Laura Kinsale - Por el corazón de mi dama

Valoración:

Crítica realizada por ANITA

A mediados del siglo XIV, en la corte del papa en Aviñón, una joven de la alta nobleza salva a un caballero inglés, un muchacho apenas, de la ira injustificada de la Iglesia. Trece años después ella ni le recuerda, pero él no ha podido olvidar a la misteriosa dama a la que entonces, y para siempre, juró fidelidad.

Trece años de fidelidad, de celibato, de luchar a favor del rey Eduardo al lado de sus hijos y contra dragones han marcado el carácter de Ruck, como ha marcado el carácter de Melanthe su matrimonio con un príncipe italiano mucho mayor que ella, más un padre que un marido. Melanthe, ya viuda, se ve asediada por otros dos príncipes también italianos que la acosan para casarse con ella y que llegan incluso a matar con tal de conseguirla. Pero ella está harta y ve en Ruck, un caballero honorable y puro, el medio para huir de tanta intriga.

Es una novela llena de personajes reales para su época, la princesa intrigante y fría y el caballero santurrón y leal son el núcleo rodeado de secundarios estrafalarios, casi irreales. con pinceladas shakesperianas. Transcurre la historia en un momento lleno de peligros, la guerra de los 100 años que enfrenta a Francia e Inglaterra, la Inquisición, la peste negra,  el poder de la Iglesia, los intereses económicos del Rey y sus validos, las justas…  Pese a todo es una novela ágil, en ningún momento se pierde la autora en grandes descripciones, los hechos y diálogos lo dicen todo.

Por el amor de mi dama es un magnífico libro de caballería fiel a su tiempo. Me ha sabido a poco a pesar de ser larga y me ha hecho llegar a la conclusión de que hacía tiempo que no leía una novela histórica de amor. Creo que Laura Kinsale, en esta ocasión, se ha superado a sí misma. La recomiendo encarecidamente. 

Muy bueno.

 


Crítica realizada por Mariam

Como todo noble caballero, Ruck juró fidelidad y devoción eterna a su dama. Por consiguiente eso significa que su espada estará a su servicio hasta que exhale su último aliento. Pero puede que su dama, después de todo, no sea merecedora de tal devoción. De ella se rumorea que es la amante del mismo Maligno, que asesinó a sangre fría a su esposo, incluso que fue la amante de su propio hermano y que, evidentemente, no tiene corazón. Fría, egoísta y altiva, Melanthe de Monteverde es la dama a la que Ruck rinde vasallaje.

Ruck era un joven caballero de apenas diecisiete años cuando acompañó a su esposa, que había recibido el llamado divino, a Aviñón. Al hacerlo jamás imaginó que ese viaje cambiaría su vida y marcaría para él un nuevo destino. No sólo perdió a su mujer, que se entregó a la religión, perdió su espada y caballo, sino que incluso perdió la libertad. Fue entonces cuando apareció ella, una hermosa dama de mirada tan fría como el hielo, que le salvó la vida y le entregó dos esmeraldas que le sirvieron para comprarse un caballo y una espada. Desde entonces, Ruck juró fidelidad a esa dama desconocida y nació la leyenda.

Trece años más tarde, Ruck, apodado el caballero verde, se reencuentra con su dama mientras se halla al servicio del duque de Lancaster. Pero ella no le recuerda y, consternado, se percata que no reconoce a su Señora en esa mujer fría y altiva. Nunca imaginó que la mujer que ha poblado sus recuerdos y su corazón, a pesar de que con el tiempo a veces su rostro se ha desdibujado, sea la princesa Melanthe de Monteverde. Fuera como fuere, ella fue la que, tal vez en un extraño gesto de bondad, le ayudó y por ello, y en fidelidad a su juramento, aún está dispuesto a entregar la vida si es necesario.

A pesar de su apariencia gélida y expresión impasible, la vida de la princesa no es como parece. Casada desde muy joven con el príncipe de Monteverde, con el paso de los años se ha habituado a las traiciones, complots y maquinaciones que han sido el pan de cada día para ella. La arraigada enemistad entre los Monteverde y los Navona ha hecho que se mueva como pez en el agua en el arte del engaño y la farsa. Y por salvar su vida está dispuesta a todo, incluso si eso significa mentir, utilizar o traicionar. Aun si se trata de su leal caballero verde.

Por el corazón de mi dama es una novela, de la que me atrevo a decir, que te encantará o desistirás de leerla. Si te encuentras entre las lectoras que disfrutan con las novelas de Laura Kinsale, probablemente te encuentres en el primer grupo. Claro, no es una ciencia exacta. A mí, particularmente, es una novela que me ha fascinado y aun siendo intensa, un tanto oscura y realista hasta el punto de resultan un tanto turbia, me ha llegado al corazón como pocas novelas ambientadas en el medievo lo han logrado. Es mucho más que una novela romántica. Es una novela de caballerías.

Laura Kinsale dota a sus historias de unas características que hacen de ellas que sean únicas, diferentes. Además de gozar de un don con la pluma que la capacita a describir y narrar con minuciosidad la época y la realidad en que transcurre la historia. Si a eso añadimos los claroscuros de la Edad Media y el realismo con que la dota, nos encontramos ante una novela intensa, turbia, apasionante y dura.

Tampoco sus protagonistas, Ruck y Melanthe, son los personajes comunes que solemos encontrar en las novelas románticas medievales. Melanthe es fría, ambiciosa, inescrupulosa y mentirosa. Ruck es leal, honrado, de principios y -en palabras de la propia Melanthe- un santurrón.

Pero a pesar de estas peculiaridades o, más exactamente, a causa de ellas, la historia me ha fascinado y atrapado de principio a fin.

Por el corazón de mi dama es una novela tremendamente realista en la concepción que se hace del siglo XIV, el papel de la iglesia, el levantamiento de los campesinos, las plagas, la nobleza y la caballería. Es una historia repleta de pinceladas épicas, caballerescas, el arte de la cetrería, de trovadores, monasterios, escribas, chantajes, odios y pasiones para los que no hay distinción posible, se trate de la época que se trate. Y ante todo es una novela que destila intrigas, traiciones y secretos, donde la muerte acecha detrás de cada muro y el amor es una quimera.

La propia Melanthe es una mujer endurecida, sin compasión, que despierta la antipatía de las lectoras. Pero a pesar de ello -o a causa de ello- es un personaje tan complejo y tan alejada de las dulces y frágiles damiselas a las que estamos acostumbradas que me ha fascinado conocer su historia. No es un personaje que despierte mi empatía- al menos no de entrada, ni durante la mayor parte de la novela- pues en todo momento es egoísta, traicionera y mentirosa, pero también representa un gran enigma. Y soy muy curiosa. ¿Qué se esconde detrás de su gélida y altiva belleza? ¿Qué secretos lo han conducido a manipular así? ¿Son ciertos los rumores que circulan sobre ella?

Por su parte, Ruck es un caballero fuerte, honrado y de principios. Tanto es así que renunció a su mujer por permitirle seguir con los dictados de su corazón y entregar su vida a la fe, la oración y Dios. Tratándose de una época en la que la mujer era posesión de un hombre y su palabra era la de su marido y señor, es representativo del carácter poco común de Ruck ese gesto de sacrificio. Del mismo modo, aun desengañado de la princesa Melanthe, vela por ella y la protege, incluso cuando ésta no se lo agradece en lo más mínimo.

Son, pues, una pareja atípica pero muy auténtica, una pareja que se enfrenta a sus demonios internos, a sus debilidades, miedos y secretos. Ruck es fiel a su juramento aunque en su fuero interno desearía que lo librasen de él porque su dama no es la mujer que ha idealizado en su mente. Pero a la fin... ¿es Melanthe realmente el monstruo que parece ser?

La novela está repleta de matices, de claroscuros, donde hay cambios de escenarios que nos trasladan a abadías, castillos tenebrosos, torneos, huidas, cacerías, donde se pasa de la luz a lo tenebroso de un capítulo al siguiente.

Cuenta además con un plantel de secundarios tan complejos como Ruck y Melanthe, entre los que destacan la perfidia y maldad de tantos de ellos (la inmensa mayoría=. Pero tengo que mencionar por encima de todos a Allegreto Navona, el joven asesino que adora y protege a la princesa Melanthe, que conoce parte de sus oscuros secretos y que con un estilo digno del propio Maquiavelo ya ha enamorado a muchas lectoras.

Como es habitual en esta autora, Laura Kinsale cuida, mima y pule el lenguaje hasta el mínimo detalle para que resulte acorde con el siglo XIV, haciendo uso de la cortesía y las frases grandilocuentes y un tanto afectadas que te incitan a sentirte en la Edad Media.

Lejos del romanticismo perfecto y dulce de tantas y tantas novelas medievales, Por el corazón de mi dama es una historia poco común, intensa, repleta de matices, luces y sombras y un realismo que impregna la lectura de una manera que me ha calado como pocas. Creo que es una novela que no deja indiferente. Para mí, ciertamente, ha sido una sorprendente lectura, pues aunque he leído otras novelas de Laura Kinsale, conozco su prosa, el realismo con que descrita las épocas históricas, mentiría si dijera que esta historia no es mucho más de lo que esperaba encontrar.

 

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