Lola P. Nieva - El último aullido

Crítica realizada por Rocío DC

El sorprendente hallazgo arqueológico de un drakkar vikingo en una de las pozas del río de La Miel, en Algeciras, empuja a Victoria a dejar su tranquila vida en Tönsberg para regresar a su Toledo natal.

Convencida de que el pasado desea desvelarle un último secreto, durante la excavación comienzan a sucederse una serie de extraños accidentes, como si una inquietante maldición pesara sobre el lugar.

Una noche, un misterioso aullido arrastra a Victoria a los enterrados recuerdos de su otra vida en el siglo ix. Al-Yazira, año 859. El emir Muhammad I se enfrenta a una nueva amenaza de los hombres del norte y, para combatirlos, precisa del único grupo nórdico asentado en al-Ándalus: los supervivientes de Skiringssal, bajo el mando de Gunnar.

De nuevo solo el amor podrá protegerlos de conspiraciones, venganzas y traiciones, así como de un obstáculo con el que no contaban: el funesto presagio de una hechicera. Juntos deberán enfrentar su destino final, liberando el último aullido de un lobo que resurgirá en ambos con más fuerza que nunca.

Al fin ha llegado a mis manos el tan esperado final de la serie Los tres nombres del lobo. Esta serie está formada por tres apasionantes novelas que nos cuenta una magnífica historia de amor a través del tiempo.

Con El último aullido los lectores de esta trepidante y épica historia ponemos el broche de oro a un final esperado y totalmente merecido para una serie que, creo que no me equivoco al asegurar, que es de las mejores en novela romántica histórica de los últimos años en España, incluso del mundo. Y es que Lola, con su particular y mágica pluma, ha creado una gran, inolvidable e inigualable historia de AMOR.

Los que ya conocemos las aventuras de Gunnar y Freya esperamos con ganas esta continuación, pues la segunda novela nos dejó con la miel en los labios de manera agónica.

El último aullido nos trae de vuelta a Freya a tierras españolas, tras ser llamada para un particular hallazgo arqueológico en el que se verá totalmente involucrada. Allí, recuerdos del pasado y del presente se mezclarán en forma de maldición, y es que el pasado lucha por salir a flote una vez más...

Contaría tantas cosas de esta novela que tengo que retenerme muchísimo. Y eso que reconozco que al principio la comencé con un poco de miedo, pues si algo caracteriza la pluma de Lola, en mi opinión, es que no se anda con medias tintas. La autora cuenta lo que tiene que contar ciñéndose a la ambientación elegida, haciéndolo todo tan real que me ha hecho sufrir, al igual que disfrutar, en muchas ocasiones a través de lo vivido con Freya y Gunnar. Por eso, después de leer toda la trayectoria que los protagonistas habían vivido, temía a la vez que ansiaba esta tercera y última parte, por lo que encontraría en ella.

Y de verdad que me he increpado a mí misma, pues parece que olvidé por unos instantes que estaba leyendo a mi adorada Lola P.Nieva, y que lo que salga de su pluma, de su corazón y de su mente, es simplemente sublime. Que todo es compensado y que solo ella vuelca la magia posible para que una historia cruda y dura, sea a la vez lo más romántico y maravilloso del mundo.

No voy a contar nada de la historia en sí. Solo cuento mis impresiones y estas son magníficas. He disfrutado tantísimo al reencontrarme a Freya y Gunnar en todo su esplendor. He adorado ese amor profesado, a pesar de todo. El renacimiento de dos almas que la vida y el destino se encaprichan por poner a prueba.

Me he vuelto a enamorar de los personajes y su singular y única historia. He reído, he llorado, he suspirando y sí... he sufrido. Pero mi corazón queda dichoso por este cierre a la altura de ellos, porque Freya y Gunnar no merecían menos y agradezco enormemente a Lola que nos haya regalado este maravilloso final. Con todas las particularidades añadidas.

No, no voy a contar nada de la historia, solo voy a recomendarla encarecidamente y hasta la saciedad, porque merece mucho la pena.

Siempre digo que después del lobo, hubo un antes y un después en mi vida literaria... y hoy lo reafirmo.