Nuria Roca - Los caracoles no saben que son caracoles

Valoración:

Crítica realizada por Teresa

Clara tiene 35 años, pluriempleada, divorciada, con dos niños y en crisis con todo lo que la rodea: el trabajo en una productora de TV, su ex marido, los hijos, el sexo... Vamos, que tiene una vida tan normal como la de cualquiera, hasta que un día sucede algo que la cambia por completo.

Cuando comiences a leer Los caracoles no saben que son caracoles no hagas planes, porque no podrás parar hasta que termine. Vas a reír y a llorar, a veces al mismo tiempo.

Tengo que empezar diciendo que mis temas favoritos a la hora de leer, no son precisamente estos. Pero me regalaron la novela, me llamó la atención un título tan extraño y gracioso y me dije: vamos allá, a ver si es verdad lo que dice la sinopsis.

Ha sido cierto.

Una vez que empecé a leerla ya no pude parar. He reído con la protagonista y se me ha puesto a veces un nudo en la garganta.

Clara es una mujer de 35 años, divorciada y con dos hijos, que trabaja como una loca en una productora de televisión haciendo todo tipo de cosas, entre ellas concursos que descubren chavales artistas. Su madre siempre la ha comparado con su hermana María. María es alta y delgada, ella un poco entradita en carnes, María ha estudiado una carrera de medicina, ella i acabo ni sus estudios de marketing; María se casó con un médico estupendo que cae bien a todos, ella con un desgraciado que no hace más que montar negocio tras negocio y acumular fracaso tras fracaso; María no ha tenido niños –no era el momento, tenía que dedicarse a su carrera-, ella tiene dos a los que apenas puede dedicar tiempo por el trabajo... A pesar de todo, entre María y Clara hay un amor muy especial, son hermanas, compañeras, amigas, cómplices. Se lo cuentan todo...

Pero María muerte repentinamente y la vida de Clara da un vuelco completo.

Los personajes que van saliendo me han atrapado porque, cada uno en su estilo, cada uno con sus defectos y virtudes, son un reflejo vivo de personas a las que todas podemos conocer.

Una madre que se hace la dura pero que, en el fondo, ama a Clara.

Un padre que ha sido infiel, que está divorciado de su esposa, que tiene una amante desde hace mucho, Maite, pero que se mantiene ligado a su hija y sigue queriendo a su mujer.

Un marido desastroso para los negocios, pero que se desvive por sus hijos y quiere recuperar el amor de Clara.

Una psicóloga, Lourdes, que atiende desde hace tiempo a la protagonista y que acaba metida de lleno en sus problemas.

Una jefa, Carmen, que es más amiga que jefa.

Una amiga, Esther, que hace de confesor para Clara y que la apoya en todo, su paño de lágrimas.

Un realizador, Miguel, que no acaba de gustar a Clara, pero con el que se lía.

Dos niños, Pablo y Mateo, que plantean mil y un problemas.

Un tío de la productora, Roberto, que está más bueno que el pan.

Un hermanastro que aparece de repente, que es catalán y pelirrojo.

Una criada búlgara que está enterada de todo, aunque no lo parezca, con la que lo pasas de cine.

Puede parecer que, tantos personajes en un libro de bolsillo de 270 páginas, es imposible que tengan su espacio, que la autora haya podido plasmarlos con fuerza. Pues no. Todos y cada uno de ellos, incluso María, están llenos de energía.

Me lo he pasado genial con los problemas de Clara, con sus dudas sobre si debe o no acostarse con alguien, con muchas de las escenas he llegado a soltar una carcajada.

Y el final es estupendo.

Lo recomiendo porque es un libro muy manejable, que se lee muy bien, muy entretenido y divertido, con personajes reales y cercanos, con problemas cotidianos. Y porque, a pesar de todos esos problemas, la protagonista sabe salir de ellos con la cabeza alta.

Me ha gustado mucho.

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