Julia London - Ángel tentador

Valoración:

Crítica realizada por Melisma

El amor prohibido es siempre una elección escandalosa...

Cuando Lauren va corriendo por la pradera, salta una cerca y cae, atónita y sin aliento, justo encima del hombre más guapo que había visto nunca. El desconocido se queda desconcertado, piensa que una simple chica del campo, y para alimentar la imaginación de Lauren, le roba el corazón con un ardiente beso y desaparece.

A Lauren no le dio tiempo a decirle que estaba equivocado, que ella era una condesa viuda venida a menos. Trata de olvidarlo hasta que lo vuelve a ver en un baile de Londres. El hombre que atormenta sus sueños es un duque, de su clase... y está comprometido con otra mujer.

Alexander Christian, Duke of Sutherland, no puede dar crédito a lo que está viendo. La condesa que tiene delante, no es otra que la chica de campo que hace tiempo capturó su corazón.

El deber le ha obligado a comprometerse con otra para poder prosperar en la sociedad y en el parlamento. Él necesita una noche con su dama de ojos azules, pero ¿Arriesgará todo por estar con la mujer que enciende su sangre?

Crítica:

Hablar de Julia London tras las últimas novelas que hemos leído de ella, es hablar de buena novela romántica, no creo que esto lo ponga nadie en duda, al menos no lo pondrán las lectoras que llevan tiempo disfrutando de este género y de las novelas de esta autora de los últimos meses.

Me he leído unos cuantos libros de esta escritora y más o menos conozco su forma de escribir y el modo con el que atrapa a las lectoras. Por eso me gustaría comentar algo sobre esta novela, Ángel tentador.

Yo diría que esta novela tiene buen ritmo y es un placer leerla. No voy a asegurar que sea la mejor novela de la autora pero sin duda alguna es una de las que más me han gustado.

Sobre el argumento:

Lauren es una joven cuyo matrimonio con un anciano conde –arreglado por su tutor, Ethan-, es la muestra de lo que sucedía en esa época pasada; las mujeres no eran otra cosa que carne para intercambio. Enviuda y regresa a su casa, pero la propiedad está prácticamente en ruinas porque su tutor gasta más de lo debido.

Aquí nos vamos a encontrar con una heroína de pies a cabeza, una mujer con garra y fuerza que decide volver a levantar su casa. Una muchacha que se tiene que enfrentar de nuevo con un tutor odioso que lo único que persigue es que ella vuelva a contraer matrimonio para lucrarse de nuevo a su costa.

No es la típica niña modosa y loca por encontrar marido, sino una mujer que ya ha probado un matrimonio con un hombre anciano y que sabe lo que quiere. Su capacidad de lucha me ha asombrado.

El héroe de la novela es el duque de Sutherland, Alexander. La autora nos lo muestra como un hombre al que la sociedad le importa bastante poco, porque le aburre, arrogante como pocos pero que resulta fantástico, y al que solamente parece sacar de su aburrimiento navegar. Necesita estar solo y pensar y decide alejarse de las reuniones sociales. Un desgraciado accidente a su caballo le hace conocer a Lauren en una escena que levanta la sonrisa. Pero no quiere que ella sepa quién es, está harto de ser perseguido por su título. Por otro lado, cree que ella no es más que una muchacha del campo.

Aquí comienza una relación que primero es de amistad, pero que poco a poco se consolida en amor. Alexander es un hombre maravilloso a los ojos de Lauren, acostumbrada a soportar a su difunto marido viejo y achacoso. Él es todo lo contrario, joven y atractivo.

Te quedas un poco sorprendida cuando él, a pesar de sentirse atraído por Lauren, regresa a Londres. Pero estamos hablando de una novela romántica y como no podía ser de otro modo, el despreciable tutor de Lauren la obliga a ir a Londres para encontrar un nuevo marido.

En este punto empieza la batalla entre los protagonistas, de esas que nos gustan, en la que se enfrentar, en la que ambos piensas que han sido engañados. Alexander cree que ella ha escondido su título adrede, tal vez para pescarlo. Y ella piensa que también ha sido engañada al saber que se trata de un duque; sobre todo al enterarse de que él está prometido y va a casarse.

La pasión entre ambos da bastante juego en la historia, porque aunque la boda sigue adelante, ninguno de los dos puede resistirse a la atracción que sienten y caen en el juego del amor, con el consiguiente escándalo que puede conllevar el hecho. La escena que nos describe la autora está llena de sentimiento, es sensual, excitante y sumamente emotiva. Es una de esas escenas que agradan, con las que te sienten bien cuando la acabas. Perfectamente descrita.

Como están perfectamente descritos los sentimientos posteriores de la protagonista, cuando el chismorreo de la sociedad y el escándalo atacan su honra. Se da cuenta de que haberse dejado seducir por Alexander, haberle entregado su corazón y su alma, la han llevado a ser señalada por todos como una perdida.

Los personajes secundarios están bien plasmados, como la novia de Alexander, una muchacha que se va a casar con él porque, como nuevo duque, tiene la responsabilidad de cuidar de la que iba a ser esposa de su hermano mayor, que ha fallecido. Y Ethan, el tutor de Lauren, que se hace detestable. O Magnus, el pretendiente de la protagonista que, a pesar de ser atractivo no acaban de llenarnos para ella.

Hay pocas novelas en las que pueda identificarte por entero con los personajes y en ésta puedes hacerlo con facilidad. Te enamora Alexander, sufres con Lauren cuando se siente perdida, te duele que sea señalada como una paria y estás deseando que ambos manden al cuerno a la sociedad en pleno y vivan su amor libremente y sin trabas.

Nunca suelo dar puntuación a las novelas que leo, pero esta historia, según mi criterio, merece nota alta, no por el argumento que puede resultar más o menos trillado, sino por el modo en que describe los sentimientos y las emociones, totalmente creíbles, que se acercan a los protagonistas sin remedio.

Totalmente recomendable.

 

Crítica realizada por Teresa

A pesar de ser la clásica novela de Regencia, donde héroe y heroína se enamoran y acaban juntos, yo la diferenciaría de la mayoría por varias cosas:

La protagonista es distinta. No es una muchacha con problemas familiares (tropa de hermanos a su cuidado), no es la señorita solterona que piensa que ya no va a encontrar el amor, no es la joven que ha sufrido un pasado oscuro o vergonzoso y trata de superarse. Y, sin embargo, tiene un poco de todo ello. Porque, aunque no tiene hermanos a los que cuidar, cuida de varios chiquillos huérfanos a los que adora y que la adoran; no busca marido porque ya lo ha tenido aunque su ancianidad no le permitió consumar el matrimonio; no se avergüenza de haber estado casada con el conde de Bergen, al que respetó, pero tampoco está orgullosa de haber tenido que acatar los dictados de su tutor.

Lauren es un personaje fresco, vivaz, amable. Una muchacha para quien la justicia se escribe con mayúsculas. Por eso, cuando su esposo muere, no duda en ceder toda la fortuna al que ella considera su legítimo heredero, y no hace alarde de su condición de condesa.

También es un personaje con carácter, no os quepa duda. Cn el carácter suficiente como para renunciar al único hombre de su vida para no perjudicarlo.

Diez puntos para la protagonista.

Alex. Un hombre singular. Poderoso, con la influencia para poder mover los hilos de política de Inglaterra votando normas que faciliten la vida del pueblo. Guapo, claro está. Pero prisionero de las formas sociales, de un título que no deseaba y que le ha llegado por la muerte de su hermano mayor, y de su trabajo en la política. Un hombre que no se puede librar de los lazos que le oprimen y que, como es de Ley, debe contraer matrimonio con una muchacha por la que no siente más que cariño, pero no ama.

Hay que ser muy valiente para renunciar a todo eso por amor. Y no dudéis que lo es.

Otros diez puntos para el héroe.

Los secundarios estupendos, desde el hermano de Lauren, pasando por el tutor, los niños. La prometida de Alex, su hermano, el conde Bergen o la madre de Alex, a quien me hubiera comido a besos por su comprensión.

Diez puntos más para todos ellos.

Los diálogos son inmejorables, no se puede pedir más.

Las escenas entre los protagonistas, igual, llenas de diversión y arrancándote incluso carcajadas muchas veces por lo disparatadas que resultan.

Me he reído, sobre todo, con la conversación entre Alex y el hermano de Lauren (cómo me gustaría conocer su propia historia), porque el duque va dispuesto a montar la bronca, Paul a no pasarle ni una y los dos acaban borrachos como cubas y haciendo una apuesta que levantará el escándalo en Londres.

Las escenas de romance, soñadoras, plenas, maravillosas.

Hasta aquí, lo positivo.

Ahora, lo negativo, no sé si achacable a la autora, al corrector o al traductor, pero que me ha llamado poderosamente la atención:

Tanto en la narrativa como en los diálogos hay infinidad de: gritaba, bramaba, chillaba, hacía aspavientos... Creo, aunque no soy nadie para decirlo, que se podría haber cambiado tanto grito por exclamación, tanto chillido por protesta y tanto hacer aspavientos por gestos u otros sinónimos similares.

Otra cosa que me ha dejado pensativa es: fruncía los ojos, utilizado también con bastante asiduidad. Sí, todos fruncen los ojos. Hombre, yo sé que se frunce el ceño, pero los ojos...

A pesar de las pegas que pongo, porque soy una borde (lo sé), me ha fascinado la historia, lo he pasado de rechupete leyéndola, no encontraba momento para agarrar el libro y devorarlo, me ha durado poquísimooooooooo, y me ha hecho aún más fan de Julia London de lo que ya era.

Muy, pero que muy recomendable. 

 

Crítica realizada por LadyZarek

"Ángel tentador", de la escritora Julia London, es una novela muy romántica y dulce. Nos narra la historia del duque de Sutherland, Alexander Christian, y la condesa de Bergen, Lauren Hill. Al duque le conocimos en "El diablo enamorado", el libro anterior a éste.

Lauren vive con su tío, su hermano y unos niños a los que cuida en una decadente finca. Lauren sabe que necesitan fondos para mantenerla a flote, y se le ocurre cambiar bienes por hortalizas que producen sus huertos. Un día, conoce accidentalmente al señor Christian, y ambos empiezan a verse a menudo, hasta que Alex es llamado para regresar a su hogar.

Alex está prometido a lady Marlaine, pero no puede evitar pensar en su ángel, Lauren. A los mese de verla por última vez, se sorprende mucho al verla en un acto social en Londres. Y más se sorprende cuando descubre que es la viuda del conde de Bergen. A Lauren tampoco le hace gracia descubrir que Alex es un duque...

Un libro bonito, al que le cuesta arrancar. Es más, lo empecé a principios de año, pero no me estaba llenando y lo dejé de lado por unos meses. Acabo de terminarlo, y admito que me ha gustado mucho, aunque creo que "El diablo enamorado" es mejor historia. Julia London es una magnífica escritora.

Los protagonistas se sienten atraídos el uno por el otro de inmediato, pero las circunstancias y que se ocultan cosas muy importantes les separan. Lauren es una joven muy cariñosa y dulce, me ha gustado mucho. Se niega a casarse con Magnus, el actual conde de Bergen, y busca soluciones a los problemas económicos que tienen. Es una protagonista decidida y leal. Alex, por su parte, es un poco cabezota e indeciso, y tarda en hacer lo correcto. Pero no duda en reconocer sus sentimientos, al menos no peca de orgulloso, y quiere ser justo y lucha por unas reformas poco queridas, pero necesarias.

Hay un personaje secundario que me ha caído mal, y no por ser mala persona: Marlaine. Es una secundaria de lo más pavisosa y sin sal. No me gusta cómo la ha retratado Julia London, pero al menos, no da demasiada guerra en ocasiones.

Paul Hill, el hermano de Lauren, se merecerían un libro propio, me he encariñado con este personaje secundario, pero fundamental para la trama.

Un buen libro, lástima que no sea una joya, porque tenía ganas de leer la historia de Alexander Christian, tras haberle conocido en el libro anterior. Pero es muy ameno, y dulce.

Nota: 4/5.

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