alzadas, no quiere sufrir más, pero él se encargará con sus acciones de ir derribándolas una a una, haciéndola sentir segura y querida.

Enzo es un amor, se hace querer desde que sale en escena. Es un hombre que siempre piensa en proteger a los suyos, siempre está ahí para ellos, y aunque con Gael le está costando, Enzo tiene una paciencia increíble y destila amor por todos los poros de su cuerpo.

Como secundarios está claro que la estrella es Gael, un joven que está pagando por sus imprudencias, está pasando una mala etapa hasta que conoce a Alex y se va abriendo a ella poco a poco. Me ha encantado como madura a lo largo de la novela y espero que la autora no tarde en traernos su historia.

Pero también hay otros personajes importantes como son Chema, el amigo de Alex, simpático, abierto, protector y cariñoso, O Cooper el amigo de Enzo que también nos hace pasar buenos momentos, y que también me gustaría que tuviera su propia historia. Jules, la madre de Enzo y Gael, pero también hay algunos personajes a los que no puedes más que odiar.

La forma de escribir de la autora me ha gustado mucho, sencilla, natural, fresca, pero sobre todo que te hace formar parte de los personajes, que sientes como ellos, ríes y lloras con ellos, además va dando giros argumentales que hacen que no quieras soltar la novela para nada.

La narración es en primera persona desde los puntos de vista de ambos protagonistas, también algunos capítulos en los que conoceremos el pasado de Alex a través de sus recuerdos.

Estamos hechos de polvo de estrellas es una historia maravillosa, dulce, romántica, aunque también tiene momentos duros que nos hacen sufrir, una trama que va dando giros y la hace completamente adictiva, y sobre todo unos personajes muy bien construidos, a los que no puedes más que adorar. Me quito el sombrero ante esta autora.