Gabriela Alexander - Pasión indiana

Valoración:

Crítica realizada por LadyMacbeth

Sarah Welland es una joven estadounidense que estaba de novicia en un convento, y al darse cuenta de que ella no tiene vocación decide aceptar un puesto de trabajo como dama de compañía de una señora en una plantación de caña de azúcar en Cuba.

Sarah se crió en Nueva York rodeada de lujos en una mansión en la Quinta Avenida. Sin embargo, un año antes su padre murió, y descubrió que de la fortuna familiar no quedaba nada, tan solo deudas, por lo que le embargaron la mansión. Así que se ve obligada a irse a vivir con la hermana de su padre una vieja ambiciosa que pretende casarla con un viejo millonario para ella así cobrar una parte por el enlace. Sarah al conocer al "novio", decide escaparse y es así como va a parar al convento.

Cuando llega a La Habana, la vienen a recoger para llevarla a La Divina Providencia, la plantación de caña donde se encuentra la mansión donde vivirá y trabajará. Sin embargo, al llegar a Ereké, ese es el nombre de la casa, se encuentra con que la señora ha muerto y ya no precisarán de sus servicios. El amo de la propiedad, Alejandro, le dice que se siente responsable de ella y que mientras no se le encuentre otro trabajo se puede alojar en la casa.

Alejandro es un hombre atormentado por su pasado. Es el tercer hijo de un noble español, por lo que fue preparado para la vida eclesiástica, el no estaba de acuerdo y se embarcó a hacer las Américas, es un hombre hecho a sí mismo que comenzó de la nada. He dicho que está atormentado debido a su matrimonio, ya que se casó muy enamorado de su mujer pero luego no le resultó como esperaba, así que se prometió que nunca más volvería a casarse por amor, por lo que se siente totalmente descolocado por los sentimientos que tiene hacia Sarah.

En el primer encuentro entre Sarah y Alejandro saltan chispas, pero no de pasión sino de indignación por parte de Sarah al comprobar que se trata de un amo que tiene mal carácter que es muy autoritario y que no soporta que le contesten o le lleven la contraria, el está acostumbrado a que en la plantación todos los siervos o esclavos hagan lo que el ordena y no entiende como esa chiquilla se atreve a contradecirle. Conforme van pasando los días esas chispas se convierten en atracción mutua pero que tanto el uno como el otro se niegan a reconocer. Para añadirle más salsa al tema, viene a visitar a Alejandro su mejor amigo, Gaston, un francés comerciante muy bien posicionado en la isla, tanto económicamente como socialmente que se queda totalmente prendado de Sarah. .... Y ahí me quedo, para no chafaros la lectura.

Bueno, debo decir que desde que vi la sinopsis de este libro que tenía muchas ganas de leerlo. Lo que más me llamaba la atención era, sin duda, la época y lugar donde se desarrolla esta historia. Me ha gustado mucho cómo la autora describe la vida social en La Habana a mediados del siglo XIX, quizás no profundiza tanto en cómo era la vida en una plantación de caña de azúcar, aunque sí que toca el tema de la esclavitud.

En cuanto a la historia de amor y los personajes, pues también me ha resultado un poco diferente a lo que se suele publicar en histórica. Tiene su pequeña parte de intriga ya que desde el principio la autora te va dejando la duda de qué fue lo que pasó con la mujer de Alejandro, en ese sentido me ha recordado un poco al libro de Rebecca: nadie en la casa quiere hablar de lo que le sucedió la señora y Sarah, poco a poco va descubriendo cosas

En definitiva, un libro que se sale de lo habitual, de lectura fácil y rápida, y que además por lo que he visto en la contraportada, se trata de una autora nueva y de aquí (aunque nacida en USA). Así que le seguiré la pista.

Sugerencia a la autora: Posible siguiente libro, protagonista Gastón. Me ha encantado ese personaje

Mi valoración: 3,5/5

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