Jane Feather - La conquista de la novia

Valoración:

Crítica realizada por Katon


2ª entrega de Hermanas Duncan

Hace poco que los servicios personales de las hermanas Duncan han empezado a dar sus frutos cuando su controvertido periódico, La dama de Mayfair, ofende a un poderoso conde, determinado a arruinarlas mediante una denuncia judicial. En su desesperación por hallar quien las defienda, recurren al más afamado joven abogado de toda Inglaterra, sir Gideon Malvern, notorio por su estilo agresivo y su pasión por los retos. Prudence Duncan, la hermana mediana, con gran belleza oculta tras sus gafas y anticuadas vestimentas, le facilitará precisamente lo que éste busca.


Las cosas parecía que les empezaban a ir bien a las hermanas Duncan, el periódico que creó su madre, La dama de Mayfair, empieza a ser rentable y su negocio de agencia matrimonial ha unido a varias parejas con bastante éxito. Pero el último artículo que escribió Constance, la hermana mayor, antes de irse de luna de miel les traerá bastantes problemas. La dama de Mayfair no duda en defender a las mujeres y la ideas sufragistas, por eso no dudan en acusar al conde de Barclay de dejar embarazadas y echar a varias mujeres que habían estado contratadas en su servicio doméstico, además de afirmar que sus negocios no son tan solventes ni tan trasparentes como el público cree.

El conde de Barclay, íntimo amigo de su padre las denuncia por difamación. Prudence, vestida de forma anticuada que más parece una institutriz que una señorita, junto con unas gafas viejas acude a visitar a sir Gideon Malvern, un abogado joven conocido por su agresividad dentro de la sala de juicios y por los casos complicados que acepta. Pero su encuentro con Gideon no resultará como ellas han previsto y Prudence antes de darse cuenta estará de nuevo en la calle. Armándose de valor y con la ira por ese despido tan rápido vuelve al despacho del abogado sin que su secretario pueda impedirle la entrada. En este segundo encuentro Gideon verá a otra mujer distinta, nada sumisa, que luchará por convencerle y que sabe que tiene la verdad como aliada. Sir Gideon sin darse cuenta se dejará cautivar por esos ojos verdes que lleva ocultos detrás de unas gafas grandes de pasta y concertará con ella una segunda cita, pero esta vez no será en su despacho, para sorpresa de él mismo y de Prudence aceptará el caso. La noticia sorprende y alivia a sus hermanas, Constance acababa de volver de su luna de miel y trabajará junto con sus hermanas para solucionar el problema.

Prudence también quedó sorprendida al comprobar que Sir Gideon era más joven de lo que se había imaginado y lo que más le sorprendió aún fue enterarse en compañía de Chasity, su hermana pequeña, que estaba divorciado. En la segunda cita Prudence acude vestida con su ropa habitual, algo que cautiva un poco más al abogado. El lugar elegido es un pequeño club privado donde cenan en una habitación solos y donde hablan del caso, finalmente sir Gideon acepta ser su abogado, como las hermanas Duncan no disponen de capital para abonar sus honorarios acuerdan que si ganan el juicio Sir Gideon se quedará con el ochenta por ciento de la cantidad con la que les indemnizarán y las hermanas Duncan con el veinte por ciento, además Prudence iniciará la búsqueda de esposa para él.

Ambos tienen un carácter fuerte y esto se reflejará en los diversos encuentros, chocarán y tendrán que aprender a conocerse para que el juicio sea un éxito. Gideon quiere ver a la Prue real, no a la que visita su despacho y está a la defensiva, así que un domingo, montados en su coche y a la velocidad de veinte kilómetros por hora se dirigen a Oxford. Ese día descubrirán cosas personales que los acercarán un poco, Prue seguirá haciéndole preguntas sobre su futura novia, pero él ya lo tiene claro y responde sus preguntas al principio con evasivas y después con la imagen de la mujer que él quiere en mente. Esa noche no volverán a Londres y Prue descubrirá a un Gideon totalmente distinto del abogado serio y formal con el que ha tratado.

Las hermanas Duncan saben que ninguna de ellas puede presentarse en el juicio así que deciden que Prue se tape la cara con un velo muy tupido y finja acento francés para enfrentarse a la acusación y tratar de acercar al jurado a su causa. Pero Gideon les ha dejado las cosas claras, necesitan pruebas para la acusación de robo y estafa contra el conde de Barclay, no valen suposiciones. Valiéndose de una treta Prudence consigue que su padre le firme una autorización para revisar las cuentas de la familia. En el banco descubrirá una nota claramente acusatoria y algo que las angustiará a las tres y que les hará tomar conciencia de cuánto se están jugando en este juicio.

Prudence está más relajada con Gideon, pero una noche en la que él cocina para él y pasa un rato con Sarah, la hija del abogado, aparece repentinamente la ex mujer de Gideon, ella decide retirarse y él no entiende la razón. El día del juicio será un día lleno de nervios, además de tener que subir al estrado Prue tendrá que ver cómo su padre es interrogado por Gideon. Lord Duncan irá al juicio en calidad de testigo de su gran amigo Lord Barclay, pero con las pruebas y las preguntas de Sir Gideon se dará cuenta de quiénes son realmente las editoras de La dama de Mayfair y de la naturaleza de su supuesta amistad con el conde, hombre que se aprovechó de él cuando más vulnerable estaba, justo después de la muerte de su esposa.

Este libro está ambientado en los primeros años del siglo XX, el teléfono y los coches empiezan a formar parte de la vida de los habitantes de la ciudad de Londres. Las tres hermanas continúan con el trabajo que inició su madre en el periódico La dama de Mayfair, ellas también se lo ocultan a su padre. Un hecho que no me ha gustado de la novela es que ellas afirman que todo lo hacen por proteger a su padre, para que no se entere que su situación económica es muy precaria, pero fue su padre el que dilapidó toda la fortuna, tal y como se expondrá en el juicio, no es posible que no supiera que casi no tenían fondos.

Las hermanas han fundado una agencia matrimonial que actúa de forma muy poco creíble y que para mi gusto es absolutamente innecesaria en la novela. Los encuentros entre Gideon y Prue no necesitan de ese aliciente para producirse. Lo que menos me ha gustado con diferencia es que con la falsa excusa de ayudar a una asociación para mujeres solicitan generosos donativos que los usan para su propio beneficio. Es el mismo tipo de fraude del que acusan al conde de Barclay, pero como ellas necesitan el dinero, para seguir ocultándole la situación a su padre, entonces está bien. No, no está nada bien.

La atracción entre Gideon y Prue es casi eléctrica, los diálogos entre ambos son ágiles y divertidos, pero la historia de amor queda un poco en segundo plano en algunos momentos. Las hermanas, Constance y Chasity, aparecen con frecuencia, pero eso no desgasta la historia, se compenetran muy bien. La lectura es rápida, quien se haya leído la primera entrega le puede gustar ver qué es lo que ha pasado con las hermanas, además en este libro, vemos un esbozo de la próxima entrega.

La novela no está, no es la mejor de la autora, se deja leer, pero reconozco que ese par de detalles que he comentado antes me han defraudado y no he podido disfrutarla completamente.

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