Arlette Geneve - Mudaÿÿan

Valoración:

Crítica realizada por Teresa

1213. Los reinos de Castilla, Navarra, Aragón, León y el al.Ándalus almohade se enfrentan en una lucha abierta. Juan Blasco, joven heredero del condado castellano de Fortún y nieto ilegítimo del rey Sancho de Navarra, se perfila como posible sucedor del reino de Navarra, pero eso significa dejar el condado castellano a su suerte. Con tantas intrigas rodeando a ese niño, será Dulce Álvarez, la mentora de Juan, quien asuma como propia la misión de proteger a su pupilo.

Cuando a Adoain Estella, conde de Bearin, se le encarga la delicada misión de secuestrar al joven para llevarle a Navarra, no cuenta con la inoportuna intervención de Dulce. Para él se trata de honor y venganza. Ira y fuego. Sin embargo, el duelo entre ambos por lo que creen justo no puede generar otra cosa que una atracción instantánea y provocar la más fiera de las pasiones.

En medio de estas continuas luchas que asolan la Península Ibérica, los diferentes reinos buscan el mayor control posible de sus tierras; todos los engaños yargucias valen, las traiciones están a la orden del día... ¿Qué, entonces, puede haber más desinterasado que el entregar la vida por el ser al que se ama? Cuando emociones como estas arraigan en dos corazones, todo es secundario y Adoain y Dulce tendrán que enfrentarse a obstáculos casi insalvables.

Me gustó El carcelero de Isbiliya y me ha gustado esta novela. Aquellas que hayan leído las primeras novelas de esta autora saben que nos mostraba mujeres de empuje, con arranque y más bemoles que los caballeros, de esas que van a modo de ariete pase lo que pase después. Sin embargo, la escriruta de Arlette ha cambiado, no soy yo la que debe decir si para bien. Ahora sus protagonistas femeninas, aunque siguen teniendo arrestos, se han suavizado. En las espinas del amor, recuerdo que acabé tomando tirria a la protagonista con tanta capa y espada a favor de la españolidad.

Dulce es una muchacha bien definida para la época en la que sucede la historia. Es como su nombre indica, dulce. Como en otras de las novelas de esta autora, sus tejes y manajes la llevan a montar el caos. Mentiras y más mentiras en aras de salvar al jovencito Juan del que es tutora. Luego, claro está, hay que desliar la madeja, cosa que la autora sabe hacer bien. Su amor por el conde navarro es instantánea, nada más verle se enamora, pero no duda en mentirle y hasta traicionarle por el bien del pequeño, de su hermano y de su Castilla.

Adoain es el clásico hombre de esa época. Arrogante como pocos, terco como una mula, tanto que no quiere reconocer su pasión por Dulce. Quiere venganza por la muerte de su padre. Me ha gustado el personaje porque tiene garra y a pesar de su cabezonería en casi todo, te gusta de inmediato.

La primera parte de la novela me ha resultado un poco engorrosa porque nos presenta a un montón de personajes, todos a la vez, reyes, condes y demás amigos de la familia Älvarez que vienen de antiguo. A punto he estado de empezar a hacer una guía como las que aparecían en las novelas de Agatha Christie, por ver si me aclaraba. En su defensa hay que decir que la época y los cirios que entonces había montados con cada reino, hacen necesario sacar a esos personajes cuanto antes para ponernos en situación.

Pero luego la historia se centra en los dos protagonistas y ya te vas enterando de quién es cada uno. Es ahí cuando te metes de lleno en la novela y la disfrutas.

Los secundarios, que a veces son tan protagonsitas como los principales, me han gustado. Miguel, el hermano de Dulce; Clara, la hermana de Adoain; Lucía, la madre, Artáiz y otros muchos. Es una pena que algunos otros secundarios que parecía iban a dar más juego, se pierdan cuando la historia avanza, quedando relegados al olvido. Me hubiera gustado saber más de los amigos almohades de Dulce y Miguel cuando eran pequeños, aunque imagino que de ahí se pueden sacar otras historias. Como no me cabe duda, por lo que nos pone al final, de poder disfrutar en breve de la historia de Miguel y Clara. Porque Clara sí es de armas tomar, mucho más que Dulce a la que he encontrado un poquito descafeinada.

A destacar, una escena graciosísima en una bañera (que no cuento).

Pues resumiendo, una novela que se lee deprisa tras la primera parte, en la que te sitúas muy bien, con un protagonista masculino cañón y suficientes datos históricos para saber qué pasó entre esos reinos que batallaban por un trozo de tierra. Desde luego, lo de Arlette Geneve es la histórica porque se lo trabaja y mucho.

Mi opinión: bastante entretenida.

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