• Fecha: Viernes, 03 Mayo 2013

WellingtonLa mayoría de nuestros héroes de regencia, aquellos que no fueron herederos y que por tanto pudieron dedicarse a la vida castrense, lucharon contra Napoleón, ya fuera en la guerra de la península, como los ingleses la llamaron, o nuestra Guerra de la Independencia; o en las guerras por el continente europeo, cuya batalla final es la famosísima Waterloo.

Y todos ellos lucharon a las órdenes de Wellington. Por supuesto. El gran Wellington, el duque de Hierro, Old Nosey (el viejo narigudo, pues su nariz se asemeja a una percha)... Como si no hubiera habido más generales o grandes militares entonces. Y los hubo: Hill, William Paget...

Pero no os daré la brasa con batallas pasadas que no nos interesan, sino con la vida del duque, que además de militar, de héroe nacional, de Primer Ministro, fue hombre, y tuvo una vida cuanto menos interesante.

¿Que cómo lo sé? Una de las razones es que tengo una idea en mente con él. La otra es más sencilla: si vais a Londres, ¡¡podéis visitar su casa!! (creo que Londres-turismo debería pagarme... mmmmm). Está al lado de Marble Arch, en Hyde Park Corner, en el mismísimo centro. Se llama Apsley House, la llamaban el Número Uno. Cualquier bus turístico pasa por allí. Si paseáis por el centro la veréis, aunque no sepáis que es ella. Y si entráis, descubriréis, por ejemplo, que en el hall tenía una estatua de Napoleón desnudo. Mola, ¿eh? Hay que tener sentido del humor, o estar obsesionado con su archienemigo. Creo que tuvo que ver más con lo segundo que con lo primero, pero esta es mi opinión, que se manifiesten sus biógrafos, que los hay por decenas.

Bueno, a lo que iba.

Nada en la vida temprana de Arthur Wesley, que se cambiaría después el apellido, presagiaba lo que estaría por llegarle. Nació en Dublín en 1769 (vamos, que casi no era ni británico, pues el Acta de Unión del Reino de Irlanda y el Reino de Inglaterra para formar el Reino Unido es de 1800), y fue el tercer hijo del primer conde de Mornington. El título de conde de su padre fue otorgado después de que su abuelo y bisabuelo fueran barones (vamos, que por poco no es ni noble, tampoco). Y como era el tercer hijo, tenía dos opciones, milicia o una de las tres profesiones aprendidas, iglesia, medicina o derecho. Afortunadamente eligió el ejército.

Eso sí, estudió en Eton, Inglaterra, como correspondía, y continuó con su formación castrense en Bruselas, en un momento en que afortunadamente para sus pretensiones el continente bullía con aspiraciones imperialistas francesas. Su padre le compró el cargo de alférez. Y de ahí al estrellato.

Ganó batallas y más batallas y más batallas, y se cambió su nombre por Arthur Welleslley (desconozco el porqué) y siguió ganando, y le dieron un montón de títulos, como el de Príncipe de Waterloo, Duque de Ciudad Rodrigo y Duque de Vitoria (por nombrar los de casa), marqués de un montón de sitios, conde de otro montón, barón de blablablá.

Y acabaron las guerras. Y se quedó con las fuerzas aliadas en Europa, en lugar de regresar a casa con Kitty, su esposa (con la que se reconcilió en 1831, justo antes de que ella muriera) y sus dos hijos. Hay que decir que se casó con una mujer a la que prometieron y a la que encontró el día de la boda después de más de diez años sin verse. Pobres ambos, digo yo, él y ella. Pero volviendo a su vida, se ganó tras su victoria final el título, permitidme la cursilería en la ironía, de Rey de corazones. Se bromeaba en los salones que la admiración por el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas del Reino Unido era la Nouvelle Religion. Lo más de lo más, para que nos entendamos.

Un metro ochenta, y cuerpo recio, hecho a base de ejercicio en el campo de batalla, con facciones angulosas y una nariz muuuuy aguileña, las tenía a todas "loquitas".

Volviendo a la idea de su obsesión por Napoleón, estuvo con dos de las últimas amantes del francés, Giusepppina Grassini, y la actriz Mlle George. Ambas se afanaron en confirmar que el duque era de ambos el más vigoroso. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Como si fueran a decir lo contario, si es queeeee...

Una vez en Londres, muchas mujeres trataron de ganarse sus favores (sí, mientras Kitty seguía en el campo, donde prefería estar, alejada de las excentricidades de la capital y de un marido con el que no se llevaba ni bien ni mal; no se llevaba). Entre las rivales más destacadas se conocieron a Lady Jersey (sí, también lo sabéis, una de las patronas de Almack's, que debían gustarle los primeros ministros, pues se habló de una relación con Liverpool, también; pero parece que aquí no se llevó el gato al agua), Lady Shelley (creo que no fue la escritora, pero no he encontrado ninguna entrada al respecto, y me he vuelto loca buscandoooo) y Harriet Arbuthnot, una mujer que si bien no era noble estaba bien situada dentro del establishment de los tories (el partido conservador), y cuya relación con Wellington duró muchos años y fue socialmente aceptada. Tuvo esta acceso a todos los secretos del gabinete, pero no pudo sin embargo influenciar al duque, ni siquiera para que su esposo (sí, la pajarita estaba casada con un hombre que ayudó mucho al hermano de Wellington en su divorcio, que de raza le viene al galgo) entrara a formar parte del gobierno.

Su relación con Harriet fue aceptada incluso por la casa real, pues se les concedió audiencia juntos, para conocer a la duquesa de Kent, quien, caprichos del destino, sería después la Reina Victoria.

Pero coincidió también el principio de su amorío con el final de su relación con una de las amantes de Napoleón, con la que apareció públicamente en París del brazo, para escándalo de la sociedad. Sociedad que quiso escandalizarse más aún imaginando un trío con Harriet por añadidura.
Y no os aburro con más batallitas.

Solo os diré que Welligton fue mucho más que un general que viene bien nombrar, o el gran comandante que derrotó a Napoléon, o el tory que aplicó duras medidas sobre Reino Unido... fue alguien sobre el que se podría escribir una novela de lo más interesante... ¡y morbosa!

Visitad Apsley House si tenéis ocasión y os gustan las casas georgianas (antes de las victorianas). Esta es el colmo del lujo. Y os enfadaréis cuando veáis la colección española, que le regaló Fernando VII en agradecimiento. Soberbia.

*Artículo realizado por Ruth M. Lerga

Fotografía de wikipedia. Arthur Wellesley I duque de Wellington pintado por el artista Thomas Lawrence, meses antes de la Batalla de Waterloo.

 

 

Comentarios (23)

  • Aquiescente

    13 Febrero 2014 a las 14:43 |
    Independientemente de sus victorias castrenses, este personaje tuvo mucha suerte.
    Mucha suerte porque sus grandes victorias en Arapiles o Waterloo se debieron a casualidades y fallos estupidos de su enemigo.
    Y muchísima suerte, porque vivió a la vez que el inmortal Napoleón. Es gracias a éste, que se nombre a un tal Wellington.
    El resto ya es la imbecilidad del ser humano con sus incomprensibles agradecimientos desmesurados.
    Con lo que hizo, robó, y destruyó en España o Portugal... Lo minimo era haberle pedido reposición, no darle titulos y riqueza.
    España es diferente.

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  • Germán E Vogel Blaya

    11 Enero 2014 a las 17:12 |
    Porfa tu que conoces podrás indicarme el nombre del hotel en la campiña inglesa cerca del hever castle donde Wellington. descanso después de Waterloo. Tiene un restaurantes muy bueno, estube allí y quiero volver pero no me acuerdo de él. Muchas gracias y felicitaciones por el articulo.

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  • JuanZevi

    28 Noviembre 2013 a las 12:35 |
    ¡Qué interesantes, Ruth, tus pinceladas sobra un personaje tan apasionante como Wellington. So obsesión con Napoleón era recíproca, desde que éste supo que tenía una nariz aguileña similar a la suya, de la que estaba orgulloso y en la que cifraba el origen de su bravura (en aquella época estaban de moda las teorías fisiognómicas).
    Esa nariz tuvo que ver con el episodio entre Wellington y Goya que estuvo a punto de cambiar la historia de Europa, y dio origen a un topónimo popular que aún se mantiene en Santander.
    Otra huella del personaje en España: es la única persona no nacida en nuestro país (a excepción de unos cuantos monarcas, claro) representada en los medallones de las enjutas de los arcos de la Plaza Mayor de Salamanca (curiosamente, al lado de Unamuno; merece la pena fijarse en estos detalles salmantinos además de buscar la malhadada ranita).

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  • Stella Maris Cortés

    30 Agosto 2013 a las 14:58 |
    Muy completo e interesante tu info. Muchas gracias! Pero creo que el arco que está junto a la Apsley House es el Wellington Arch, no el Marble Arch.Y otro tema: me dijeron que le apodaron a Wellington como Duque de Hierro no por su férrea personalidad sino porque cubrió las ventanas de Apsley House con placas de Hierro como defensa ante las piedras que le arrojaban en descontento por su política económica, porque si bien como militar fue muy reconocido, como gobernante fue malo. Gracias por tu artículo!

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  • marivi

    18 Mayo 2013 a las 22:14 |
    Felicidades Ruth ,te has currado bien el articulo. Muy ilustrativo e interesante .Nos has descrito muy amenamente con pelos y señales la vida de este Duque guerrero y mujeriego.Lastima que no existiera la fotografia en aquella epoca,para verle mas al natural.jajaja
    Gracias.

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  • Ava Campbell

    18 Mayo 2013 a las 19:35 |
    Grandísimo artículo, Ruth. Añado que estuvo a punto de caer en desgracia tras la victoria de Vimeiro, curiosamente, porque el trato dispensado a los vencidos fue tan magnánimo (los repatriaron a Francia a cargo de las arcas públicas británicas y sin exigirles que no volvieran a combatir) que escandalizó a la opinión pública británica. Pero de los 3 oficiales que firmaron el acuerdo, él fue el único que salió bien parado.

    Por si alguien tiene curiosidad, las novelas The Spanish Bride y An infamous army, de Georgette Heyer, reflejan a la perfección su carácter y comportamiento en las guerras napoleónicas.

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  • Maria945

    17 Mayo 2013 a las 20:00 |
    Lo primero quiero dar las gracias a Ruth por el artículo, ya que me ha gustado mucho como relata la vida de este personaje historico su modo vida, como era, etc , conocia de antes al duque Wellington pero me ha parcedio muy interesante y difrente esta forma de conocerlo.
    Mas en la fecha que estamos aqui en Vitoria que este año celebramos el bicentenario del aniversario de la batalla de Vitoria en la que estuvo luchando el Duque de Wellington.

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    • Ruth M Lerga

      17 Mayo 2013 a las 21:34 |
      Ava Campbell, escritora afincada precisamente en Vitoria-Gasteiz, sacará en noviembre una novela romántica con muy buena pinta ambientada en la vida civil en Vitoria (si no recuerdo mal era en Vitoria) durante la ocupación francesa en la guerra de la independencia. Si tienes especial interés, ponte en contacto con ella, es un amor y una apasionada del tema.

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  • luciago

    17 Mayo 2013 a las 18:42 |
    Ya conocía de nombre a este gran general, con tantos libros en los que he leído su nombre, pero lo que no sabía es todo lo demás.
    Si voy a Londres, iré a ver su casa, eso seguro.
    Gracias por este artículo tan interesante.

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  • Olalla

    17 Mayo 2013 a las 16:06 |
    Estoy de acuerdo con Rosamoni. :) Wellinghton me cae gordo.
    Pero me encanta la forma que tiene Ruth de escribir un artículo que logre no aburrirme.
    :)
    Y no, aunque le pese, Wellinghton no era británico jajaja.
    Por cierto, sí, Londres tendrá que pagarle a Ruth por tanta "publi" porque vamos...

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  • rosamoni

    17 Mayo 2013 a las 10:48 |
    Ruth me encantan tus articulos, ya no es que sean super interesantes sino la forma de escribirlos, te meten dentro del personaje o lugar.
    A mi este señor no es que me haya inspirado mucha curiosidad, la verdad es que es un personaje conocido pero es que a mi las batallas no me gustan, pero si reconozco que tiene un halo misterioso, y coincido con vosotras en que cuando estuvieronn aqui los ingleses se portaron de forma totalmente cruel, tipo hooligans o como se diga. Resumiendo a lo salvaje ellos que van de caballeros por la vida.
    gracias por ampliar nuestros conocimientos.

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  • Bona Caballero

    05 Mayo 2013 a las 17:08 |
    Siento discrepar. No del artículo, que está bien. Es el personaje, que siempre me ha caído bastante gordo. Quizá sea una antipatía hacia cómo se portó el ejército inglés en la Península Ibérica. Cuando me encuentro a un "héroe" tipo Balogh o Putney que ha guerreado en la Península, siempre me pregunto a cuántas españolas violó. O si era de los que se quedaba mirando. Pérez-Reverte les dedicó un bonito artículo "Nuestros aliados ingleses" en 2008. Es uno de esos casos en que mis conocimientos históricos me impiden disfrutar de una novela romántica.

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    • Ruth M Lerga

      05 Mayo 2013 a las 23:18 |
      Bonna, me temo que tienes toda la razón, y que como ejemplo más significativo, la noche siguiente al sitio de Badajoz el comportamiento del ejército aliado fue... digo indigno porque creo que a nivel castrense es el peor insulto. Quedó reflejado, además. Supongo que en todas las batallas debió ser igual. Sé que al día siguiente de Badajoz hubo duros castigos públicos por parte del ejército inglés, y que sotto voce se comentó que si se dejó hacer aquella madrugada en concreto fue porque las huestes, tras tan dura batalla, necesitaban "desahogarse".
      Francamente, podrían haber ido a... bueno, a acariciarse al río, o a montar un campeonato de mus, o a lo que fuera.
      Pero lo cortés no quita lo valiente, y tras la persona, que se avergonzó de ser irlandés, que ignoró a su esposa y se limpió la conciencia a última hora, que como primer ministro fue... lo que fuera...
      Tras la persona permanece la leyenda.
      Y decir Welligton es hablar de leyenda.

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  • Miryam

    04 Mayo 2013 a las 19:19 |
    Me encanta el artículo. Yo no he visitado su casa de Londrés pero si visité el lugar donde falleció, el castillo de Walmer, en Kent. Allí pude ver sus famosas botas, que inventó él pero se las hacía el famoso Hobbs, el que sale en los libros también, creo que eran una modificación de las hessianas (las botas) que también salen mucho en nuestros libros.

    Cuantas cosas se pueden aprender leyendo romántica ;-)

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  • ELSA

    04 Mayo 2013 a las 10:01 |
    Muy interesante, yo añadiría lo que se dice en Irlanda, Wellington siempre se avergonzó de ser irlandés, algo que en aquellos tiempos no estaba bien visto, y decía que: "No por nacer en un establo uno tiene que ser un caballo", uno de sus descendientes se estableció en Málaga, pero como la gente no sabía pronunciar su nombre se quedó en Huelin y a día de hoy es uno de los barrios de esta ciudad y su familia una de las importantes de esta ciudad.

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  • ladye

    04 Mayo 2013 a las 00:29 |
    Muchas gracias por el artículo. Ha sido muy pero que muy interesante. Me he quedado patidifusa con el asunto de la estatua de Napoleón, lo de este hombre si que era "sentido del humor".

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  • kalina

    04 Mayo 2013 a las 00:18 |
    Estupendo artículo Ruth! Personaje famoso por sus hazañas militares y muy nombrado en la novelas históricas, y por lo que leo con una vida muy interesante, aunque totalmente desconocida por mi. Lo de la estatua si lo sabía, ya hay que estar obsesionado, porque creo al igual que tú, que sentido del humor nada de nada. Desde luego saldría una novela muy interesante con su vida, amantes, matrimonio arreglado, cambio de nombre, obsesionado con Napoleón, su némesis, vamos toda una novela.
    Gracias por el artículo, muy bueno.

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  • Mary Jo

    03 Mayo 2013 a las 21:34 |
    Interesante todo lo que nos cuentas de Wellington, aunque creo que todas sabíamos algo de él, (son incontables la novelas en las que aparece), como siempre aportas detalles jugosos y fascinantes. Sobre todo me quedo con la mosca detrás de la oreja con lo de la estatua de Napoleón, y encima desnudo,ummm curioso.
    Gracias por el artículo Ruth, y estoy de acuerdo contigo, la vida de este señor da para una novela maravillosa ¿que, te animas?
    besos

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  • Mencía

    03 Mayo 2013 a las 20:41 |
    Muchas gracias, Ruth, es un artículo estupendo y de lo más interesante y entretenido. Lástima que este personaje histórico no sea santo de mi devoción. ¿Por qué? Suya es la frase: “Un hombre puede nacer en un establo, pero eso no le convierte en un caballo” refiriéndose a que, aun habiendo nacido en Irlanda no se consideraba irlandés. Solo por tal falta de respeto: ¡Cruz y raya, señor duque!

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  • Anasy

    03 Mayo 2013 a las 14:48 |
    Muy buen artículo, felicidades. De este hombre me leí alguna biografía porque era un personaje que siempre me llamaba la atención por su participación histórica , es un personaje interesante y que además sale nombrado en numerosas novelas románticas. Gracias.

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  • Noabel

    03 Mayo 2013 a las 14:40 |
    ¡Estupendo artículo!. Muy interesante la vida de este caballero...tan nombrado en nuestras novelas y a la vez tan desconocido. Curioso.

    P.D: Con semejante descripción y entusiasmo me he vuelto loquita hasta yo :)

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  • Aysha

    03 Mayo 2013 a las 13:37 |
    ¡Me encanta! Gracias Ruth, como siempre haces artículos maravillosos.
    No tenía idea de la vida de éste señor, pero la verdad es que es la mar de interesente.

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  • kkekka

    03 Mayo 2013 a las 13:16 |
    Si, realmente deberían pagarte. Nos estás haciendo un plan de visita maravilloso.
    Interesante la vida de este señor. Se le podría llamar el señor "por los pelos".
    La cosa es que tiene una vida ciertamente interesante que nos has acercado a tu manera, siempre amena y entretenida.
    Gracias por tu artículo.

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