Anna Premoli - Por favor, déjame odiarte

Crítica realizada por Isabel

¿Y si bajo el odio se esconde el amor? Jennifer Percy es abogada especializada en gestión de patrimonios e Ian Saint John es economista. Y miembro de la nobleza inglesa. Y famoso, uno de los solteros de oro que aparecen en las revistas del corazón. Trabajan juntos en un banco y se odian profundamente, tanto que en una pelea llegaron a las manos y Jennifer le rompió la nariz a Ian de un puñetazo. Desde ese incidente, nunca han vuelto a trabajar juntos, pero un acaudalado cliente exige que las mentes más brillantes de la oficina se encarguen de gestionar su patrimonio, y esas mentes son precisamente Jennifer e Ian. Los dos jóvenes se verán obligados a trabajar codo con codo, a pasar muchas horas juntos, incluso fuera de la oficina. Cuando son fotografiados cenando en un restaurante, la prensa del corazón asume que Jennifer es la nueva pareja de Ian, y él, cansado de tener que soportar a pretendientes que buscan su fortuna y su título, le propone mantener esa ficción a cambio de cederle a ella el cliente más importante del banco. Jennifer acepta, pero, poco a poco, tendrá que enfrentarse al hecho de que sus sentimientos hacia Ian están cambiando. ¿Será verdad que del odio al amor hay solo un paso?

Romance actual en el que los dos protagonistas se llevan como el perro y el gato, pero que acaban dándose cuenta de que están hechos el uno para el otro. El argumento no es nada nuevo, pero me ha parecido entretenida la faceta laboral de ambos y que de ahí parta la trama. Como hace unos meses leí una novela con una pareja que trabaja en una revista y me encantó, por eso le he dado una oportunidad a esta.

No me ha defraudado para ser sincera.

Sí puede que sea verdad eso que se dice de que del odio al amor solo hay un paso. ¿No es así en muchas historias románticas? Los personajes principales se empiezan llevando a matar y luego se enamoran. Como aquí.

Vamos viendo a trasvés de los capítulos cómo es el día a día de los dos, la manía que se tienen, el pacto agridulce que tienen que hacer para conseguir la cuenta de un adinerado que quiere lo mejor para sus inversiones. Y claro, el roce hace el cariño. Poco a poco uno y otra se van dando cuenta de que no son tan distintos, que tienen muchas cosas en común. Trabajar separados no es la solución cuando hay algo de por medio que te une al oponente, hay que dejar el recelo a un lado y colaborar, así se crea algo bueno y duradero.

La lectura es ligera y entretenida, sin grandes sobresaltos, con situaciones graciosas, porque no son solo ellos sino su entorno y sus amigos. Distintos modos de pensar que llevan a diálogos de los más entretenido, una narrativa cuidada y un romance muy bonito.

Mis preferidas no son las novelas de romance actual, pero desde luego me lo he pasado bien leyendo esta novela. La ironía en las conversaciones está a la orden del día, consiguiendo que la leas rápido, que no te canse.

No es una historia con grandes pretensiones, pero sí tiene los aditivos justos para hacerte pasar un buen rato.

Crítica realizada por Patufet

No tenía ninguna referencia de este libro ni de su autora, pero en cuanto leí la sinopsis y vi la portada tan simpática no me pude resistir.

La sinopsis ya cuenta mucho de la novela, tenemos a Jennifer y a Ian, dos personajes de cuidado, los dos trabajan en el mismo banco pero no se soportan, de hecho, apenas se tratan, porque cada vez que están juntos es una guerra sin cuartel.
Jennifer es abogada fiscal e Ian es economista, los dos son los mejores en lo que hacen, por eso hay un cliente que quiere que trabajen juntos en su cuenta y eso implica tener que pasar mucho tiempo juntos, lo que se les hace difícil de digerir.

Jennifer es una mujer de éxito en su trabajo, tiene una vida monótona y estructurada, viene de una familia un tanto peculiar, están en contra de las instituciones financieras (no aprueban a lo que se dedica su hija), vegetarianos y por descontado no aprueban el maltrato animal.
Ian es igual de exitoso en el trabajo, pertenece a la nobleza inglesa, aunque eso no impide que se gane su sueldo y se pague su alquiler, pero está harto de que las jóvenes herederas, que son muy guapas pero que no tienen dos dedos de frente, le persigan con tal de cazar al futuro duque.
Su jefe les ha impuesto que trabajen juntos fuera de la empresa, así evitarán que todo el mundo se entere de sus continuas disputas, lo que aprovecha Ian para hacerle una proposición a Jenny, hacerse pasar por novios y así evitar a los moscardones. A Yenny la idea no le puede parecer más descabellada, ya que solo coinciden en lo que les gusta el trabajo y lo competitivos que son, pero aún así acaba aceptando, y lo que empieza como una farsa acaba siendo algo más.

Me lo he pasado muy bien leyendo esta novela,ya que cumple perfectamente con su objetivo, que es entretener, porque aunque no estamos ante una gran novela romántica, si que es una novela fresca y divertida.
Otra cosa son los personajes, Ian me ha encantado en todo momento, las chicas suspiran por él, por que es un bombón, pero está por encima en la clase social, lo cual favorece a que se le acerquen todas las niñas de papá que piensan que trabajar no es para ellas, o sea, chicas florero, por eso para él, Jenny es un reto y quiere demostrarle que no es un aristócrata aburrido, hay algo más detrás de su título.
Jenny es harina de otro costal, a mi me ha superado la mayor parte del tiempo, vamos, que no me ha caído especialmente bien, es bastante prepotente y desde luego que no le falta abuela, además se pasa el tiempo recriminando a Ian lo vacío que es solo por que tiene dinero, cuando en realidad son mucho más parecidos de lo que ella piensa.

La novela está escrita en primera persona desde la percepción de Jennifer, y quizás por eso me ha costado más de digerir ese personaje, por que además de los diálogos en los que pone a parir a Ian, están los comentarios a sus buenas amigas y por si fuera poco, sus pensamientos sobre él.

En definitiva, Por favor, déjame odiarte es una novela amena, entretenida y de fácil lectura, una historia en la que los protagonistas son fuertes, cabezotas y muy competitivos, lo provoca situaciones divertidas y una constante lucha de voluntades.