• Fecha: Viernes, 06 Marzo 2020
  • Autor/a del artículo: Noemí J.

Por Noemí J. Furquet

reading 1249273 640Hace algunas semanas hice limpieza en casa. Cada cierto tiempo hago un barrido rápido de las estanterías en busca de libros que ya no me dicen gran cosa o que tengo repetidos y hago sitio para nuevas adquisiciones (nada que ver con lo que promueve Marie Kondo, no creáis, lo mío tiene que ver más con refrenar el diogenismo bibliófilo que con el minimalismo). El caso es que, mientras preparaba la bolsa para llevarla a un punto de intercambio, me di cuenta de que, aunque leo bastante novela romántica, cada vez tengo menos libros en papel. ¿También os pasa a vosotras?

Empecé a investigar un poco y vi que, según bookriot, el 89 % de las ventas de novela romántica en Estados Unidos ya se hacen en formato digital. Parece, pues, que no estoy sola. Sin embargo, igual que hay libros de los que me cuesta mucho desprenderme, también hay libros que necesito imperiosamente tener en papel.

Las ventajas del e-reader son innegables. Es un aparato ligero y cómodo, y solo por poder cambiar el tamaño de letra (¿yo, hacerme mayor?, ¡qué va!) y ajustar la retroiluminación ya valdría la pena. Recuerdo sin nostalgia los trayectos en metro sujetando con una mano tales tochos en papel que me dejaban el brazo dolorido por el peso, mientras me agarraba como podía con la otra para no estamparme contra la puerta o, aún peor, otros viajeros cada vez que el convoy tomaba una curva o traqueteaba sobre las vías. Solo de pensar en leer Anna Karenina en papel me dan escalofríos, por lo que sus 1008 páginas siguen esperándome en lo alto del anaquel, mientras que el verano pasado disfruté como una cría releyendo La Regenta en mi baqueteado lector electrónico. Además, su memoria permite almacenar un montonazo de libros y, si hay algo que nos caracteriza a las lectoras de novela romántica, es nuestra voracidad. De hecho, según Nicholson Baker (en «El Kindle: ¿una mejora del libro convencional?»), somos precisamente nosotras las responsables del auge del libro electrónico. Qué responsabilidad sobre nuestras cabezas. Y qué alivio para nuestros ojos y nuestras manos.

ereader noemi jIlustración 1: Aquí mi fiel (y maltrecho) lector electrónico, superviviente de varios viajes intercontinentales y de una cachorrita mordelona.

Por no hablar de la discreción del lector electrónico. Dado lo poco que dejan ciertas cubiertas a la imaginación, mi primer Sony Reader se convirtió en el cómplice perfecto a la hora de esconder ciertas lecturas a los ojos de los snobs y los gazmoños. Lo tengo más que superado, pero confieso que hubo un tiempo en que me vino muy bien la sobriedad del dispositivo.

Otra ventaja clarísima es la disponibilidad: gracias a las tiendas de libros electrónicos se nos abren las puertas de todas las librerías del mundo. Podemos leer novelas en cualquier idioma y de casi cualquier país. Esto nos permite ir más allá de lo que nos traen las editoriales y descubrir autoras desconocidas o temas que no son habituales aquí. Y todo ello a golpe de clic, lo que también satisface nuestra necesidad de gratificación instantánea. ¿Que me apetece una novela histórica con una protagonista de color? Clic. ¿Una historia de amor entre personas del mismo sexo? Clic ¿De distinta edad? ¿Algo más picante? ¿Algo totalmente blanco? Clic. Clic. Clic. De hecho, el problema es que hay tanto donde elegir que una a veces no sabe ni por dónde empezar.

Y el problema se agudiza si tenemos en cuenta la riada de autoras autopublicadas. Aunque no es de extrañar: en Dangerous Books for Girls, Maya Rodale señala que las autoras de novela romántica ganan más dinero de los e-books que sus homólogas en otros géneros. Tanto es así, que hasta editoriales convencionales han creado sellos exclusivos para la publicación de novela romántica en formato digital. Si quieres leer a ciertas autoras, olvídate del papel.

Y sin embargo...

reading 925589 640Llamadme romántica. Hay algo que solo lo tiene el papel. En Contra la lectura, Mikita Brotman ya advierte de esa obsesión por el libro como objeto de culto y previene contra los bibliomaníacos, celosos coleccionistas de libros, que acumulan ejemplares cada vez más raros por el mero placer de poseerlos. Pero qué queréis que os diga. Si me encontrase una primera edición de cualquier novela de Mary Balogh, se vendría conmigo derechita a casa.

Hay libros que hay que tener en papel. Su belleza, su olor, el ritual de voltear las páginas, los puntos de lectura, el diseño de las cubiertas, los marginalia. Imaginemos que nos quedamos sin batería durante un día entero. Imaginemos una distopía en la que, de repente, dejáramos de tener acceso a lo digital. ¿Quién lloraría por perder los mensajes de correo electrónico? ¿Quién por los grupos de Whatsapp? No dudo que sería duro (ejem, ejem), pero ¿y los libros? Se me ponen los vellos de punta. Afortunadamente, parece que las editoriales, sobre todo después de la crisis, han visto en la belleza del libro como artefacto una alternativa a la avalancha de lo electrónico y últimamente podemos encontrar ediciones primorosas. Basta pensar en la colección que RBA sacó hace apenas un mes de autoras clásicas.

Esa es una de las claves por las que sigo leyendo libros en papel y, he de reconocerlo, cada vez más. Quiero libros que duren, que al recorrer mi biblioteca con los ojos me recuerden cuándo y dónde los leí, por qué me gustaron, por qué siguen en la estantería y no han terminado en la biblioteca popular del Retiro. Adoro Calibre, pero contemplar la librería de mi salón enorgullece mi corazoncito bibliófilo. De hecho, en muchos casos comienzo por leer un libro en formato electrónico para acabar comprándolo en papel.

tea time 3240766 640Ahora bien, si invierto en un libro en papel, exijo que sea algo más que un objeto bonito. Tengo muy poca tolerancia a las malas ediciones, con un papel cutre o desagradable al tacto, hojas que se despegan en cuanto relees el libro o cubiertas de baratillo. Por suerte, creo que muchas editoriales ejercen un papel importante como filtro de calidad y que publican obras tan bonitas por fuera como por dentro.

Al final, ya lo dice el clásico: la belleza está en el interior. Me da igual formato electrónico o papel; lo que quiero son buenas historias. Es verdad que el e-reader me permite leer una gran cantidad de libros, cosa que como bibliófaga agradezco enormemente, al igual que las ofertas flash o las plataformas de suscripción. Además, iniciativas tan encomiables como eBiblio me lo ponen aún más fácil. Espero que el iPad y el Kindle me duren muchos años más, pero sé que, cuando perezcan, no podré resistirme a hacerme con otro lector electrónico.

Como tampoco podré resistirme a la atracción de releer Persuasión en tapa dura o de hacerme con lo último de Julie Klassen o la saga entera de los Bridgerton. Si otras coleccionan zapatos, yo quiero libros bonitos.

¿Y vosotras, qué preferís? ¿Leéis más en formato electrónico o en papel? ¿Por qué? ¿También os sentís irresistiblemente atraídas por la «bonitez»? Yo sé que moriré pobre; solo espero que a mis herederos les gusten los libros tanto como a mí...

 

 

Comentarios (15)

  • Rocío DC

    22 Abril 2020 a las 16:06 |
    Estoy completamente de acuerdo contigo en todo. El ebook es mucho más cómodo en todos los sentidos la verdad. Leo en ambos formatos casi por igual, creo que va por épocas aunque si puedo prefiero leer en papel siempre. No me resisto incluso a comprar doble, ya que si leo un libro en digital y me gusta mucho después me lo compro en papel, así que mayormente si puedo y el libro está disponible en papel lo compro así. Que por cierto esto es otra, hay muchas editoriales que ya solo publican ciertas novelas en digital así que no nos queda otra.... lo único bueno en ese es que el lo notamos en espacio jeje gracias por el artículo.

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  • Loqui

    15 Marzo 2020 a las 11:02 |
    Yo ahora compro más libros digitales que en papel, pero hay algunos que prefiero tenerlos en físico, sobre todo si son de mis escritoras favoritas.

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    • Noemí J.

      20 Marzo 2020 a las 12:43 |
      Totalmente de acuerdo, Loqui. Además, es que los libros de una serie quedan superbonitos todos juntos en la estantería. ¡Y hay autoras que merecen un lugar destacado! (Ay, ahora me estás dando una idea para un artículo en el que compartamos a nuestras autoras favoritas...)
      ¡Muchas gracias por comentar en el artículo!

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  • Silvia77

    12 Marzo 2020 a las 19:18 |
    Me he sentido identificada por todo lo que dices, me encanta mirar mi estanterías de joyas románticas y hubo un tiempo en que buscaba y rebuscaba títulos para atesorar mis favoritos en papel. Pero el tema económico y la facilidad para el transporte ganó la batalla y, hoy por hoy, en papel compro muy poco. La mayoría de ebooks tienen precios muy competitivos y en un click los puedo estar leyendo, son muy cómodos.

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    • Noemí J.

      20 Marzo 2020 a las 12:38 |
      A mí es eso lo que me pierde: el poder comprarlos en un solo clic. De hecho, me tengo que cortar bastante para que no se me vaya el presupuesto. Además, aunque parezca una tontería, pienso que comprando en digital no se cortan tantos árboles... Pero luego me pasa lo contrario, hay libros que me quiero leer, pero me espero a poder ir a una librería para tenerlos en papel, porque sé que va a merecer la pena. Al final, esto es un vicio.
      ¡Muchas gracias por comentar, Silvia!

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  • Dougless

    12 Marzo 2020 a las 19:06 |
    Yo hace años que tengo un kindle y estoy encantada con él, es muy cómodo y el precio ayuda. Pero sigo comprando libros, lo que pasa es que ahora compro los que de verdad me van a gustar, de autores imprescindibles para mí y novedades que leo en el ebook y se me gusta mucho los compro en papel porque me encanta tener libros. Como tú, mirar las estanterías y recorrer con la mirada mis libros es una sensación indescriptible.

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    • Noemí J.

      20 Marzo 2020 a las 12:35 |
      ¿Verdad, Dougless? Es que no es comparable. Yo tengo el kindle y la aplicación de préstamo de libros electrónicos de la biblioteca, y pensaba que iba a ahorrar un montón de dinero en libros, pero al final hay novelas que las tienes que tener en papel sí o sí.
      ¡Muchas gracias por tu comentario!

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  • Cynthia HJ

    10 Marzo 2020 a las 20:56 |
    Yo soy más de leer en papel. De hecho, me resistía a comprarme una tableta para tener libros electrónicos hasta que mi querido padre me regaló una en Navidad. Confieso que leer con tableta o lector es una gozada en cuanto a todo lo que has comentado: no pesa, tienes miles de opciones, no ocupa espacio... Pero, como tú, sigo queriendo los libros de papel más que los electrónicos. No es lo mismo coger en tus manos una novela que coger una tableta, se mire como se mire. Qué bien vivir en esta era en la que no tenemos que elegir sino que podemos tenerlo todo, ¿no os parece?

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    • Noemí J.

      20 Marzo 2020 a las 12:32 |
      Estoy totalmente de acerudo, Cynthia. Para mí esa es la clave: poder elegir lo que más nos convenga en cada momento. Además, el formato digital también permite a muchas autoras autopublicarse sin tener que hacer una inversión tan grande.
      ¡Muchas gracias por comentar el artículo!

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  • Savannah990

    07 Marzo 2020 a las 13:44 |
    estoy totalmente contigo. Tiro mucho de kindler porque es mas barato y en muchas ocasiones cómodo, pero si un libro me enamora necesito tenerlo en papel si o si, porque si, lo importante es la historia pero he de admitir que lo disfruto mas en papel aunque pese mas y ocupe mas. Y yo también me siento muy orgullosa de toda mi colección de novelas, porque otra cosa no, pero los libros los colecciono.

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    • Noemí J.

      20 Marzo 2020 a las 12:27 |
      Yo antes no era así, pero cada vez me tiran más las ediciones bonitas, jeje. Tengo que cortarme, porque además no son ediciones precisamente baratas...
      ¡Muchas gracias por comentar, Savannah!

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  • Bona

    06 Marzo 2020 a las 21:51 |
    Enhorabuena, me ha gustado mucho el artículo. En más de un momento me he sentido identificada, lo reconozco. Leo en papel y en digital, pero o las mismas cosas. En papel tiendo a leer ensayo, ficción literaria y, en general, cosas que me exigen más concentración. El eBook prácticamente lo tengo reservado a romántica, no puedo leer nada complejo en formato digital. ¿Qué es lo que más me gusta del digital? El poder tener cualquier cosa que me apetezca en cualquier momento. Aunque me guste el papel no, no me atraen especialmente los libros monos. En ese sentido, no soy nada fetichista del papel o la tapa dura.

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    • Noemí J.

      20 Marzo 2020 a las 12:24 |
      Me alegro de que te haya gustado el artículo, Bona. Yo no tengo reservado el e-reader para romántica, pero es verdad que casi toda la romántica que leo, sobre todo las novedades, es en formato electrónico. Es curioso cómo vamos adoptando costumbres casi sin darnos cuenta, ¿verdad?
      ¡Muchas gracias por comentar!

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  • ELSA

    06 Marzo 2020 a las 20:43 |
    Yo era de las que se resistía al libro electrónico, eso de pasar las páginas, el olor tan característico, pero, como soy reacia a desprenderme de mis libros y tengo muchos, además de los que heredé de mi padre, ya no tengo donde ponerlos y me decanté por el libro electrónico, los libros ahí ocupan poco espacio, es fácil para viajar, te llevas unos pocos sin que tu equipaje se resienta, y es fácil para comprar solo entrar en las plataformas digitales y ya tienes el libro en tu ebook. También puedes comprar más al ser mas barato, aunque algunas editoriales los tienen a precio de bolsillo y no debería ser así, puesto que hay menos gastos de papel, tinta, transporte

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    • Noemí J.

      20 Marzo 2020 a las 12:30 |
      A mí me pasaba lo mismo: al principio era muy reacia y mi marido tuvo que insistir para que probara el libro electrónico. Y ahora no hay que me haga soltarlo. Además de todo lo que mencionas, para mí es importante también poder leer por la noche sin tener que tener una lámpara encendida. Así, si me desvelo, puedo pasarme un par de horas leyendo sin molestar a nadie.
      ¡Muchas gracias por tu comentario, Elsa!

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