Catherine Coulter - En el castillo de Pendragon

Valoración:

Crítica realizada por Lilith

Este libro ha sido una sorpresa muy agradable en estas vacaciones. Aburrida por la falta de novedades en agosto, decidí comprarlo y cual fue mi alegría al descubrir que formaba parte de la saga de las novias de Catherine Coulter.

La protagonista es Meggie Sherbrooke, la hija mayor de Tysen, el menor de los Sherbrooke (para los que no sigáis las saga son cuatro hermanos: Douglas: La novia de Sherbrooke, Ryder: La novia maliciosa, Sinjun: La novia secreta y Tysen: La novia escocesa). A Meggie la vimos por primera vez en el libro de su padre, y era una jovencita que ya prometía maneras. Ahora durante su presentación en sociedad se encuentra con Jeremy Stanton-Greville, el cuñado de su tio Ryder, del que lleva enamorada desde los trece años. Para sorpresa de Meggie, este va a casarse con una hermosa dama, lo que destroza el corazón de la joven y la lleva a prometerse que nunca jamás volverá a enamorarse.

Un año después, y tras la muerte del conde Lancaster, su hijo Thomas visita el condado para hacerse cargo de su propiedad. Cuando Thomas ve a Meggie no puede evitar que su corazón se estremezca y fascinado por la única mujer en el mundo que le hace reír se queda con la intención de cortejar a la joven.

Meggie no está en absoluto interesada en las atenciones del joven Thomas, pues continua enamorada de su primo Jeremy, y aunque considera que Thomas es quizás incluso más guapo que su amor de toda la vida, le deja bien claro que no quiere saber nada de él...hasta que el joven conde salva la vida de su hermanito y ambos se hacen amigos. Poco a poco Thomas trata de ganarse el corazón de la joven, y finalmente le propone matrimonio. Meggie que acaba de recibir una inesperada visita de su primo Jeremy acepta la oferta.

Como es de imaginar, el despecho no es una buena base para un matrimonio y menos cuando el mismo día de la boda, Thomas escucha accidentalmente una conversación y se entera de que su prometida se ha casado con él amando a otro.

Me encantó este libro. Me enamoré de Thomas y le habría dado de puntapiés a Meggie por tardar tanto en darse cuenta de donde reside en verdad su corazón. Thomas sufre atormentado, tratando de conseguir el afecto de su esposa, y sin saber si cada vez que la besa o le hace el amor ella en realidad está pensando en otra persona.
Para completar esta intensa historia de amor, cuando Meggie llega a la casa de su esposo se encuentra con una gran cantidad de personas extrañas (desde el extravagante mayordomo, que exige a todos los visitantes que le caminen por la espalda, hasta la neurótica madre de Thomas), además de un asesinato en una posada. Pronto queda claro que alguien no quiere que Meggie esté en Pendragón, pero los intentos de asesinato acercan a Meggie a su esposo y juntos se proponen averiguar quien intenta hacerle daño.

Aunque se trata de una historia preciosa, también tiene algún que otro punto flaco...para empezar y por algún motivo que se me escapa, la autora dedica todo un capitulo (que no digo ni un párrafo o dos, sino un capitulo entero..y para más INRI el primero del libro) a una absurda carrera de gatos. Resultó muy desconcertante empezar a leer el libro y ver a cinco o seis nombres de lo más absurdos haciendo cosas incomprensibles..para cuando me di cuenta de que se trataba de una carrera de gatos, ya estaba planteándome si dejar el libro en ese mismo momento...pero aburrimiento manda, y al final continué la lectura..¡¡menos mal!!. Me ha encantado saber más sobre esta peculiar familia, y ahora estoy deseosa de leer el libro de los gemelos de Alex y Douglas, fundadores de esta gran saga.

Crítica realizada por lolailo

Meggie Sherbroke ha amado a su primo lejano Jeremy desde que tenía trece años, ahora tiene diecinueve y todas sus ilusiones están puestas en que él se fije en ella y la pida en matrimonio, pero sus esperanzas se derrumbaran cuando conozca a la bella prometida de Jeremy. Desilusionada vuelve a su pueblo natal donde vive con su padre, su madrastra y sus hermanos.
Allí coincide con Thomas Malcombe que acaba de heredar el título de conde al morir su padre, un hombre taciturno y avaro que se divorció de la madre de Thomas y los abandonó a ambos.
Enseguida Thomas se siente atraído por la frescura, el optimismo y la inocencia de la joven y no trascurre demasiado tiempo hasta que la pide en matrimonio; ella acepta pues ha perdido todas las esperanzas de casarse con el hombre al que realmente ama y siente que Thomas es un hombre honorable, además de lo suficientemente atractivo como para sentir cosquilleos cuando la besa.
Thomas se sentirá el hombre más feliz del mundo tras contraer matrimonio con Meggie pero unas horas después la escuchará hablar con su padre y confesarle llorando que sigue amando a Jeremy. Para él, que ama a Meggie, es un duro golpe que le causará gran dolor, pero decide que su orgullo está por encima de todo e intenta no hacérselo ver a la joven.
La relación entre ellos cada vez es más apasionada y tierna. Meggie es profundamente leal y él no teme que le sea infiel pero desea que su mente y su corazón le pertenezcan por completo, por eso a veces se muestra extraño y retraído con ella, pues teme oirla hablar de Jeremy con nostalgia y sabe que no lo soportará.
Tras casarse él la llevará a su castillo de Pendragon donde habitan las personas más excéntricas que Meggie ha visto jamás: la madre de Thomas, que muestra una inmediata antipatía hacia ella, Libby, la segunda esposa del padre de Thomas de la que también se divorció, William, su hijo y hermanastro de Thomas y el mayordomo, Barnacle.
Pronto empiezan a atentar contra la vida de Meggie y Thomas se angustiará tanto por el temor que siente a perderla que estará dispuesto a dejarla marchar con su padre o incluso con Jeremy, que le ofrece su residencia. Pero ella no accederá pues no está dispuesta a separarse de su marido.

Este libro me ha encantado, de acuerdo en que los secundarios son demasiado excéntricos y que Meggie a veces es bastante cargante con su peculiar sentido del humor, pero Thomas es un verdadero amor y desde el momento que descubre que Meggie ama a otro no pude por menos que solidarizarme con su dolor y enamorarme por su forma de tratarla a ella a pesar de intentar salvar lo único que le queda: su orgullo. La relación entre ellos es muy bonita y apasionada y en todo momento la lectora puede conocer los sentimientos de celos y dolor que Thomas experimenta y esto es una de las cosas que más me gusta de la historia pues te permite conocer y comprender por qué él actúa como lo hace.
También  hay un misterio que resolver y es que alguien trata de matar a Meggie y aunque la sospechosa más evidente es la madre de Thomas, las cosas no son tan sencillas como parecen.
Un punto negativo para mi gusto es el epílogo. En el epílogo de una novela yo espero vislumbrar algo del futuro de esa pareja y el epílogo de este libro en ese sentido me dejó bastante defraudada. Aun así para mí es un libro que valoro como bueno.

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