Diana Palmer - Connal

Valoración:

Crítica realizada por Katon

6º Libro de la serie "Hombres de Texas"

Connal Tremayne vivía atormentado desde que perdió a su esposa en trágicas circunstancias. Al cumplirse el aniversario de aquella fecha, se emborrachó para ahogar los remordimientos de su conciencia, y Pepi Mathews, la hija de su jefe, trató de ayudarlo. Sin embargo, lo que no esperaba la joven al seguirlo a una cantina de una ciudad de México, era que la llevara a una capilla y le pidiera que se casara con él. Pepi le siguió el juego, segura de que el certificado de matrimonio no tendría validez en los Estados Unidos, pero al día siguiente, iba a descubrir que su unión era perfectamente legal...

C.C. llevaba tres años trabajando en el rancho del padre de Pepi, y ella llevaba tres años enamorada de él, de ahí que se comportara como una madre con su hijo, protectora, siempre pendiente y cuidándolo cuando estaba enfermo. Pero también sabía que ella no era su tipo. C.C. salía con Eddie, una mujer escultural que poco tenía que ver con las generosas curvas de Pepi y su manía de vestir como cualquier trabajador del rancho.

Pero C.C. también tenía un secreto y un pasado. Todos los años, el mismo día, se emborrachaba, aunque se arriesgara a ser despedido. Entre delirios había confesado su dolor a Penélope, hacía tres años que su mujer embarazada había muerto ahogada y él se consideraba responsable. Pepi sabía que estaría en el barracón bebiendo así que se acercó y consiguió quitarle la botella de whisky. Pero C.C no quería tratar con niñas, necesitaba más alcohol para alejar los recuerdos así que cruzó la frontera y se fue a un bar de Juárez. Pepi lo siguió hasta allí y consintió en casarse con él ya que amenazaba con ponerse a disparar en medio del bar. Penélope a pesar de sus 22 años era bastante inocente y creyó que el matrimonio en México no sería legal en Estados Unidos, así que consintió en casarse con él.

Nada más firmar el acta de matrimonio C.C. cayó redondo y Pepi tuvo que llevarlo en su coche de vuelta al rancho. Pepi se auto convenció que el matrimonio no sería legal así que cuando su nuevo marido se presentó hecho una furia en su habitación pidiéndole el certificado de matrimonio ella le hizo creer que todo había sido un sueño de él. Pero ahora ella necesitaba comprobar que ese certificado era falso. Tras una entrevista con un abogado sus mayores temores se cumplieron, tenía que decirle la verdad a C.C, pero ella que le amaba y le temía no sabía cómo decírselo.

Era el cumpleaños de Ben Mathews, padre de Pepi cuando C.C. los invitó a ver el desfile de independencia de México junto con Eddie. Allí se encontraron con dos hombres que le reconocieron de la boda y todo se destapó. C.C. no dejó explicarse a Pepi y creyó que todo había sido una artimaña de la chica. Le dirigió palabras muy duras, le hizo daño y se dejó llevar por la rabia. Esta escena en particular no me ha gustado nada, él insultaba a Pepi y ella se iba hundiendo más y más y su propio padre presente ni siquiera la defendió.

Nada más volver al rancho Pepi le entregó el certificado de matrimonio. C.C. se iba a ir para solicitar la anulación, cuanto más tiempo pasaba más consciente era que se había extralimitado con la joven. Y cuando Ben se despidió de él y le comentó que entendería si no volvía por el rancho algo se movió dentro de Connal.

Unos pocos días más tarde C.C. o Connal, ya no quería la anulación, después de visitar a su familia había cambiado de idea. Pepi cada vez estaba más confusa, no sabía cómo comportarse con él. Además Connal había decidido ayudar financieramente a su suegro, algo a lo que Pepi se negaba. Penélope constantemente se negaba a creer que Connal la hubiera preferido a ella antes que a Eddie y más recordando las palabras que le había dirigido en Juárez. Pero el cambio de actitud de Connal le fue dando más seguridad y tras una visita al rancho de su familia cerca de Jacobville Pepi supo que quería ser su esposa. Pero al llegar Connal estaba cada vez más distante y las dudas volvieron cuando Connal le dijo que iba a llamar a Eddie por teléfono. Su matrimonio no funcionaba, ya de vuelta en el rancho de Ben Mathews se comportaban más como educados conocidos que como marido y mujer.

Ella seguía durmiendo en su habitación de la casa y él en el barracón, parecía que su relación estaba abocada al fracaso pero Connal escuchó cómo Pepi le confesaba a su padre lo que de verdad sentía por su marido.

De todos los libros que me he leído de Diana Palmer este es el único en que el personaje masculino no es tan machista y dominante. Lo que menos me ha gustado es la reiteración de los mismos argumentos por parte de Pepi, da igual lo que se le dijera ella siempre volvía con lo mismo, era bastante cansado. Connal de criticar a su mujer fallecida por no dejarle ni respirar y por ser bastante posesiva se estaba convirtiendo en lo mismo. Aunque fuera el propio hermano de Connal el que se acercara a Pepi los celos lo abrasaban.

En líneas generales me ha gustado más que el anterior, el personaje masculino está un poco atormentado y al final de la novela consigue superar sus miedos, el personaje femenino no evoluciona tanto y se sigue comportando a lo largo de la novela como una niña. Para leerlo una vez no está excesivamente mal.

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