• Fecha: Domingo, 20 Diciembre 2015

water-1333454 640He leído por ahí, que los retretes separados para hombres y mujeres aparecieron por primera vez en un baile de la alta sociedad en París en 1739. Desde aquí me he puesto a investigar.

¿Os habéis preguntado alguna vez el motivo por el que nuestros protagonistas no aparecen nunca en un excusado? ¿Es que no queda bien? Pues no, no queda bien. Que yo recuerde solo hice mención a que la chica iba al excusado en una novela, y porque quería contar cómo eran los que existían en los antiguos castillos.

Hace ya 4000 años, los cretenses utilizaban una especie de retrete que era una cisterna, una taza y un desagüe. Más o menos como los actuales. Y en Oriente, donde la limpieza era un asunto religioso, 3000 años a.C. ya existían instalaciones de retretes en las casas. Se han encontrado vestigios con cañerías de barro y grifos para el agua. Vamos, que no hemos inventado nada nuevo.

Los cuartos para el aseo más perfectos de la antigüedad eran los que usaba la realeza en Creta. Tenían bañeras que tomaban y soltaban el agua mediante cañerías hechas de piedra que, con el paso de los años, fueron sustituidas por cerámica. Disfrutaban de agua caliente y fría, llevando los detritus fuera de los palacios. Y el retrete, en concreto, se completaba con una cisterna en la parte superior, que recogía el agua de la lluvia o era llenada a mano.

Los escoceses fueron también unos de los primeros en habilitar cuartos de baño. He conseguido saber que los pobladores de las Orcadas, justo frente a la costa escocesa, se servían de un sistema de letrinas, construcciones muy rústicas que unían las viviendas a los distintos torrentes. De ese modo podían hacer sus necesidades sin tener que salir al exterior, en un clima desapacible.

Tampoco los egipcios se quedaron atrás, como es lógico en una civilización que nos ha dado muestras de ir por delante en muchas cosas. Ya en el 1500 a.C. los nobles egipcios contaban con baños que llevaban el agua fría y caliente por medio de tuberías. Como en otras culturas, la limpieza del cuerpo era tema religioso. Se dice que los sacerdotes tenían que tomar varios baños fríos al día para purificarse.

Por su parte, los judíos defendían que la limpieza del cuerpo era igual a una moral pura, de modo que los baños también eran rituales y en el 1000 a.C. se construyeron a lo largo y ancho de Palestina obras públicas que facilitaban el acceso de agua.

Los romanos tenían letrinas múltiples, podemos verlas en grabados, y los hombres, sin pudor alguno, se sentaban unos junto a otros y charlaban o leían mientras orinaban o aflojaban el vientre.

Ahora bien, lo que debería haberse ido perfeccionando hasta nuestros días, tuvo un período de oscuridad. Los avances de indios, egipcios, romanos o cretenses respecto al retrete, desaparecieron como por arte de magia entre los siglos V y XV. Hemos visto películas y leído libros haciendo referencia a calles donde los excrementos de animales se mezclaban con los humanos, donde las personas se aliviaban en cualquier parte. Los más afortunados, usaban las bacinillas que, eso sí, a veces eran verdaderas obras de arte, para que luego los criados las vaciaran en la vía pública. Los orinales, o tazas de noche, parece que fueron inventados por los romanos, poniéndole el nombre de «matula». No he podido constatarlo, lo siento. Pero lo llamaran como lo llamasen, no fue mala la idea, al menos hasta que las calles empezaron a tener problemas de salubridad por el vaciado de los mismos.

Parece que más tarde, tras esos siglos de dejadez, volvió de nuevo la claridad a la mente de las personas, o los gobernantes tomaron medidas drásticas para evitar que las calles de sus ciudades fueran un foco de infección.

Así, en 1597, John Harington desarrolló el retrete de válvula, al que puso el nombre de Ajax, y que se instaló en Richmond, en el palacio de Isabel I. En 1775, John Cummins patentó un retrete con cisterna. Viendo las múltiples virtudes de los sanitarios, por medio de un acta de la Salud Pública inglesa, se ordenó instalar inodoro en todas las casas. Y como «culo veo, culo quiero», nunca mejor dicho, en 1890 estaba extendida la moda por toda Europa.

Como curiosidad, encontramos el libro de buenas costumbres de Erasmo de Rotterdam, erudito humanista del siglo XVI, sobre las normas a seguir en los cuartos de baño. Una de ellas dice que resulta muy descortés saludar a alguien mientras se esté orinando o defecando, que lo mejor es hacer como que no le hemos visto. También indica que lo ideal es disimular con una tos fuerte el sonido que pueda producir otra persona al soltar un pedo. ¿Habéis tomado nota?

El retrete más espeluznante está en Guadalajara, México, construido sobre el hueco de un ascensor, en el piso 15. El que tenga bigotes, que se ponga a hacer pipí ahí dentro. El más caro, de oro puro la taza, el techo y las paredes, está en Hong-Kong. El papel higiénico no es de oro, porque rasca. Tres toneladas de oro de nada. Una bagatela.

*Artítulo realizado por Nieves Hidalgo

 

 

Comentarios (15)

  • Cristina Sánchez

    25 Enero 2016 a las 21:02 |
    Me ha parecido muy interesante el artículo. Menos mal que se fue evolucionando, porque eso de tirar los excrementos a la vía pública, que asco. Nunca me había preguntado nada de la evolución del retrete, me ha parecido muy interesante.

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  • Rociodc

    18 Enero 2016 a las 21:14 |
    Que curioso. Seré rara pero algo había investigado yo de este tema, por películas y por las pocas novelas en las que sale en un momento dado ,mención al escusado me hacia gracia, pero con este artículo he aprendido más... Doy gracias por haber nacido en este siglo...porque no me veo yo en una cosa de estas,o tirando (o haciéndolo) en la calle...puag! Jejeje
    Muy bueno el final delarticuilo Nieves, al del hueco del ascensor ni me asomo! Y el de oro...mejor no opino jejej gracias!l

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  • cristina c.

    18 Enero 2016 a las 11:22 |
    Un articulo muy interesante. Es cierto que no queda bien en una novela el tema de la evacuacion de esfinteres.
    Mi marido cuenta que sus abuelos, que vivian en un pueblo, iban a hacer sus necesidades al corral y tenian una silla con un agujero. Yo he conocido los orinales, soy de un pueblo del norte, donde hace muchisimo frio y solo habia un baño en la planta baja, asi que cuando era niña teniamos un orinal por habitacion... en cuanto me hice un poco mayor bajaba al baño, para mi es algo desagradable tener el orinal debajo de la cama.

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  • ANA MARIA GARCIA

    11 Enero 2016 a las 13:33 |
    Interesante, si que es cierto que en nuestros libros no se suele mencionar el momento de hacer "pis", es que...no queda bonito ;) pero es un tema muy interesante. La verdad es que me ha traído muy buenos recuerdos el reportaje porque la primera foto es del Museo del Romanticismo de Madrid al que fuí hace 1 año y al que recomiendo su visita.

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  • Roxana

    06 Enero 2016 a las 16:40 |
    Una historia curiosa y oculta la de este invento que ha ido mejorando nuestras vidas, un invento poco "literario", pero que merecería una bonita novela ;)

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  • romantica -86

    06 Enero 2016 a las 01:05 |
    Un artículo muy interesante. Es cierto que el tema de los retretes aún nos causa pudor y está visto como algo poco fino y curiosamente en todas las novelas pasan por alto el tema del retrete y la protagonista va al baño para ducharse o peinarse pero no para hacer sus necesidades. También me ha parecido interesante como otras culturas han tratado siempre este tema con una mayor naturalidad

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  • isabella

    03 Enero 2016 a las 23:52 |
    Mucha informacion, la verdad es que conocer la historia de los retretes nunca se me paso por la cabeza, es algo que das por sentado que lo tienes.
    Es interesante saber que no siempre se avanza sino que habeces se puede retroceder como sucedio con el retrete, hay mucha originalidad en la actualidad, lo del ascensor es muy guai

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  • Carmen Zapico Zapico

    03 Enero 2016 a las 20:10 |
    Un artículo buenísimo, como siempre, Nieves. Parece mentira que conociéndose el retrete desde tiempos tan remotos haya habido una época con esa falta de higiene. Las fotos estupendas.

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  • eva026

    03 Enero 2016 a las 13:38 |
    Muy buen artículo, no sabía de cuando se remontaba el retretete exactamente, y ya veo que siempre ha estado ahí de uns manera u otra, menos mal por que lo de ir a los callejones o calles... no era muy buena idea. Gracias por el artículo

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  • blanca

    03 Enero 2016 a las 11:55 |
    Me encantan estos artículos donde se amplía la información que no cabe dentro de las novelas y que siempre me deja con ganas de saber más. En este caso el artículo no puede ser más interesante y las fotografías que lo acompañan ilustran perfectamente el texto. Gracias por mantenernos informadas y sobre todo por hacerlo con tanto humor.

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  • Almudena

    02 Enero 2016 a las 19:06 |
    Cuanta razón tienes, es cierto que a mí ya me había parecido raro que en la pelis de romanos tengan retretes y en las posteriores usaran originales, algo inexplicable como comentas que perdiesen ese avance.
    En los libros que he leído como mucho nos dicen que usan el orinal y, recuerdo uno, en el que una chica iba a una fiesta y en el baño tenían orinales en el suelo separados como ahora.

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  • Katon

    24 Diciembre 2015 a las 22:06 |
    Jajaja, lo que me he reído con los comentarios finales.
    Un artículo interesantísimo, desconocía que los cretenses fueron tan avanzados en este tema. Una lástima que existieran unos siglos de oscuridad y menos mal que la razón volvió al ser humano y desde el XIX contamos con un sistema generalizado.
    Las fotos son la guinda de un artículo tan fantástico.
    Gracias al RNR y a Nieves

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  • Cynthia HJ

    24 Diciembre 2015 a las 16:57 |
    Siempre me maravillo al pensar cómo todos esos avances de la antigüedad pudieron dejarse de lado durante tantos siglos. Y en este caso hablamos de higiene, que es algo básico. Menos mal que volvieron a ponerse las pilas y ahora ya no tenemos problemas. No me habría gustado nada nacer en una época sin un retrete en condiciones XD

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  • crishi

    24 Diciembre 2015 a las 00:36 |
    Pues es verdad, ni se me había pasado por la cabeza, parece que queda feo hablar o describir el excusado en las historias de nuestros protagonistas, en especial en las históricas y muy en concreto en las victorianas. Precisamente estoy leyendo A un beso del pasado y la señora Compton, después de indicar a los protagonistas dónde se encuentra el cuarto de aseo, nombra con recato y en un susurro el lugar del excusado.
    Un artículo muy curioso, como de costumbre.
    Gracias por ilustrarnos sobre este tema.

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  • Malory

    21 Diciembre 2015 a las 21:33 |
    Ahora entiendo de dónde nos viene el pudor a la hora de ir al retrete y nos hace sentir que el resto del mundo no tiene culo jejeje.
    Muy interesante, Nieves. Me encantan estos artículos y la de cosillas que se aprenden con ellos.
    Gracias

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