Rosemary Rogers - Tiempo de traiciones

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Crítica realizada por Mary Jo

Talia Dobson es una muchacha tímida, más proclive a pasar desapercibida en los rincones de un salón de baile que a lucirse, bailar y coquetear. Pero es que Talia no es aceptada entre la alta sociedad, cuyos miembros la consideran a ella y a su padre como unos arribistas. Silas Dobson, es el hijo menor de un carnicero, que ha luchado duramente por hacerse un lugar entre los poderosos, sin embargo no tarda en darse cuenta que toda su fortuna no le abre las puertas de las grandes mansiones de Myfair. Silas solo conoce el poder que el dinero suele dar, y es con dinero, con poder, como compra las invitaciones de la nobleza para que su hija sea admitida en sus fiestas y bailes. Silas Dobson está ciego a todo lo que no sea sus ansias de prosperar, y no duda en coaccionar e incluso humillar a su hija hasta el punto de comprarle un prometido.

Si no fuera suficiente para Talia las humillaciones a que la someten los miembros de la sociedad, que han dado en llamarla la pavisosa Dobson, también tiene que sufrir la humillación de ser abandonada en el altar, cuando el día que debería ser el más feliz de su vida, su prometido huye despavorido e incluso cruza el canal de la Mancha hasta Calais, Francia.

Pero lo peor está por llegar. Decidido a conseguir un título nobiliario de cualquiera de las maneras, Dobson se presenta ante el hermano mayor de Harry Richardson, el prometido desaparecido, para chantajearlo, a fin de sustituir un hermano por otro, como esposo de su hija.

Gabriel Richardson, conde de Ashcombe, es un hombre frío, arrogante, el cual se ha mantenido alejado de los salones de alta sociedad durante los últimos tiempos. Cansado de las locuras y desplantes de su hermano menor, al que considera demasiado mimado y protegido por la condesa viuda, acepta cumplir la palabra de compromiso dada por Harry, para de esta manera evitar el escándalo al que su familia se vería sometida. Sin embargo, aunque se vea obligado al matrimonio, este se llevara a cabo según sus reglas, de ninguna de las maneras piensa consentir, que Dobson ni su hija, a la que considera una mujer manipuladora y de dudosa moral, dirijan su vida ni su fortuna.

El primer encuentro de ambos no será como ninguno de los dos esperaba. Gabriel no encuentra una mujer sofisticada, triunfante al haber conseguido un conde en matrimonio, en vez de un simple caballero. Es una muchacha un tanto apocada y tímida, pero desde el primer momento él no quiere escucharla y se auto convence de que ella está fingiendo.

Para Talia la humillación es doble. Siempre se ha sentido atraída por el conde Ashcombe, aunque no tiene nada que ver con el título sino con su apostura masculina. La brusquedad con que es tratada, la boda prácticamente secreta a la que es obligada, sin que nadie ni siquiera su padre tenga permiso de asistir, únicamente unos criados a modo de testigos, y la peor de las consecuencias, será exiliada a una de las remotas propiedades del conde al día siguiente de la boda.

A pesar del enfado y la rabia por su supuesto matrimonio forzado, Gabriel no puede dejar de pensar en la que ahora es su esposa, siente un intenso deseo por ella que no comprende. Por ello y a pesar de haber decido mantenerse alejado hasta que Talia abandone la ciudad, se encuentra encaminándose al dormitorio de su esposa decidido a tomar lo que por derecho ya le pertenece.

Al día siguiente y tras una noche de pasión sorprendente, Gabriel contempla como su esposa abandona Londres para irse a vivir al campo siguiendo sus órdenes. Un mes más tarde, Gabriel ya no puede negar los sentimientos que Talia le provoca, ni lo injustamente que ha sido tratada, tanto por él como por su padre, y por los miembros de alta sociedad. Sin embargo puede ser ya demasiado tarde para corregir errores, pues Talia ha desaparecido de su propiedad en el campo.

Si con lo que os he contado hasta ahora estáis tan intrigadas como yo lo estaba, entenderéis porque no pude soltar el libro una vez comencé a leerlo. Y más si os digo, que hay aventuras, espías franceses, pasadizos secretos, castillos perdidos en medio de la campiña, fugas, traiciones, amantes despechadas, disparos. ¿A qué ahora saldréis raudas a comprarlo?.

Es la primera vez que leo una novela de la autora Rosemary Rogers, y no me siento arrepentida de haberme arriesgado con una autora desconocida para mí. Ha sabido conjugar una historia de amor de segundas oportunidades, con la dosis justa de acción y aventuras para resultar entretenida, pero sin alejarnos de nuestro propósito, que es la de ver una romántica historia de amor y pasión.

Talia me parecido un poco pusilánime en un principio, pero la he visto crecer durante el desarrollo de la novela. De ratoncito tímido e invisible, he visto su evolución a leona fiera y de indescriptible atractivo. Alejada de las manipulaciones de su padre, y despechada por su marido, Talia toma las riendas de su vida con energía y valor.

Gabriel es el típico protagonista de novela romántica, con un gran atractivo físico, es un héroe arrogante y desapasionado, que una vez sufre la herida del amor, remueve cielo y tierra por amada, volviéndose posesivo y protector como a nosotras nos gusta.

He de mencionar a uno de los secundarios de esta novela que me han impactado. Nuestro malo malísimo, Jacques Gerard, espía a las órdenes de Napoleón y que no me ha resultado tan repelente como debería. Es uno de estos villanos que cuando los conoces y sabes lo que tuvo que padecer en su vida les coges cierto cariño. Tanto, me atrevería a decir, como para merecer su propia historia. Si la escritora tiene a bien escribirla, no dudo que sería bien recibida.

En fin, nos encontramos ante una historia sencilla de amor y aventuras, que si bien no será un bestseller sí es altamente recomendable para pasar una tarde divertida, muy adecuada a aquellas que les chiflan las novelas de espías como a mí.

Mi valoración: Buena

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