• Fecha: Viernes, 09 Agosto 2013

vintage-1485644 640He tenido un par de semanas de tranquilidad, y a falta de nada mejor que hacer, pensé en buscar una nueva serie de la BBC que devorar, y pasó por mis oídos para caer en mis manos "Galerías Paradise", que dicho sea de paso vaya hombre más interesante y vaya final de serie más insulso. Y pensé "mira, cómo el de Harrods". Que bien habría podido pensar que era como el de Mercadona, que empezó con una carnicería y míralo ahora. Pero esta que suscribe tiene delirios de grandeza y vientos, que no aires, de glamour, así que Harrods es lo primero que me viene a la mente, como si me pasara el día comprando accesorios de Gucci en lugar de chorizo para las lentejas.

La cuestión es que los grandes almacenes Harrods, tan famosos por tantas cosas, desde el bolsito con el perro hasta por el hijo del ex propietario, amante de Lady Di cuando fallecieron ambos trágicamente en París, comenzaron exactamente así. Una tiendecita y...

Venga, solo un poquito de historia, si me enrollo me reñís.

El señor Charles Henry Harrod, un marchante de tés y mayorista de ultramarinos, abrió su tienda en el East End, en la acera de enfrente de su casa, en 1835, con la reina Victoria apenas cuatro años en el trono. Y en 1849 conoció el señor Harrod a un negociante que quería quitarse de encima el alquiler de un almacén en una zona semi-rural en Knightsbridge. Y como el señor Harrod estaba intranquilo por la epidemia de cólera que azotaba Londres, decidió trasladar sus mercancías y su tiendecita hasta allí, alejándola del corazón de la ciudad y de los riesgos de contagio. ¡Quién le iba a decir a mediados del siglo XIX a aquel preocupado comerciante que ahora todo el centro de la ciudad y los extranjeros acudirían a aquella zona, semi-rural entonces, a buscar su comercio!

Pero antes de que todos acudiéramos allí en masa la tiendecita comenzó a crecer, y adquirió las tiendecitas de al lado, como hiciera John Moray en la serie de la tele, para ampliar su negocio, y cuando su hijo tomó las riendas por jubilación del señor Charles, transformó el negocio convirtiéndolo en algo más parecido a lo que es ahora, pero menos glamouroso para la época, claro. Entonces lo que fuera fabricado mecánicamente y no a mano... iba a ser que no, no para la gente de bien.

¿O no os habéis dado cuenta que ninguna protagonista entra a comprar a los Grandes Alamacenes Harrods? Nunca. Nunca lleva un vestido de Harrods, sus admiradores no le compran los dulces ni las flores en Harrods, sus cocinas no se abastecen en Harrods, sus hermanos, padres, maridos, pretendientes, no visten en Harrods. Vamos, que si por las autoras de romántica fuera ¡el señor Charles Henry se hubiera muerto de hambre!

Y obviamente no debió ser así, no solo de Bond Street debió vivir el beau monde.

Volviendo a la realidad y obviando mis tonterías, a finales de 1883 la tienda se destruyó como consecuencia de un incendio, y el edificio se reconstruyó a mayor escala, tomando su maravillosa apariencia actual.

En 1889 ¡cotizaba en bolsa!, lo que significaba que era un negocio boyante, y de confianza.

Y en 1914 abrió su única sucursal fuera del Reino Unido. ¿Dónde? No lo adivinaréis si sois europeas. En Buenos Aires. Ni NY ni Tokio. Buenos Aires... no entraré en polémicas históricas sobre desvaríos imperialistas, que no ha lugar... pero todo tiene su qué.

Y bueno, desde 1959 fue cambiando de manos y ahora lo tiene la familia real de Qatar, cuyo color institucional, como detalles de detalles, es el azul turquesa (así que su flota de coches lamborghini es de ese color; Señor, soy una frikiiiii).

Bien, ahora os contaré curiosidades, que es lo que mola:

En lo alto de su fachada dice grabado en piedra: "Omnia, Omnibus, Ubique", que significa "Todo, para todos, de todas partes", que vaya chorrada que lo pusieran en latín si los ingleses no hablan latín. Si ni siquiera hablan castellano; ¡venga yaaaa! Pero si les viene justo hablar inglés... Aunque la cuestión es que el grabado es cierto. Lo que no encontréis en ningún sitio, seguramente estará en Harrod's. Un compañero compra allí los calzoncillos, pues le gustan de Yves Saint Laurent de media pernera (no comment), y solo los ha encontrado en Harrod's, que digo yo dónde encontraría los primeros, o quién se los regalaría...

Otra cosa interesante es que fue el primer lugar en el que se instaló una escalera mecánica, en 1898, mientras nosotros perdíamos Cuba. A los clientes les daba cierto yuyu subirse en ella, y se dice que se fidelizó a dichos clientes a base de pequeñas dosis de brandy para sus nervios.

Y como experiencia personal, la primera vez que fui el estand de una conocida marca de cafeteras era la barra de un bar, y maniquís vestidos con trajes de noche de firma tomaban un café a la luz de unas arañas de cristal espectacular; que me costó saber qué narices vendían, vaya, hasta que vi que lo único que tenía marca era la cafetera y sus cápsulas. Y la última (valeee, solo he estado dos veces en Londres, lo confieso) era el 50 aniversario de James Bond y todos los escaparates rebosaban de piezas de sus películas: coches, joyas, vestidos, armas... impresionante.

¡Ah! Consejo de amiga, si compráis algo, no preguntéis si os lo pueden envolver: os enviarán a la planta de abajo, allí elegiréis el papel, el relleno para la bolsita donde irá vuestro regalito (como Mr. Bean en Love Actually cuando el marido de Emma Thompson se la pega), el color del lazo, y os soplarán entre seis y catorce libras por ello. ¡Como para comprar un imán de nevera y que te lo envuelvan! Te cuesta más el estropajo que la fregada, que dicen en mi tierra.

Y por último, si os perdéis, hay unas señoritas encantadoras con una banda rollo miss universo que dice "pregúntame" que te dan gratuitamente (importante, esto) un plano de los grandes almacenes con los nombres de las tiendas que hay en cada planta.

Vamos, que cuando el señor Charles Henry Harrod abrió su pequeña tienda de tés y ultramarinos al principio de la época victoriana, dudo que sospechara siquiera que iba a crearse a raíz de su establecimiento un imperio donde se gastan verdaderas fortunas, y donde los turistas se acercarían a curiosear, con la excusa de que "está cerca de los museos de historia y ciencias naturales". Ya. Será por eso que vamos a verlo...

*Artículo realizado por Ruth M. Lerga

 

 

Comentarios (13)

  • Alejandra

    24 Junio 2014 a las 19:19 |
    Muy interesante el artículo. Son de esos sitios que hay que ver por curiosidad, pero no dejan de ser unos grandes almacenes en mi humilde opinión.

    responder

  • Lady Petunia

    18 Mayo 2014 a las 12:34 |
    ¡Buenas!

    Articulo interesante, cuando vuelva a Harrods lo miraré de otra forma, aunque yo más bien nunca compro nada, no puedo evitar caer en la pastelería y llevarme una cookie que son de tamaño industrial y riquísimas. Siempre es sorprendente ver a más turistas haciendo fotos a los letreros de carne de cocodrilo que comprando.
    Referente a tu artículo, me ha parecido gracioso y entretenido, que razón tienes que en las novelas se obvia bastante el negocio del pobre hombre. jajajaja
    Por otro lado, no teniendo que ver con Harrods sino con la inspiración de tu artículo, tienes razón menudo final mas chufa el de Galerías Paradise, me pasé a la obra que la inspira el Paraíso de las Damas, y aún más surrealista.
    Gracias por la información y los consejos, espero leer más artículos tuyos XD
    Saludos!

    responder

  • agc_71

    09 Febrero 2014 a las 20:35 |
    Muy interesante. Muchas gracias por los consejos, los tendré en cuenta para cuando vaya a Londres jajaja

    responder

  • TAMARA PELEGERO

    03 Febrero 2014 a las 10:41 |
    Vaya, me he quedado con la boca abierta. No tenía ni idea de la historia de Harrods. Me ha parecido entretenidísima. Es curioso lo de las palabras en latín, ¿a quién y por qué las pondrían?

    responder

  • Ruth M. Lerga

    10 Agosto 2013 a las 23:49 |
    Por cierto, nunca os doy las gracias por vergüenza, porque llevo mejor las críticas que los piropos, pero gracias por decirme lo que os gustan mis artículos, no sabéis lo que hacéis, me impulsáis a escribir más... ¡INCAUTAS!
    Besotes.

    responder

  • Miryam

    10 Agosto 2013 a las 11:59 |
    El artículo super interesante como todos los tuyos Ruth pero debo decir que no tienen tanto encanto como yo me imaginaba cuando fui a verlos. Es más, ver cómo la gente se santiguaba ante la foto de Lady Di y Dody y las compas donde tomaron su último trago pues me dejó un poco choff de lo cutre. Eso sí, en Navidad está precioso con la iluminación.

    responder

    • Ruth M. Lerga

      10 Agosto 2013 a las 23:47 |
      Estoy contigo Myriam. Lo de Lady Di es la pera limonera, a quien le guste lo hortera (y sin haberlo buscado, pedazo de pareado). Huí de nada que tuviera que ver con ella como de la peste, o por seguir la gracia, como del cólera. Ni me acerqué al "santuario" que tienen montado allí.
      Pero el edificio, y todo el entorno de Knigtsbridge, es soberbio. Y no he visto otros grandes almacenes así (como si fuera a sitios así a diario, la verdad; soy más de mercados). Me encantó por diferente, pero la segunda vez me acerqué a los escaparates y ya no entré.
      No obstante, como todo en la vida, una vez al menos hay que verlos. Luego ya depende de tus vicios y la sostenibilidad de tu tarjeta de crédito. La mía conoce mejor las librerías de Oxford Street, la verdad...
      De Candem Market no hablaré si no es delante de un abogado, pero Señor, qué mañana más increíbleeeee ;)

      responder

  • kalina

    10 Agosto 2013 a las 01:14 |
    Un artículo muy interesante. De sus comienzos no sabía nada, hay que ver como un brote de colera cambió la tienda de ultramarinos del señor Harrod en el señorial edificio que es hoy, por lo menos el nombre es el mismo. ¡Gracias por el artículo!

    responder

  • rosita

    09 Agosto 2013 a las 20:11 |
    Muy interesante, aunque lógico que nuestros protagonistas, sólo compraran en negocios exclusivos , para la clase alta jjaaj.
    La globalización cambia , todo, ahora ya no son más ingleses !!!

    responder

  • Katon

    09 Agosto 2013 a las 19:35 |
    De una tienda de barrio y huyendo de la peste, fíjate la que se ha montado, jaja. Charles Henry era un visionario, aunque ni él mismo lo supiera.
    Hay reveses en la vida que son para mejor; si no hubiera sido por ese incendio no tendríamos el espectacular edificio que hay hoy.
    Me ha encantado tanto la historia como las curiosidades ¡si es que lo cuentas que es una maravilla!
    ¡Gracias por el artículo!

    responder

  • ELSA

    09 Agosto 2013 a las 18:25 |
    Interesante artículo y además aderezado con ese toque irónico tan de Ruth, me ha encantado

    responder

  • morticia

    09 Agosto 2013 a las 15:41 |
    Como siempre, muy interesante. Me encanta saber cómo nacieron todos estos sitios que ahora son "de culto" y su evolución. Gracias.

    responder

  • Mary Jo

    09 Agosto 2013 a las 14:57 |
    Magnifico articulo, como siempre.
    Que curiosa es la vida¿verdad? el pobre hombre si le llegan a decir que su pequeña tiendecita en el extrarradio se iba a convertir en un icono del glamour, lo mismo se tira por el puente de Londres, jajajaja.
    Como al de Zara ¿no? cualquiera diría que coser batas de guatine daba para tanto. jeje
    Gracias Ruth.

    responder

Escribir un comentario

Gracias por tu colaboración.

Copyright © 2002 - 2022 rnovelaromantica.com y elrinconromantico.com

| Aviso legal | Política de privacidad | Política de Cookies |

We use cookies

Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies. Ten en cuenta que si las rechazas, puede que no puedas usar todas las funcionalidades del sitio web.