• Fecha: Martes, 15 Julio 2014

books-552572 640Estoy de pie en una librería y tengo –¿qué si no?- un libro entre las manos. La portada es bonita; puede ser llamativa o puede no serlo, pero, en cualquier caso, se ve a leguas que se trata de una novela romántica. ¡Si hasta la tipología elegida para las letras se ajusta al "canon rosa"! Leo la contraportada; sí, definitivamente, estoy ante una novela romántica. Me lo dice la sinopsis en su forma y contenido, me lo dicen las citas que ponderan sus virtudes y que han sido extraídas de diversas publicaciones del género. Vamos, que ya no cabe ninguna duda: es una novela romántica.

Sin embargo, se ve que a los del sello editorial de turno eso no les parece suficiente y, como me deben de considerar una lectora bastante cortita de entendederas, han decidido calzarme las palabras "amor", "pasión" y "corazón" en el título, no vaya a ser que me pierda entre tanta estantería y mi dinero se quede por el camino. Y sí, por si aún hay algún escéptico en la sala, es necesario recalcar que tanta condescendencia para con nosotras se la debemos únicamente a la generosidad del sello editorial que se encargó de la traducción, porque da la casualidad de que, en la primera página del libro de marras, aparece el título original de la novela, y -¡oh, sorpresa!- yo, que me defiendo bastante bien en inglés, no encuentro ningún amor, ninguna pasión ni ningún corazón en él...

¡Si es que hay algunas autoras que parecen sus propias enemigas! Me dicen por ahí, incluso, que hay una escritora española que osó titular "Noche de Mardi Gras" a una de sus historias y que, en más de una ocasión, tuvo que escuchar que adónde se pensaba que iba con un título tan raruno... ¡Pues claro, si es que ella solita se lo buscó! ¿A quién se le ocurre ponerle un título simbólico y diferente a una novela romántica pudiendo llamarla simplemente "Un amor eterno", "Pasión desbordada" o "Corazón ardiente"? Por favor... Lo dicho, menos mal que tenemos editoriales a las que les debe parecer súper divertido pensar por nosotras, las pobrecitas dummies, y que se ocupan de dárnoslo todo bien masticadito para que no tengamos que preocuparnos de no entenderlo a la primera.

Es cierto que hay títulos que ya no hay por dónde agarrarlos desde que salen de fábrica, pero también lo es que muchos de los títulos originales que leo antes de arrancar cada lectura -manías que tiene una, qué se le va a hacer...- denotan haber sido pensados por su autor/editorial inicial expresamente para la historia que contienen, y que no parecen sacados de un rasca y gana de supuestos títulos de romántica. O, mejor aún, de un libro de recetas infalible: se mezcla una cucharadita de secretos con diversas dosis de mimitos, se agrega un chorrito de títulos nobiliarios y se cocina a fuego lento en algún escenario exótico. Et voilá, así es como conseguimos resultados tan efectistas como "Secretos en el castillo" o "Acariciada por un duque". Aunque, espera, ¿eso no lo había leído ya? Probablemente sí, probablemente más de una vez, pero da igual, como soy una lectora dummy, no me quejo...

*Artículo realizado por Érika Gael

 

 

Comentarios (9)

  • María Arca

    15 Marzo 2015 a las 11:46 |
    El título es lo primero que ves en una novela (película...) y a mí sí que me sorprende lo "poco currados" que están algunos, por ser demasiados comunes o por falta de imaginación. Es una tarea complicada, pero hay palabras obvias y repetitivas a las que se le debería dar un descanso...

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  • yosoy

    23 Octubre 2014 a las 10:56 |
    Me ha gustado este artículo mucho y estoy totalmente de acuerdo con él. Para mi, peor que los títulos de los libros son las portadas, con esas caras de éxtasis, vestido desabrochado y agarradas al protagonista...

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  • Macarena Rodriguez

    14 Octubre 2014 a las 22:15 |
    Me encanta el articulo!! viva la ironía!!! A veces cuando he ido a una librería y veo un titulo con flores, corazones, en rosa neón, llamándome desde la puerta, con la palabra amor en mayúsculas, en negrita y subrayada pienso....Dios...solo le falta llamarme por mi nombre desde que entro en la tienda!!!
    Para mi tanta tontería es absurda. Si el libro se llama Amor en la playa me va a gustar igual, si es romántica, como si se llama Tres escalones, me siento tonta cuando leo que es una buena novela y solo le falta que abras el libro y suene una canción de amor...y en las traducciones oficiales ya me rematan cambiándole el titulo como si fuera a elegir otra libro que suelte pompitas de amor...Espero que con el tiempo esto cambie

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  • kkekka

    20 Julio 2014 a las 12:17 |
    Un artículo muy divertido e irónico. La verdad es que lo de los títulos me trae loca, no ya porque algunos sean feos y pelín horterillas, sino que al parecerse tanto hacen que confunda los libros continuamente. Tanto corazón y tanta pasión por todos lados...
    Deberían mantener los títulos originales y ya está. Entiendo que algunos a veces son de traducción complicada, pero de ahí a poner uno que no tiene nada que ver va un abismo.
    Nosotras sabemos lo que compramos o queremos comprar, no hace falta que nos lo señalicen en plan baliza o azafata de avión. Aunque viendo algunas portadas y títulos no vendría mal que nos dejaran clarito donde están las salidas de emergencia del local.
    Besitos

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  • Katon

    17 Julio 2014 a las 20:28 |
    Jajaja, nada mejor que tirar de la ironía para soltar unas cuantas verdades. A mí también me ha pasado eso de leer el título en su idioma original y luego ver el título que le han colocado. Peeero también es cierto que muchas veces el título "tan rosa" viene de origen, ese amor, libertino, pasión, seducir...etc, se estila también en otros continentes, así que más delito tienen cuando un libro tiene un título más original y aquí ¡zas! lo cambian.
    Yo soy partidaria de que dejaran siempre el título original que para eso lo habrá pensado su autora ¿no?
    Muy buen artículo, Érika

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  • Rociodc

    17 Julio 2014 a las 16:26 |
    Muy buen articulo... Aunque noto un poquitin de ironía no Èrika jajaja. Pues sí,yo no se mucho de inglés, pero más de una vez je visto esos títulos y después el original no tiene mucho que ver... Por eso prefiero y sin ninguna duda prefiero a las autoras españolas en las que sinceramente recuerdos pocos títulos de pasión, amor y corazón. Yo me quedo con esos títulos rarunos como ese de Noche de Mardi Giras por ejemplo.... ;-)

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  • merce

    17 Julio 2014 a las 11:11 |
    Un artículo estupendo y lleno de razón. Yo le aconsejaría a la escritora de Noche de Mardi Gras (jejeje) otro título para su novela, como por ejemplo: El Diablo enamorado o Pasión diabólica, eso si entra dentro de los cánones de la novela romántica, según dicen.

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  • crishi

    16 Julio 2014 a las 21:14 |
    Jejeje. Cuánta ironía hay en este artículo. Habrá que reírse porque no nos queda otra hasta que se ponga remedio a este asunto.
    La verdad es que tienes razón. Cuando vas a una librería no hace falta que te indiquen con un cartel la sección de novela romántica porque solo con ver los títulos ya sabes que estás en ella. Los títulos están muy manidos por culpa de las limitaciones, y es una lástima que haya historias muy bonitas con unos títulos tan insustanciales…
    Por curiosidad también suelo leer los títulos en inglés y me choca que algunos no contengan esas “asombrosas” palabras. Sin embargo, y para no calentarse mucho la cabeza, con las series utilizan otras palabras muy machaconas que ya viene de fábrica, como, por ejemplo, las series de Mary Valgo (Simplementes, Ligeramentes, Amantes, Un romance…) o Catherine Anderson (Serie comanche).
    No debe de ser nada fácil poner el título a un libro; expresar en pocos o en un solo término lo más significativo o simple de una historia sin caer en lo corriente o repetitivo. Pero, por favor, si estoy leyendo histórica no me gusta que se incluyan en los títulos palabras como ligar porque pega como a un santo tres pistolas. No cuadra. Vale en novela actual, pero, ¡¡¿¿en histórica??!! Puede que sea para enganchar a un nuevo público; para darle a la romántica un aire más moderno pero me tira pa´tras.
    En fin, entre autores y editoriales anda el juego.

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  • Malory

    16 Julio 2014 a las 13:12 |
    Estupendo artículo, Érika. :)
    La verdad es que hay algunos títulos que son delito y lo de que no se traduzcan literalmente, algo que no es exclusivo de la literatura porque en el cine también se hace o hacía, me parece la repera.
    La verdad es que cuesta creer que una autora/or que logra emocionarnos con sus historias y que al hacerlo demuestra poseer una imaginación privilegiada, luego bautice sus obras con tan poco ingenio. Sé que poner título a una novela no es fácil, pero seguro que con un poquito de esfuerzo evitarían tanto duque, conde, seducción, amor y pasión. Personalmente prefiero los títulos que hacen alusión a la historia sin contener esas palabras, me parecen mucho más originales

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