Amy Lab - Nunca digas nunca

Crítica realizada por Paula

La vida de Jacq da un giro trágico e imprevisto cuando pierde a sus padres y se ve obligada a trasladarse a un pueblo de la sierra de Madrid.

Podría decir que esta novela es de esas que empiezas a leer y no quieres hacer otra cosa más que mantenerte entre sus páginas. Podría decir que me ha gustado lo bastante como para repetir otro libro de esta misma autora. Podría decir mil cosas, pero solo diré que os la recomiendo. Los motivos por los que lo hago son variados y trataré de explicarlos.

En primer lugar, se me ha hecho corta. No porque lo sea, sino porque me hubiera gustado disfrutar más horas de la historia, que me tenía atrapada.

En segundo lugar, porque es un relato en el que los personajes superan sus miedos y eso suele gustarme a la hora de coger un libro. El problema de Jacq, habiendo perdido a sus padres, es peliagudo, ya que además del temor a qué pasará ahora, a encontrarse sola, se ve en la obligación de ir a un país que le es ajeno, España. Es que su madre era española y aquí es donde tiene familia.

Los secundarios que integran esa familia nueva para Jacqueline son su tía, su marido y su primo Guille. También hay un personaje con el que no está emparentada, pero sí de manera familiar, que es el hijo de Lucas, ahora su tío. Lucas no es hijo de su tía, solo de Lucas. Aparte de estos, conocemos a otros tantos implicados en la historia, que son los chicos y chicas de la pandilla en la que nuestra protagonista intenta integrarse, consiguiendo al final ser una de ellos. Cada uno de los personajes que forman la pandilla tiene sus propias características: uno es gracioso, otro guaperas, otro un encanto.

Los diálogos están bien, algunas veces me han parecido estupendos, chispeantes y graciosos, con ese toque de gente joven que gasta bromas y se lanza indirectas.

Sentimientos. Hay sentimientos y están muy bien descritos.

Se trata de una historia bien entrelazada, con personajes interesantes, relaciones preciosas, chispa, escenas que consiguen que sonrías y otras en las que se te pone un nudo en la garganta. Para pasarlo bien con el libro en las manos.