• Fecha: Martes, 23 Septiembre 2014

vintage-1501540 640Divorcio. Palabra casi prohibida en las novelas románticas, salvo que se ajuste a personajes secundarios. ¿Por qué? Pues porque nuestros protagonistas no se divorcian y se acabó. O lo hacen para luego volver a unirse. Eso de aquí se acabó todo y tú sigues tu camino y yo el mío, nada de nada. No lo admitimos. Tienen que acabar casados y bien casados, como está mandado.

Ahora bien, puede resultar interesante aclarar la aparición de un divorcio en una novela romántica y echar la vista atrás para conocer esta práctica en los antiguos pueblos.

El divorcio viene de lejos, casi desde que se instauró el matrimonio. Solo algunas culturas no lo admiten por causas religiosas.

La Historia nos demuestra que en tiempos pasados (retrocedamos hasta los babilonios), romper con una unión estaba admitido bajo ciertas normas. En Babilonia cualquiera de los cónyuges podía solicitarlo aunque, para volver a darnos de cabezazos contra la pared, si el divorcio se pedía debido a la infidelidad de la mujer, ésta era rea de muerte. Me suena esto a pesar de haber pasado siglos. Los tiempos cambian, pero la mente de los humanos no tanto.

Los aztecas no eran tan cerrados: entre ellos igual uno que otro podía demandarlo, siendo libres después para contraer nuevo matrimonio.

Los celtas podían tener más de una esposa, pero también se consentía la separación.

Los hebreos podían tener varias mujeres y repudiarlas sin más argumento que el de me he cansado de ellas.

Entre los griegos, si se divorciaban o el hombre repudiaba a la mujer, tenía que devolverse la dote. Este pueblo pensaba, por algo han tenido filósofos que, aún hoy, podrían dar clases a más de uno.

Pero qué duda cabe que los romanos se llevaban la palma. Allí te casabas si había algo que dejar a los herederos; en caso contrario (como pasaba con los esclavos), vivir juntos sin ceremonias de por medio era más que suficiente. ¿Para qué papeleo innecesario?

Como vemos, con sus más o sus menos, pudiendo pedir el divorcio el caballero o la dama, siempre se ha admitido romper ese vínculo.

Hasta que llegó el cristianismo.

Palabras mayores.

Porque al tomarse el matrimonio como un sacramento divino, no había marcha atrás. Ahora bien, siempre hubo quien se lo saltó a la torera o consiguió anular su unión argumentando no haber tenido relaciones sexuales, por mucho que fuera incierto. El poder y el dinero, ya se sabe, hacen milagros.

Dejando a un lado distintas costumbres, quiero hacer una pequeña referencia a los divorcios en la época en que están inmersas muchas de nuestras novelas románticas, para que esas lectoras que abren los ojos como platos, pensando en que hay un error, lo vean más claro.

De todas es sabido que muchos matrimonios se basaban en los intereses pero, así y todo, era la meta para cualquier joven. Permanecer soltero era un desastre, por mucho que la mayoría de nuestros protagonistas masculinos se defiendan (al principio) como gato panza arriba para no ir al altar, y las heroínas pasaran a ser unas pobres solteronas, mal vistas por la sociedad en cuanto se les empezaba a pasar el arroz. Para unos y otros permanecer soltero era un fracaso, se mirara por donde se mirase. Además, las mujeres eran educadas para convertirse en esposas y madres porque, sumado a todo ello, el sexo femenino carecía, la mayoría de las veces, de medios propios y económicos para ser independiente.

Tuvieran o no los medios, pesaba más quedarse soltera que perder las propiedades a favor del esposo, quien se hacía con el dominio de todo.

Afortunadamente, no todas pensaron así, comenzaron a movilizarse y ya en 1790, en Francia, donde el papel de la esposa era la sumisión, se auparon contra el abuso exigiendo que se impusiera el divorcio como medio para paliar la degradación de la mujer.

En la Inglaterra de 1857 se consiguió un cambio que facilitó la ruptura del vínculo matrimonial haciéndolo menos oneroso, llevándose a cabo unos 600 divorcios anuales al finalizar el siglo.

No por ello supuso la panacea de todos los males: la mujer seguía infravalorada y muchos consideraban el nuevo estado como un escándalo mayúsculo.

Pero fuera bueno, malo o peor, se divorciaban.

*Artículo realizado por Nieves Hidalgo

 

 

Comentarios (24)

  • romantica -86

    20 Octubre 2015 a las 21:37 |
    Es cierto que en ninguna de las novelas románticas aparece el divorcio y separación rotunda entre los protagonistas, pero no hay que olvidar que nos gustan las historias bonitas y los finales felices, para rupturas y sufrimiento hay ya demasiado en la vida real. Aplaudo por supuesto el divorcio y me ha resultado interesante conocer su historia, la verdad que creía que era bastante más reciente. Lamentablemente muchas personas siguen juzgando negativamente los divorcios, sobretodo a las mujeres.

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  • Esther Alcaide

    25 Junio 2015 a las 20:40 |
    Pues obviamente el divorcio ha sido una cosa que siempre ha existido, con un nombre u otro, con mejores o peores opiniones, y más o menos aceptación en la sociedad.
    Hay que reconocer que de todos los ejemplos citados, el más práctico es el romano jiji ¿para qué tanto papeleo si no vas a dejar nada en herencia?.
    Aunque hoy en día hay una, yo diría minoría, que ve el divorcio con malos ojos, me siento feliz de vivir en una sociedad donde un hombre o una mujer puede elegir divorciarse y no tener que aguantar en un matrimonio que le hace infeliz.

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  • María Arca

    07 Junio 2015 a las 13:23 |
    Sí que es cierto que en las novelas casi no se ve, es más yo creo que no recuerdo que haya leído ninguna. Es una pena, por que forma parte de la vida. No conocía ese recorrido sobre el divorvio. Menos mal que poco poco se va cambiando la mentalidad.

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  • marijose92

    22 Marzo 2015 a las 19:02 |
    Es un tema que como dice, en las novelas se ve muy poco. Me sorprende que en diferentes culturas se pudiesen divorciar por ciertos motivos, pero no me sorprende que el sexo que siempre pierde sean las mujeres. No me estraña que tambien los hombres de la época quedaran como solterones aunque no lo diga así, ya que en la mayoría de los libros siempre son ellas las solteronas, aunque debo decir que hoy en día sigue habiendo muchas regiones con esta opinión.
    Muy interesante

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  • Orianna Hurtado

    22 Marzo 2015 a las 05:26 |
    Los divorcios con parte importante de nuestra sociedad. Nadie debe estar obligado a permanecer al lado de alguien si no quiere. Sin embargo, hay que esforzarse en mantenerlo.

    Concuerdo en que seria interesante ver más temas relacionados con divorcios en la literatura romántica.

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  • Patriki

    05 Marzo 2015 a las 16:04 |
    Un gran artículo, muy bueno. Es verdad que el divorcio ha existido siempre pero no siempre se ha visto bien sobretodo despúes del cristianismo (con la Iglesia hemos topado). Los romanos se tomaban el divorcio como se lo tomaban la mayoría de las cosas de la vida con gran tranquilidad y sin alterar, pero si habían nacido niños, estos se quedaban con el padre y la madre no tenía ningun derecho sobre ellos, y si el padre se negaba, no podía ni verlos. Pero ya sabemos, nosotras siempre nos llevamos la pero parte. Y estaba intentando pensar una novela histórica con un protagonistas divorciados pero no se me ocurre, como mucho se separan y se tiran años sin verse y haciendo vidas separadas pero no divorciados.

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  • Isabel 11

    04 Marzo 2015 a las 10:08 |
    Ante el divorcio estaba mal visto, sobre todo para la mujer, eran etiquetadas de por vida. Menos mal que esto ha cambiado, si no pueden estar juntos por la circunstancias que sea, mejor separados.

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  • Alejandra

    26 Octubre 2014 a las 12:39 |
    Me gustan mucho estos artículos porque siempre aprendes algo nuevo. Es una pena lo que tenían que aguantar solo por el qué dirán y la sociedad. Afortunadamente, esto ya no es tan importante aunque si que sigue afectando la presión social.

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  • DINA

    23 Octubre 2014 a las 17:22 |
    Cómo me gustan estos artículos en los que se abunda en temas que salen de pasada en las novelas románticas y que siempre me dejan con ganas de saber más, pero por falta de tiempo, la mayoría de las veces no lo hago.
    Gracias por un artículo tan completo e interesante.

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  • verito

    22 Octubre 2014 a las 12:02 |
    Muy interesante el artículo, menos mal que hemos avanzado en este tiempo en los temas relacionados con la mujer aunque todavía queda mucho.

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  • MARIAN

    22 Octubre 2014 a las 07:21 |
    Gracias por el artículo, es muy interesante saber como ha ido evolucionando un tema tan importante como este.

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  • ANA MARIA GARCIA

    21 Octubre 2014 a las 08:53 |
    La verdad es que desconocía el divorcio en tiempos tan antiguos, la verdad es que ha estado muy interesante el artículo. Creo que nunca me he encontrado divorcios en los libros que he leído, tal vez en alguno actual pero en los de novela histórica no, ahí siempre son o solteros o viudos.

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  • Bona Caballero

    09 Octubre 2014 a las 20:03 |
    Un artículo muy interesante, gracias, Nieves por escribirlo.
    Me gustaría añadir que el aparente rigor de la iglesia católica a disolver matrimonios se solucionaba, como se apunta en el artículo, con el tema de la "nulidad".
    Pero no era principalmente por el tema de "no consumado" sino que lo conseguían arguyendo un parentesco demasiado cercano (impedimento en unos grados mucho más amplios que el derecho canónico actual).
    Hay muchos ejemplos conocidos.
    Leonor de Aquitania, por ejemplo, anuló su matrimonio así cuando con el rey francés sólo tuvo hijas.
    Urraca I de León y Alfonso el Batallador también lo anularon por lo mismo (bueno, aunque ese matrimonio se las trajo, pero mucho).
    Otro ejemplo, el matrimonio de los RR. CC. pendió de un hilo durante años porque no habían pedido dispensa.
    Lo cierto es que esto era uno de esos trucos hipócritas de los que todos se beneficiaban. No pedir la dispensa hasta ver si el matrimonio funcionaba o no, no dejaba de ser un truco.
    Ganaban todos.
    El Papa (que en aquella época era otro príncipe temporal más) podía influir en la política de otro Estado por esta vía.
    Y los reyes sabían que tenían así una vía de escape para los matrimonios que no daban el fruto deseado (hijos varones, alianza política que dejaba de interesar, etc.)
    Los problemas venían cuando uno quería anular y el otro le ponía obstáculos (Enrique VIII y Catalina de Aragón, p.e.) por problemas principalmente políticos.

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  • Carmen Zapico Zapico

    05 Octubre 2014 a las 18:02 |
    Muy buen artículo. A veces puede parecer que el divorcio es algo relativamente moderno, pero existe desde hace miles de años, en todas las culturas,aunque no ha sido aceptado igual en todas.

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  • cristina c.

    03 Octubre 2014 a las 13:34 |
    Me ha encantado el artículo.
    Me pilla muy de cerca porque tanto mi madre como yo nos divorciamos. Mi madre a principio de los 90 y solo les falto a la gente apedrearla... menudas burlas tuvimos que aguantar. Y cuando yo me divorcie ya era distinto, pero menudos chismorreos tuvo que aguantar la que era mi suegra cuando yo me junte con mi actual marido.... incluso dijeron que yo iba por su piso (cuando el piso era mio)

    Asi que me puedo imaginar a aquellas mujeres marcadas de por vida... que injusticias han habido

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  • Roxana

    03 Octubre 2014 a las 11:59 |
    Muy interesante conocer cómo han variado las costumbres respecto al divorcio durante la historia. Son tan variadas como las fórmulas y ritos para el matrimonio, pero casi siempre han perjudicado a la mujer.

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  • Silvia77

    27 Septiembre 2014 a las 12:04 |
    Una cuestión peliaguda para la mujer esto del divorcio pues veo que casi siempre llevaba las de perder, sobre todo a partir del cristianismo. Y es que lo que no entiendo es que si se casaban por interés económico casi siempre luego no esperarían que siempre saliera bien. Afortunadamente para las mujeres de hoy en día, menos mal que se rebelaron.

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  • Elizabeth Urian

    26 Septiembre 2014 a las 10:38 |
    ¡Me encanta el tema del divorcio! Tendría que explotarse más en la histórica. Gracias por el artículo, Nieves.

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  • Betty Aguilar

    26 Septiembre 2014 a las 00:03 |
    Bueno con los ¿romanos?... Osea que si eras pobre no tenías derecho a tener una ceremonia para "certificar tu unión", muy malo, con lo romántica que soy para esas cosas doy gracias no haber nacido en esa época.

    Muy interesante el artículo, gracias a Nieves por compartirlo.

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  • Miryam

    24 Septiembre 2014 a las 16:29 |
    Muy interesante.
    No sólo había que tener en cuenta las circunstancias económicas cuando te casabas sino que seguramente si te maltrataban e intentabas pedir ayuda a tus padres y familiares seguro que no querían saber nada, por eso me imagino que muchas mujeres aguantarían carros y carretas porque no tenían dónde ir.
    Y en los libros, pues alguno hay que se ha separado y divorciado pero en histórica pocos.
    Creo que en Lady Johanna ella pedía la nulidad aunque todo el mundo decía que estaba muerto, y en este caso su familia la apoyaba. La excepción.

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  • Sandrayruth

    24 Septiembre 2014 a las 12:56 |
    Me ha encantado el artículo, desconocía casi todo. Yo en los libros lo único que acepto es que se divorcien, pero luego vuelvan juntos porque saben que se quieren y no pueden vivir el uno sin el otro, si no, de ninguna manera...

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  • Malory

    23 Septiembre 2014 a las 22:41 |
    Gracias, Nieves. Un artículo estupendo y muy interesante.:)

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  • Katon

    23 Septiembre 2014 a las 20:37 |
    Fantástico artículo, desconocía la posibilidad de divorcio en algunas de las culturas antiguas.
    Sabía que le número de divorcios al año fue alto tras la aprobación de esa ley, pero no me imaginaba tantos.
    Aunque las novelas no los pongan como unos defensores de su soltería, al final todos tenían que claudicar, jaja.
    Y nooooo, nuestros héroes no se divorcian, ellos, felices para siempre;)

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  • Elena

    23 Septiembre 2014 a las 18:19 |
    Como los todos "sabías que"... muy interesante.
    Hay muy pocas novelas historias en que algún protagonista se divorcie...
    Muchas gracias Nieves.

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