Marisa Sicilia - El juego de la inocencia

Valoración:

Crítica realizada por Irdala

El juego de la inocencia es una novela ambientada en los meses previos a la Revolución Francesa y su posterior desarrollo.

Louis es un vizconde de 21 años que quedó huérfano de padre y madre siendo niño y es su tío, un conde, el que ejerce de tutor al cuidado de su fortuna. Él podrá hacerse cargo de ella cuando cumpla los 25 años. El conde es un hombre viudo de 58 años que no tiene descendencia, por lo que a su muerte será su sobrino el que herede su título y sus bienes.

Louis es un petimetre cuya única preocupación es su propia persona y disfrutar ampliamente de todos los placeres de la vida. Solo come, bebe, viste y se rodea de lo mejor. Disfruta con el cortejo de cualquier mujer que se le pone a tiro y no para hasta conseguirla. Su porte, su ritmo de vida elegante y carente de responsabilidades, disfrutar de todo lo bueno y sus largas jornadas viviendo la vida en la corte de París, le procuran unos gastos que exceden con mucho el estipendio que le da su tío. Es por ello que todos los meses tiene que pedirle más y más.

En determinado momento el conde se harta de su irresponsabilidad para con sus tierras y del derroche del que hace gala, así que lo cita para decirle que ha decidido casarse con una muchacha joven que le dará hijos y que se olvide de heredar. Que se busque la vida porque no le va a dar un duro más ya que su herencia se la ha gastado con creces. Louis tiene una fuerte pelea con él y sale hecho un basilisco de su casa. Pero se encuentra en una situación precaria y decide buscarse el favor de su tía, la hermana de su tío, que siempre le tuvo un gran cariño. Así que a pesar de lo poco que le apetece, abandona París para irse el pueblo donde vive la mujer, una anciana bonachona e inocente, a la que espera conquistar si no para conseguir que convenza a su tío, sí para intentar que a su muerte sea él su heredero en lugar de su hermano. Para ello tendrá que jugar con el cariño que ella le tiene y tratar de parecer que en el mundo hay algo y alguien más importante para él que él mismo.

Cuando llega a la casa de su tía Augustine decido a solventar su problema como máximo en tres semanas, se encuentra con que con ella vive una joven anodina, tímida y a todas luces poco inteligente, que es la elegida por su tío como su futura esposa. Hélene, ha vivido 8 años recluida en un convento y solo ha salido de él después de que Augustine fuera a visitarla con su hermano y este decidiera que era una joven adecuada para casarse con él y darle hijos. En tanto se prepara la boda, vivirá allí bordando su ajuar y adaptándose a las normas sociales. Sacudirse las vivencias y costumbres del convento no es fácil y la joven viste vestidos grandes, deslucidos, de colores oscuros y que la tapan hasta la barbilla.
Louis la odia de inmediato, es lo más alejado a las damas que habitualmente frecuenta. La encuentra fea, sosa y sin clase. Sin embargo, poco a poco se va fraguando una idea en su mente: tratará de seducirla, primero como burla a su tío y segundo para ganarse su favor por si lo necesitara en su futuro.

Y allí, en un pueblo cuya clase no puede estar más por debajo de lo que Louis acostumbra a frecuentar, entre reuniones sociales con la nobleza rural y burgueses de la zona, Louis se presta al galanteo con jovencitas que buscan marido y subir en la escala social y madres que lo sueñan como esposo de sus hijas. Él, mientras tanto, afea los modales de Hélene, se mofa de su ropa, su apariencia y su manera de enrojecer hasta las orejas cuando él le dirige una mirada, y descubre que su plan le va a resultar muy fácil porque ella, como todas, se ha colado por él.

Hasta aquí, hasta aquí cuento y ya no sigo porque la historia de Louise y Hélene hay que leerla, porque tiene miga, porque tiene sustancia, porque su autora se la ha trabajado a conciencia y con esmero y porque si la cuento, os vais a perder las sensaciones que se experimentan si vais de nuevas y sin saber nada más.

Eso sí, aviso desde ya que no vais a encontrar un protagonista masculino que os enamore desde la primera página. Es más, vais a odiarlo porque es un capullo integral preocupado solamente por su persona y su perfectísima apariencia, además de cruel, déspota y soberbio. Hélene es una palomita inocente y frágil, acostumbrada a obedecer y a cumplir con lo que se espera de ella. Él se aprovecha y la utiliza mientras la instruye en los placeres de la carne, y ella se enamora y se muere de celos viéndole coquetear con posibles jóvenes casaderas con una buena dote. Ahhhh, pero no desesperéis, porque al final Louis se rinde, ¡ya lo creo que se rinde! y se enamora y sufre, y paga con creces su conducta, ¡pobre!

Y todo esto acontece mientras estallan las revueltas del pueblo, los nobles están cada vez más alterados, y se siguen sucediendo las fiestas, las reuniones sociales, los conciertos y las representaciones teatrales... Y, entretanto, llega una carta del tío en la que se requiere la presencia inmediata de su hermana y su futura esposa en su casa para adelantar la boda. Para entonces, la agitación en las calles es ya creciente y Louise... Louise se ha enamorado... pero la vida ya no le sonríe como lo hacía ayer.

La novela está muy bien escrita, es de lectura ágil y seria, tiene escenas eróticas muy subiditas de tono y, por encima de todo, cuenta una historia de amor con sustancia. Es una novela erótica-histórica con argumento, no hay sexo porque sí.

Los protagonistas, cada uno en el difícil papel que les ha otorgado la autora, son perfectamente congruentes y la excelente evolución de ambos a lo largo de la novela es muy creíble dadas las circunstancias.

La ambientación está muy bien contada, no es pesada ni se queda corta, es la justa para situarnos en cada momento de la historia.

Y para redondear un libro muy bueno, El juego de la inocencia acaba con un epílogo, unos años después, que anuda estupendamente todos los hilos de la historia de la pareja. 


Crítica realizada por MaRtA_11

Qué difícil es hacer una reseña de una novela que te ha gustado tanto, casi más que una crítica negativa (que ya es decir).

Tenía muchas ganas de leer algo de Marisa, así que en cuanto tuve la oportunidad no lo dudé. Aunque reconozco que al principio tuve mis dudas porque es un género que me suele enganchar menos, a pesar de que es uno de mis preferidos, son pocas las historias que me consiguen convencer.

PUEDE CONTENER SPOILER

Os presento mi visión de los personajes:

Louis al principio es infumable, pero en el buen sentido, a pesar de que es un borde, esnob, niñato y petulante; en el fondo te partes de risa con él, tiene un carácter tan ácido que es imposible no odiarle. Mi relación con él fue muy extraña: quería matarlo y achucharlo a partes iguales. Con esta descripción nos "muestra" a Hélene (¡será bicho!):

"Su vestido era feo y de color gris y gastado y su aspecto no menos gris. Sus cabellos de un vulgar tono castaño sin brillo, recogido severamente y pegado al cráneo con muchas horquillas. Unos ojos marrones, una nariz chata y no muy simétrica, un cutis basto y grueso y unos labios pálidos de un rosa desvaído completaban el conjunto. Ella también era pálida, pero no con la palidez elegante de los salones, sino con el tono apagado que denotaba la falta de luz en su rostro.

Carecía de la más mínima gracia, ¿pero qué podía esperarse de una joven recién salida de un convento más que una estupidez supina y una total falta de encanto? Sobre todo si tenemos en cuenta que para Louis el encanto era la propensión a dejarse desatar los lazos del corpiño a la primera oportunidad posible"

Desde el primer momento Louis odia a la pobre Hélene, solo ve en ella una buscafortunas que le va a quitar su herencia. Así que disfruta torturándola con comentarios hirientes y maliciosos, y la pobre muchacha no hace más que agachar la cabeza y ponerse roja como un tomate.

Me daba tanta, tanta pena de la chica que me apetecía meterme dentro del libro y darle un puñetazo al protagonista. ¿Cómo se puede tratar así a una muchacha que es como un cervatillo? Además, no se preguntó en ningún momento si ella quería ese matrimonio. En fin, todo un jaleo.

Poco a poco los planes malvados que tenía preparados para Hélene se van transformando, y es que Louis ya no la ve como una enemiga. Las cosas se complican aún más en esta difícil y descabellada relación.

"—Os voy a amar siempre.
Hélene sonrió en sus brazos.
—Yo también os voy a amar siempre.
—Entonces nada podrá separarnos
Y no es que fuera una promesa, se trataba más bien de un acto de fe. Después de todo Hélene y Louis estaban enamorados. Y no existe religión más fiel y perdurable que la que nace del amor."

Durante unos instantes, viviremos un precioso romance idílico, con encuentros fogosos y dulces. Todos son preciosos, pero me quedo con el momentazo del teatro.

Los problemas no cesan, y cada prueba a la pareja se vuelve más complicada: su tío, la guerra, los celos y las distintas clases sociales son muchos impedimentos para solidificar una relación ¿podrán conseguirlo? ¿Conseguirá Hélene cambiar el carácter de Louis?

Lo que empezó siendo un juego vengativo, acabó siendo un verdadero romance. El ratón cazó al gato.

Una historia preciosa con una contextualización más exquisita si cabe. Sin olvidar la escritura fluida de la autora. Ojalá pueda tener este libro en papel para releerlo cada año.

Excelente.

"Fue un instante único. Si Louis hubiese conservado la fe, habría dado gracias al creador por proporcionarle tal cantidad de gozo, y lo cierto es que en aquel momento se sentía tentado a creer. No solo en Dios, también en que él, Louis de Argenteuil, era un hombre justo y bueno, y ella, Hélene Villiers, el más bello ángel bajado del cielo.
Ese tipo de absurdos razonamientos que solo tienen cabida en nuestros pensamientos cuando se es ridículamente feliz." 


Crítica realizada por Mencía

Después de tantas novelas románticas como llevo a mis espaldas tengo muy claro lo que me gusta y lo que no. En primer lugar, quiero que la novela que haya elegido para leer esté bien escrita. Y El juego de la inocencia, sin duda alguna, lo está.

Ya sé que para muchas lectoras lo importante es la historia, pero saber narrarla marca la diferencia de lo que es literatura y lo que no. Y si me venden una novela quiero una novela. Sinceramente, ha sido una gozada poder disfrutar de esta hermosa historia sin la distracción constante de tropezarse con palabros o expresiones que no corresponden a la ambientación de la obra o ahogada por el exceso o la falta de signos de puntuación. Y más aún, poder dejarme llevar por su ritmo ágil y fluido, con su perfecto equilibrio entre diálogos y descripciones y su lenguaje sencillo. Ay, qué fácil y ameno resulta leer, si el escritor sabe hacer su trabajo y así se lo propone.

Y al igual que quiero que una novela esté bien escrita, necesito creerme sus personajes. No me basta que me digan que son tal o cual, tengo que sentirlo. Necesito que sus reacciones respondan a una lógica.
Pues bien, en El juego de la inocencia no he tenido mayor problema para "ver y sentir" a sus personajes. Louis de Argenteuil es y reacciona tal cual lo presenta su autora. Sí, es odioso y como tal he llegado a odiarle. De la misma forma que Hèlene es inocente y buena, con lo que se ganó mi corazón desde el primer momento. Pero lejos de convertirse en representaciones estáticas de cartón piedra, cuando el devenir de los acontecimientos les instó a evolucionar crecieron ante mis ojos. Pude observar su transformación, entender sus motivos, compartir sus dudas, gozar y sufrir con ellos.

De igual importancia que lo anterior, es la capacidad que tenga la autora de provocar mi interés. Quiero, necesito historias que me enganchen, y un lechuguino de marca mayor como Louis te pega a las páginas con loctite. Primero, porque buscas con ahínco ese rasgo de bondad que él parece empeñado en no mostrar, y una vez que te das cuenta de que no lo vas a encontrar, porque ardes en deseos de que reciba unas cuantas cucharadas de su propia medicina (y en algunos momentos, hasta el frasco entero).

Y en cuanto a las escenas de amor carnal, a las que tanta importancia se les concede en los últimos tiempos, necesito que me transmitan también sentimientos. Me da igual las posturas o inclinaciones perversas que me presenten siempre que tras ellas perciba: deseo, duda, necesidad, amor...¡algo! Si no es así, me aburren hasta el infinito y más allá. Así que después de tanto manual de mecánica como ponen en el mercado, encontrar una novela como esta ha sido un placer. Incita, pero también emociona; describe, pero también da margen a imaginar, a reflexionar y, sobre todo, a sentir.

Sorpresa, enfado, sufrimiento, deseo, emoción, provocación....He pasado por muchos estados y el resultado final no podía haber sido mejor. Son muchas las novelas que he leído y, muchas, las que mi memoria ha borrado. Pero El juego de la inocencia es una de esas novelas que consiguen hacerse inolvidables. Preciosa historia, original propuesta... ¡Qué gozada! 


Crítica realizada por José de la Rosa

He de reconocer que mi acercamiento a la novela de Marisa Sicilia fue de la mano de la curiosidad. Me sumerjo en su mundo escuchando «Lascia ch´io pianga» y reconociéndome lector asiduo de su blog «Cosas que hago por amor» donde siempre es grato encontrar un tema, un reflexión aguda y precisa. Me gusta de su Blog su capacidad de discernir de forma concreta, preparada, sin cabos sueltos y su agudeza en cada artículo. Así que... ¿Cómo se enfrentaría a un texto largo?, ¿a una novela romántica? Como ves no miento al decir que la curiosidad es la que me ha llevado a «El juego de la inocencia», la novela finalista del IV Certamen de Novela Romántica Vergara-RNR.

Para empezar, el marco: Marisa Sicilia nos lleva a las postrimerías del Antiguo Régimen y a las puertas de la Revolución Francesa. La historia se desenvuelve entre los acordes de Gluck, las bromas de Beaumarchais y los versos de Chénier. Una Francia deprimida y asolada, dividida entre dos mundos; el del pueblo llano objeto de todas las obligaciones, y el de la nobleza poseedora de todos los derechos. Es aquí donde se desenvuelve «El juego de la inocencia». Louis, el perfecto petimetre (maestro de nada), cae en la desolación cuando su tío, pronto a casarse, le retira su ayuda económica y entonces urde un plan infalible; corromper Hélene, la futura e inocente esposa. Pero las cosas no saldrán como desea, el desprecio de tornará amor y el odio deseo hasta convertirse en el verdadero motor de su vida por consiguiente de la novela. En el momento culminante estalla la Revolución y todo se precipita obligado a los amantes a decidir cuál quieren que sea su destino.

Comienza «El juego de la inocencia» con un homenaje a Choderlos de Laclos, pero ahí termina todo parecido pues inmediatamente gira la trama para sumergirnos en una historia de caída donde quien todo lo tiene todo lo puede perder. Una única trama urdida por el amor será la que nos llevará a lo largo de la obra, utilizando la tensión erótica como principal herramienta constructiva. Los acontecimientos se sucederán en una organización lineal en el tiempo con solo un gran salto final en forma de epílogo. Verano y otoño, el final y el principio del año natural como símil de la caída y ascenso de una nueva Era. Será la relación de los personajes, y sobre todo su deseo, quienes construyan la novela. Para ello Marisa Sicilia crea dos prototipos bien diferenciados. Louis es un antihéroe. Cae mal de inmediato y representa todo lo corrompido de una sociedad de la que es su máximo exponente. Consentido, caprichoso, egocéntrico y bello, es un ave fénix que solo volverá a resurgir de sus cenizas si paga el precio del verdadero amor. Hélene por su parte es la personalización de la inocencia y la virtud, tímida, recatada, asustadiza y poco atractiva. Marisa Sicilia hace una transformación inversa entre los personajes; ella gana en belleza a cada página y él en virtud cuando al final decide enfrentarse a su verdadera naturaleza cerrando un círculo que remata a la perfección en el epílogo. Los personajes secundarios apoyan o contraponen las necesidades de los principales en un abanico bien diseñado; la tía que induce y precipita; el tío que hace de antagonista a la vez que de catalizador, criados, amigos y amantes, todos muy bien medidos y funcionando. Y como hemos dicho, el erotismo como cemento de toda la trama, muy bien trabajado. Sorprendente a veces, siempre excitante y nada aburrido.

Me ha gustado especialmente el amor de la autora a la época que se descubre en los pequeños matices. Referencias veladas a Sade, apellidos como Saint-Remy en clara referencia al gran escándalo de la época (el escándalo del collar), o como Varennes (el lugar donde fueron apresados Luis XVI y María Antonieta la noche de su huida), conocimiento claro de la moda del momento, de las lecturas, de los gustos sociales. Incluso el tema central, la inocencia corrompida, es el gran tema de aquellos años que vemos en los teatros o las novelas epistolares de finales del XVIII.

La novela está perfectamente centrada en el género. La extensión es adecuada, quizá corta porque te deja ganas de más. El final muy bien resuelto a pesar de que te abre las ganas a un mundo, el de la Revolución, que te atrapa al instante.

Mi impresión al terminar de leerla es que no me ha defraudado. Encuentro a la escritora precisa, puntillosa con la información aunque no lo dé a entender, sabiendo llevarnos de la historia al sentimiento con una delicadeza que emociona. En definitiva, una novela que no hay que perderse de una autora que va a dar mucho que hablar.

Si cuando la leas te atrapa la época tanto como a mí te recomiendo.

• Un libro: «Bailando al borde del precipicio», de Caroline Moorehead. Es la transcripción de las memorias (reales) de la marquesa de la Tour-du-Pin, que se desarrollan precisamente en este periodo y donde verás que la realidad siempre supera la ficción. No es una novela, es un ensayo.

• Dos películas: «El enigma del collar», dirigida por Charles Shyer y protagonizada por Hilary Swank donde vemos cómo era la vida en la corte. O «La noche de Varennes» de Ettore Scola. Protagonizada por Marcello Mastroianni y Anna Schygulla donde veremos cómo era la sociedad del momento.

No quiero cerrar esta crítica sin citar las tres obras online que la autora tiene a tu disposición y que encontrarás en su blog «Cosas que hago por amor»:

• «La dama del Paso»
• «Kate Bentley»
• «Mentiras y sueños en la ciudad de Los Ángeles»

Y que las últimas palabras las deje la autora, tomándolas prestadas (espero que con su permiso) de esta deliciosa y excitante novela titulada «El juego de la inocencia»:

«No quiero que mires a nadie que no sea a mí. No quiero que ames a nadie que no sea yo. No quiero que os importe nadie más que yo. Es cuanto pido de vos.» 


Crítica realizada por Rociodc

De esta novela me llamó la atención TODO, desde que la vi. Su portada, el título la sipnopsis... pero no sabia lo qur me esperaba cuando he tenido el placer de leerla.

Empiezo por el argumento,algo que me pareció de los más interesante, pues poco he leído en histórica basada en Francia, esta novela está ambientada en la época de la revolución Francesa. Algo que la hace muy interesante. Está muy bien documentada y muy bien llevada por la autora,sin entrar en demasiados detalles y sin dejar de lado la historia de amor , nos recuerda aquella época y a mí al menos me ha transportado allí...

Los personajes, Louis es un joven de 21 años, que es huérfano y que vive solo para él mismo. Gasta dinero a manos llena, que su tío y tutor le pasa cada mes, pero Louis cada vez necesita más y más. Y su tío cansado de tal despilfarro decide cortar el grifo y no darle mas dinero...Louis se propone vengarse de él y acude a casa de su tía para pedir ayuda.
Allí concoce a Helene, una joven que está al cuidado de su tía, y la qie a pasado muchos años viviendo en un convento. De momento le parece insulsa, fea y estupida. Pero su desagrado crece cuando descubre que es la prometida de su tío. Aquí planea seducirla para vengarse de él...sin imaginar en a donde llegaría aquello.

reconozco que al principio me desconcertó un poquito, estoy acostumbrada a protagonistas que prácticamente me enamoran desde la primera página, bien pues este protagonista, Louis me pasó todo lo contrario! Llegue a odiarlo en el primer capitulo. Pero claro, pensé yo, esto no puede ser, aquí hay algo que no me cuadra, este Louis tiene que cambiar sí o sí! Y cambió, vaya si cambió. Y me enamoró como todos....
Helene también me pareció la típica protagonista , sumisa y que se deja mangonear por todos. Pero me daba pena. Poco a poco descubrí que era una gran mujer pero no le habian dado posibilidad de demostrarlo.

Solo tengo dos cosillas que decir no tan positivo.. una es que creo para mi gusto u opinión que los protagonistas son un poco jóvenes para una historia tan intensa. Y la segunda es que en el principio se me hace algo más lento, pero no pesado que quede claro, pero creo que tenemos más de es Louis arrogante, egoísta y odioso...y menos de esa parte tan bonita de él... perp claro entiendo el porqué. Me hubiera gustado un poquitin más de ese Louis y esa Helene.
Por todo lo demás, preciosa.

Desde luego la historia no tiene desperdicio, está muy bien escrita, muy hien desarrollada y com argumento y ambientacion sin duda diferente.

Y quiero felicitar a la autora, porque al ser su primera novela, pienso que a arriesgado mucho, tanto por lps protagonistas como por la historia. Y gracias. Ya sabes por qué.
la recomiendo que la leais, merece la pena.

mi valoración 5/5. 


Crítica realizada por Malory

Con "El juego de la inocencia" se inicia la "Selección RNR" de B de Books, y lo cierto es que no podía haberse inaugurado de mejor manera.
La novela de Marisa Sicilia me ha parecido sencillamente maravillosa y no solo por la bonita y original historia que nos presenta, si no por lo bien escrita que está. Me ha encantado lo cuidado del lenguaje y lo adecuado del vocabulario y todo ello sin resultar cargante ni pesado y consiguiendo que la lectura sea fluida, entretenida y totalmente adictiva.

La historia de amor entre Louis y Hélene me ha encantado, para nada son los típicos personajes a los que estamos acostumbrad@s, porque si bien es cierto que la novela romántica está plagada de libertinos, creo que nunca me había topado con ninguno que diera el perfil tan bien como este muchacho. Despreocupado, vividor, egoísta, egocéntrico... ese es nuestro protagonista y tengo que reconocer que me ha encantado desde el primer momento por ser como es, por ser auténtico. Y ver como poco a poco va cambiando y se va enamorando de Hèlene ha sido genial.

De Hèlene decir que aunque es una chica apocada, acostumbrada a obedecer sin protestar y tímida, de vez en cuando sabe sacar el carácter y decir lo que piensa. La forma en que se entrega y cede a los caprichos de Louis no me ha sorprendido, porque ¿qué se puede esperar de una joven enamorada y fascinada por un hombre al que creía inalcanzable? Por eso su forma de comportarse también me parece de lo más coherente sobre todo si tenemos en cuenta la educación que la pobre chica ha recibido a manos de las monjas.

Decir que los encuentros entre la pareja (evidentemente hablo de encuentros carnales) me parece que están escritos con un gusto y una delicadeza soberbias y que son de lo más sensuales. Son escenas perfectas en las que no hay cabida para el lenguaje vulgar ni las expresiones manidas que tantas y tantas veces hemos leído al toparnos con una escena hot. De verdad que me han sorprendido y las he devorado sin saltarme una coma cuando la tónica general en los últimos tiempos suele ser que llegada esta parte, la lectura se convierta en vertical.

En conjunto es una novela redonda. Muy bien ambientada, con unos personajes estupendos que logran emocionarte (confieso que al final de la novela estaba que me mordía las uñas. ¡Qué angustia, por Dios!), bien hilada y con un ritmo adecuado para el número de páginas que tiene.
Mi más sincera enhorabuena a Marisa Sicilia porque he disfrutado muchísimo de su historia.

"El juego de la inocencia", una novela totalmente recomendable.

 


Crítica realizada por Yluna

Me ha gustado muchísimo.

La narración es muy buena, la forma de describir la situación, los sentimientos, las escenas, etc, es perfecta.

La historia de amor es original, dentro del marco de la historia.

Me gusta cómo evolucionan los personajes, principalmente Louis, cómo pasa de ser un niñato odioso a ser un hombre enamorado. La evolución de Helene se ve menos clara pero aún así pasa de ser una chica tímida a ser una mujer que se enfada y busca lo que quiere.

La novela no me ha parecido tan erótica, ya que aunque hay escenas de sexo no muy convencionales, si es verdad que no son muy explícitas, es decir, sabes lo que está ocurriendo pero no te lo explica con detalles.

Pero si me ha parecido una novela llena de sensualidad, creo que ésta es la palabra que define al libro, sensualidad.

En cuanto al contexto histórico, a mi nunca me han gustado los libros que transcurren durante la ilustración, las pelucas, los vestidos tan ceñidos, la alta nobleza, etc. Pero con este libro me ha dado igual ya que tal y como he dicho me imaginaba al vizconde valmont y a madame de tourvel en las amistades peligrosas. En este sentido tengo que decir que en muchas escenas y situaciones la novela se me ha parecido a la novela-película Las amistades peligrosas, además Louis me recuerda con su actitud al vizconde valmont, y hace las mismas cosas que él. En cambio Helene es una mezcla de madame de tourvel y de cecile de volanges.

 


Crítica realizada por Elizabeth Urian

 

Desde un principio, las expectativas sobre esta historia eran altas. Así, de entrada, ya conocíamos el estilo de esta autora y nos apetecía leer más.

También estaba claro que el tema "erótico" que anunciaba no iba demasiado con nosotras, pero la sinopsis era sugestiva y el título y portada más. Vaya, que nos lanzamos de lleno.
¡Qué acierto más grande!

Lo primero que diremos es que la autora ha conseguido crear unos personajes que te hacen sentir (para bien o para mal); y no solo de los protagonistas estamos hablando, aunque nos centraremos en ellos.
Nos explicamos.

Tenemos a Louis, un personaje que vive por y para el lujo y la comodidad. Displicente, vacío, despectivo, burlón, fatuo, infantil... y otros mucho adjetivos que le vienen de perlas, encarna el súmmum de las clases altas de la Francia de finales del siglo XVIII. La verdad; es un gi-li-po-llas. ¿Y eso qué dura? os preguntaréis, ¿las cinco primeras páginas? Pues no, algo más de la mitad del libro. Y es que Louis es personaje de mucho cuidado, por lo que necesita de toda nuestra paciencia para llegar a quererle. No es el típico personaje principal y su transformación requiere de más tiempo, por eso llama la atención. Pero no solo por eso. La autora ha conseguido estructurar una personalidad nada atrayente y coherente con el ambiente y hastío que de seguro envolvía a esas personas en esa época determinada. Su transformación a lo largo de las páginas no resulta forzado, por lo que, cuando llegamos a su catarsis, lo vemos como una culminación lógica.

En cuanto a la protagonista femenina tenemos a Hélene, una joven en apariencia sosa y vulgar que hace poco ha acabado de salir de un convento. Como es de esperar, es una joven a la que se intimida con facilidad, cargada de inseguridades y nada dada a la frivolidad. Ahí, Marisa aleja de nosotros esa personalidad atrayente a las que estamos más acostumbradas en cuanto a las protagonistas romántica, pero ahí quizás radica el encanto de Hélene; su entrega sincera no resultaría tan creíble en una mujer con más arrojo y seguridad en sí misma.

De todas formas, la evolución de ambos es perfecta en todos los sentidos; y es que la autora ha conseguido plasmar cada detalle con una verosimilitud admirable. Ambientes, personajes, diálogos... todo está exactamente donde tiene que estar, sobre todo esa pluma exquisita, que ha logrado con su forma de expresarse que nos quedemos con la boca abierta.

Lo mejor... Ese vocabulario tan exquisito y apropiado. Y Louis, siempre Louis.

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