Mary Balogh - Simplemente perfecto

Valoración:

Crítica realizada por Wanda

4º libro de la serie Simplemente. Claudia Martin es, a sus 35 años, la exitosa directora de su escuela para jóvenes damas en Bath. Cuando está a punto de acompañar a dos de sus estudiantes a sus nuevos empleos, se ve obligada a aceptar que Joseph, el marqués de Attingsborough, la escolte hacia Londres. A pesar de haber renunciado definitivamente al amor, Claudia siente que el irresistible Joseph la atrae demasiado. Pero sabe que una aventura la conducirá al abismo. Por su parte, Joseph debe encontrar una esposa. Ya es hora de tener un heredero digno del ducado de su familia. Para eso debe hallar una mujer que encaje en las expectativas de su linaje, pese a que su corazón comience a latir por Claudia. Dispuesto a conseguirla y a enfrentar los obstáculos que los separan, comienza a seducirla sin sospechar que un escandaloso secreto, un hombre del pasado de la profesora y un matrimonio concertado se interpondrán cruelmente en su camino.

Leyendo la sinopsis de esta novela pensé que no me atraía demasiado. El argumento me parecía bastante normalito: la típica mujer que rige una escuela de señoritas, demasiado mayor para encontrar ya marido, es decir una solterona, y el clásico aristócrata que le sale al paso. Tampoco me llamaba mucho que ella fuera tan mayor. Afortunadamente decidí leerla y rectificar es de sabios: me ha gustado bastante.

Es la historia de una mujer independiente, que tiene éxito en su vida pero que ha tenido muchos problemas en su época pasada. Una mujer que se hace a sí misma, que se levanta y sigue caminando, que dedica todo su entusiasmo a formar a muchachas jóvenes. Cuando ante ella surge de nuevo una atracción por un hombre, todas sus ideas se descolocan. Ella está dedicada en cuerpo y alma a su trabajo y no comulga con los aristócratas, razón de más para que la seducción a que la somete el marqués le levante quebraderos de cabeza.

Desde luego no me cabe la menor duda de que la autora conoce el modo de plasmar la personalidad de sus protagonistas, los hace creíbles y cercanos de una manera sutil y fácil, como si los conocieras desde siempre. Hace que te involucres en sus vidas. Mary Baloh es una de esas escritoras de las que te gustaría tener un libro cada mes.

Al principio, cuando Claudia conoce al marqués, lo ve como un aristócrata más, pero poco a poco, durante el viaje a Londres, se da cuenta de que no es tan simple como pensó, que tienes unos valores que admira. No es el vago dedicado a ir de fiesta en fiesta, ay algo más tras esa fachada de indolencia.

En la novela salen bastantes personajes que serán conocidos por las lectoras que hayan disfrutado de otras entregas. Es posible que para quien no haya leído las anteriores, resulten incluso demasiados, pero todos ellos están en su sitio, aportan calidad a la historia y la complementan. Particularmente me gusta que en las novelas aparezcan personajes que ya he visto en otras, me hace sentir como si perteneciera un poco a su mundo porque ya sé cómo son y lo que pueden llegar a dar.

La historia es cálida, agradable, bonita, te atrapa y lo pasas muy bien siguiendo las aventuras de los dos protagonistas. Es una de esas novelas de Regencia que te dejan un buen sabor de boca cuando la terminas y de las que piensas que, con toda seguridad, volverás a releer en otra ocasión.

Me gustaría destacar, sobre todo, la personalidad de Claudia, una mujer madura que se protege tras una fachada de dureza y que odia todo lo que esté relacionado con la aristocracia. Tiene sus motivos y éstos los vamos a descubrir a lo largo de los capítulos. La personalidad de él también es un punto a tener en cuente porque tiene sobre él a su padre, un tipo demasiado rígido. Y sobre todas las cosas, la estupenda puesta en escena de un pareja ya madura que encuentra realmente el amor.

Aquí no hay niñerías, sino una relación de adultos que han sufrido, han tenido sus descalabros y consiguen encontrar de nuevo la felicidad. No vais a encontrar escenas de aquí te pillo, aquí te mato, este romance transcurre lentamente, es el de dos personas que se van conociendo, que tiene sus necesidades y aunque se las nieguen a ellos mismos acaban por sucumbir al amor.

No me quiero extender más ni poner spoiler, me parece que esta novela merece ser leída con calma. Sentaros tranquilamente en vuestro sillón preferido, poner algo de música clásica bajita, mandar a los niños a la cama y disfrutar leyendo.

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Crítica realizada por Anasy

Por fin nos llega la historia de Claudia Martin, la famosa directora de escuela para señoritas que conocemos desde el principio de la serie y a la que personalmente, como personaje, nunca me había llamado demasiado la atención.

Antes de nada, tengo que decir que aunque la traducción no es tan desastrosamente mala como el anterior libro, sigue dejando mucho que desear con extrañas palabras o frases que no terminan de cuadrar, y puede que yo sea muy quisquillosa, pero cuando pago por un libro lo menos que espero es que venga bien traducido.

Dicho esto, sigo con mi opinión sobre una historia que si bien no es ni de lejos de las mejores de la Balogh tiene momentos exquisitamente tiernos y emocionantes.

Claudia es la directora de su propia escuela de señoritas, que además de niñas de pago tiene acogidas a muchas niñas huérfanas gracias a un misterioso benefactor. Cuando tiene que acompañar a dos de esas chicas pobres a Londres para colocarlas en puestos de trabajo, un inesperado visitante, el marqués de Attinsborogh, se ofrece a llevarlas a la ciudad. Y aunque Claudia siente una antipatía irracional por el marqués, accede ya que es amigo y pariente de algunos de sus conocidos.

Josph tiene sus motivos para querer acompañar a Claudia a Londres y conocer su escuela para señoritas. Aunque no entiende muy bien la antipatía que le tiene la rígida y seria directora, hará lo posible por congraciarse con ella lo que los llevará a ir conociéndose mejor y que empiecen a surgir sentimientos que ninguno de los dos esperaba.

Joseph guarda un secreto, una hija ciega e ilegítima a la que adora con todo el alma, pero que ahora que tiene que casarse sabe que no podrá seguir cuidando de ella, y quiere que la niña entre en la escuela de la señorita Martin. Esta por su parte al ver el amor del vizconde por la encantadora y dulce niña, se le irá ablandando el corazón.

Si bien el personaje de Joseph deja mucho que desear como protagonista masculino por su falta de personalidad, y porque pese a su edad, hace y dice lo que le ordenan siempre amoldándose a lo que dictan las normas de lata sociedad aunque eso implique casarse con una arpía y no poder estar ni reconocer a su hija, los momentos más tiernos son los de la niña y él juntos. Lizzi es un personaje entrañable que llena de ternura, pero también en cierta manera, de pena, ya que no todo el mundo es amable y bueno con ella y su discapacidad.

Y por el contrario la señorita Martin deja de ser una persona rígida y serie para ser más cercana y sentimental. También nos encontramos con todos los Bedwyn al completo y con las antiguas profesoras de la escuela ya casadas y con hijos.

Como he dicho, no es el mejor libro de la Balogh pero es una bonita historia, sobre todo por la niña el personaje que a mi más me ha gustado, y el amor que su padre siente hacia ella, la relación amorosa no me ha terminado de llegar, pero aún así es una bonita historia.

Mi Valoración: Bueno

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Crítica realizada por Mariam

Estamos, por fin, ante la cuarta y última novela novela de la saga Simplemente, la protagonizada por la estricta directora de la escuela de señoritas de Claudia Martin. Antes de llegar a esta historia y, por supuesto, de leerla, me costaba imaginarme cómo sería la novela protagonizada por Claudia pero, sinceramente, me intrigaba mucho. Y es que eso de que se trate de la directora que, novela tras novela, nos han descrito como una mujer más mayor -tiene treinta y cinco años- formal, estricta y la típica solterona que cabe esperar en una novela romántica, a mí, particularmente, me atraía mucho. Siempre me pasa con los personajes un tanto atípicos que rompen con la norma. De modo que sentía mucha curiosidad. Pero lo cierto es que durante los primeros capítulos de lectura no logré engancharme. Me resultaba una sucesión de encuentros, salidas y reuniones típicas y tópicas de una novela de La Regencia con la salvedad que la protagonista no era la joven y tímida debutante, sino la solterona directora de la escuela.

Claudia no siente demasiada simpatía por los nobles, especialmente si se trata de un duque y Joseph, el marqués de Attingsborough y futuro duque de Anbery, era tan extremadamente formal, correcto y educado que, sinceramente, la novela no me decía mucho. Pero apareció Lizzie y su dulzura y vulnerabilidad me ganaron el corazón. A partir de ahí no pude dejar de leer la novela.

Lo cierto es que con su entrada en escena se vislumbra una cara de Joseph que antes de esto era impensable ver y, lo cierto es también, que Claudia muestra su carácter más cariñoso.

Tal vez la historia de amor entre Joseph y Claudia no haya terminado de seducirme. Como digo los primeros capítulos me resultaron una lectura un tanto tediosa, pero luego cambió, aunque en gran parte se debe a la pequeña Lizzie. Sin embargo, también es cierto que a medida que comienzan a nacer sentimientos entre ellos, aunque tratan de ignorarlos o esconderlos, la historia también gana mucho. Por todo eso, al final la novela me ha resultado muy agradable y la historia muy bonita.

La que en principio parecía una trama un tanto típica, a pesar de estar protagonizada por una maestra de escuela de treinta y cinco años, poco a poco ha ido mutando en otro tipo de novela, donde hay momentos para las escenas dulces y tiernas, para las tristes e incluso para alguna de humor.

Pero tengo que ser sincera y decir que aun pareciéndome una novela bonita y agradable, es en una gran parte a causa del personaje de Lizzie. Ver la evolución de la pequeña cieguecita, como es acogida por Claudia y protegida por Joseph, y como la niña comienza a relacionarse con las niñas de la escuela ha dado lugar a una lectura deliciosa.

A pesar del inicio la historia de amor de Claudia y Joseph me ha gustado, es coherente en su evolución. Después de todo representan dos mundos: Joseph al noble criado bajo preceptos morales inquebrantables que están por delante de cualquier cosa, el deber siempre antes que el amor; y Claudia la mujer que ha renunciado a su feminidad y al amor en pos de su libertad y su independencia.

Pero como en toda novela romántica, el amor siempre vence y Simplemente perfecto no es la excepción. Creo que es una novela bonita, esperanzadora y dulce.

Valoración: Buena

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