Pat Casalà - Rumbo a ninguna parte

Valoración:

Crítica realizada por Marta_11

Es la primera vez que leo algo de esta autora y no será la última. Pat Casalà tiene ese estilo que todos ansiamos poseer, consigue que un libro que supera con creces las quinientas páginas lo devoremos como si tan solo fueran cien.

Rumbo a ninguna parte es una novela realmente dura, no sé hasta dónde puedo contar así que voy a dejar muchas cosas en el aire para no spoilear. Digamos que hay cierta tendencia en el género New Adult a que algún protagonista haya pasado por una experiencia traumática, pues bien aquí debemos tener paciencia con Aurora porque aún está inmersa en su particular pesadilla.

El destino de Aurora vuelve a caer en manos de su progenitor, quien la obliga a trasladarse a Suiza. Allí estudiará y vivirá casi durante un año pero también deberá asistir a clases individuales y grupales con una psicóloga.

La joven busca no integrarse, no interacciona con el resto de alumnos e incluso es un poco borde. En los primeros capítulos pensaba que había que llamar al programa de 'Hermano mayor', la furia que la reconcome por dentro es devastadora aunque no amedranta a Bruno.

El protagonista tuvo una vida algo más sencilla, frente a la pasividad de sus padres y a la falta de cariño de éstos el joven se rebela metiéndose en bastantes líos. Las carreras ilegales es su forma de evadirse y su medio de vida. Cuando sus padres le obligan a marcharse a Suiza con su hermana pequeña no le hará mucha gracia, sus progenitores buscan aislarlo de ese grupo que lo contamina para conseguir centrarlo. Así que el muchacho deja atrás a su querida moto, a sus amigos y a su novia. Aunque pronto se olvidará de ellos.

En cuanto Bruno y Aurora se conocen saltan chispas. Cuanto más le rechaza ella, más se empecina él en querer conocerla. La chica no sabe qué decirle para alejarle y poco a poco acaba entrando en el juego. Las fantasías de Aurora por tener una vida normal duran poco, el pasado vuelve a por ella y su mayor pesadilla llama a su puerta.

Aquí es donde la novela creo que flojea, a ver cómo lo digo sin destripar la historia. Digamos que ese miedo que tiene Aurora a Darío y a Salvador aún perdura en el presente, porque ellos siguen queriendo hacerle daño. Pero creo que está demasiado forzado, quizás llevado al extremo.

Tampoco entiendo cómo algo tan importante, de vida o muerte, Bruno se lo toma tan a la ligera y no advierte a sus padres, confiando en alguien que apenas conoce. Sí que entiendo el planteamiento de la autora en cuanto a esto, pero no me logró convencer.

Otro punto que no me gustó fue el momento "desmayo" en el baño. Sé que estoy utilizando un eufemismo pero no quiero hacer spoiler, si habéis leído la novela sabéis a qué me refiero. Aurora tiene una crisis, acaba en el baño y luego en la enfermería. Me dio la sensación que algo tan serio queda en el aire y Bruno se preocupa hasta cierto punto pero luego queda en "borrón y cuenta nueva", una persona que ante situaciones extremas suele reaccionar así es preocupante y creo que era necesario ahondar más en el tema.

Siguiendo con las recomendaciones, me atrevo a incidir en la relación con los padres. Eché en falta más escenas entre Bruno-Emma y sus padres y también Aurora-María. En una historia tan progresiva tendrían que aparecer más los progenitores.

Dos cosas más que quiero matizar: el final y la caracterización de Bruno. Si la novela casi roza las seiscientas páginas ¿qué pasa por unas pocas más? Digamos que la historia es bastante progresiva y tras esa gran eclosión que hay en el final, como si se tratara de un géiser la autora nos cuenta el post-subidón en el epílogo. La relación entre Aurora y sus futuros suegros se condensa en un párrafo después de todo lo que pasó. ¿Algo más, no? ¡Una cena en condiciones! Dejando a un lado esto, en la escena clave del final me sorprendió muy mucho un personaje secundario, seguro que sabéis a quién me refiero. Un giro inesperado y fantástico. Una de cal y otra de arena.

Casi termino pero antes: caracterización de Bruno. Se nos presenta como el típico protagonista malote, malhablado, taciturno y borde ¡para nada! Es todo lo contrario: paciente, cariñoso y amable. Tiene una paciencia con Aurora que más quisiéramos muchos, porque la chica al principio me desesperó mucho -a pesar de la pena que me daba, desquiciaba un poco-. Es la viva imagen de un osito de peluche y la chicha sabe que no pudo tener más suerte por eso se sube por las paredes cada vez que piensa en perderlo. Pero ¡ay! Bruno me decepcionó después de una carrera de motos, vale que podemos exonerarlo de toda la culpa pero la romántica que todas llevamos dentro quisimos arrancarle los ojos -para luego ponérselos de nuevo-. Pero bueno, chico ¡que así no se arreglan las cosas! Así que de hombre perfecto pasa a ser "perfectamente imperfecto", todos tenemos fallos y él tendrá que buscar la fórmula mágica para que Aurora no lo aparte de su vida.

Rumbo hacia ninguna parte es una historia agridulce, con protagonistas que se alejan de los estereotipos de este género, es como si hubiera una inversión de papeles. Una relación que se cuece a fuego lento y una amenaza que les acecha en cada esquina. Aurora tendrá que aprender a confiar en otras personas porque esta vez no podrá superarlo sola. Os invito a esta especial de montaña rusa de emociones: en un momento estás con el corazón en un puño y en otro con sobredosis de azúcar -Bruno sabe cómo conquistar a una chica-. Una historia que no defraudará a los fieles de este género, espero que Pat Casalà siga escribiendo New Adult y que tengamos otra novela suya pronto.

Me ha llamado la atención que la historia estuviera contada por Aurora en primera persona y Bruno en tercera, buen manejo de las letras. En cada capítulo se alternan.

No puedo terminar la reseña sin hablar del marco, ¡qué decir! si nos vamos a Suiza de viaje. Frío, nieve y unas vistas espectaculares. Aunque también iremos a Madrid y a Cádiz durante unos pocos días.

Me tomo la licencia de hacer petición: ojalá Emma tuviera su libro propio, como personaje secundario engancha así que sis se convierte en principal arrasa. Aún quedaron cosas pendientes con el alemán y con una continuación podríamos conocer desde un nuevo punto el Bruno de antes y el de ahora, la relación con sus padres y su ferviente deseo de ser diseñadora. Sería divertido conocer la historia de nuevo desde el punto de vista de Emm ¿volveríais a Crans-Montana? ¡Yo sí!

Por último, mencionar la preciosa edición del libro. La portada me encanta, de mis favoritas de esta editorial y la maquetación de diez: los encabezados de cada capítulo, la numeración de las páginas en un lateral, los mensajes de Whatsapp que tenían hasta los iconos ¡así da gusto!

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