Elena Bargues - Tú, como el viento sur

Valoración:

Crítica realizada por Malory

Iba a empezar la reseña diciendo: ¡Qué historia más bonita!, aunque no creo que sea la forma adecuada porque "Tú, como el viento del sur" es mucho más que una historia bonita. Es desgarradora, realista, cruda por momentos y ha removido muchas cosas en mi interior... sin embargo, la determinación de estas cuatro mujeres, fuertes (cada una a su manera) y la aparición en escena y en sus vida de Teo, logra convertirla en eso, en una bonita historia de amor, de confianza, de superación, de reencuentros, de recuerdos...

Preciosa, de verdad que lo es a pesar del tema que durante toda la novela permanece ahí latente, amenazante y desgraciadamente tan real. Sin embargo, la forma en que Elena nos lo va contando consigue aflojar el nudito de congoja que se te pone en la garganta en algunos momentos, ha sido una buena estrategia, ir entremezclando la tensión con situaciones más relajadas, que impiden que la novela se convierta en algo demasiado angustioso y dramático. Lo ha conseguido presentándonos por un lado a Valvanuz , sus circunstancias, sus problemas y su vida, y por otro a Teo, su familia, su trabajo, sus amigos y el negocio familiar. Capítulo a capítulo, día a día, la vida de los protagonistas se va vinculando, trenzándose hasta que todos y cada uno de los personajes entran en contacto de una u otra manera y al final ya no son dos historias independientes sino una: la de Teo y Valvanuz.

Destacar la maravillosa forma de escribir de la autora, con una prosa cuidada al máximo, con unas descripciones detalladas pero que para nada resultan pesadas, al contrario, hacen que te metas de lleno en la lectura, que visualices los lugares en los que transcurre la obra y logra que te imagines cada detalle y personaje sin problema. Tampoco quiero dejar de mencionar la riqueza de vocabulario y lo bien empleado, ese detalle me ha encantado y lo he agradecido especialmente (detesto las reiteraciones a la hora de leer).

Otra cosa que me ha llamado la atención y sinceramente, me ha hecho mucha gracia y a la vez me ha parecido un toque muy original y también arriesgado, fue descubrir a Teo y su aspecto físico (aquí pondría un emoticono de esos con la boca y los ojos abiertos como platos jajaja), no voy a decir nada sobre él porque no quiero chafaros la sorpresa. Solo decir que me ha encantado, que es un hombre de esos que desearías tener para ti, por lo atento, amable, considerado, humanitario... y una larga lista de cualidades que lo convierten en casi perfecto, digo casi porque luego mete la pata como todo hijo de vecino, pero bueno, nada que no se pueda solucionar.

De Valvanuz (lo primero, ¡qué nombre más original!, no lo había escuchado en mi vida, pero me gusta), una mujer víctima del maltrato que a pesar de sus miedos, de la inseguridad que su marido ha conseguido generarle y del miedo, le hecha un par de narices y decide dar el paso de abandonarlo, demostrando un valor y un coraje que ella creía perdidos. Aunque el recelo, la desconfianza y el miedo continúan ahí y le costará abrirse, volver a ser la misma de antes. Regresar a su tierra, reencontrarse con los recuerdos, los lugares y con Teo, harán que poco a poco la antigua Valvanuz resurja de sus cenizas.

Las hijas, estupendas las tres, cada una con su personalidad, su carácter y, como ya he dicho, su manera de enfrentar la situación. Me ha gustado ver como florecían, como despertaban a la vida después de una vida llena de carencias y represión. Son unas chicas estupendas y responsables, que se unen formando una piña en torno a su madre al menor indicio de amenaza. Creo, que como con el resto de la historia, sobre todo en lo tocante a los malos tratos, la autora ha sabido reflejar las pequeñas reacciones, la tensión, en ocasiones imperceptible, que se apodera de una persona que ha sufrido maltrato (en el caso de las chicas, psicológico, la peor parte aquí se la llevó la madre) y el respeto con el que lo ha hecho. También me ha gustado la filosofía de Teo ante los problemas sin importar cuan graves sean estos... la comparto al cien por cien y además, sé que funciona.

No me quiero olvidar de ese grupo de amigos, maravillosos que arropan en todo momento a Teo y que tan importantes son para él y también para el desarrollo de la novela, sin ellos nada hubiera sido igual y es que en ocasiones los amigos son mejores que la familia.

"Tú, como el viento del sur", una novela que de verdad os recomiendo leer.

 

Crítica realizada por Elsa

Valvanuz una mujer maltratada y menospreciada por su marido, se casó joven y poco a poco Ramón, su marido, fue minándola hasta dejarla sin ánimo de nada, su vida ha transcurrido durante casi veinte años en cuidar a su marido y sus tres hijas y en soportar a una suegra que vive en el mismo bloque. Su marido es director de una sucursal bancaria pero la tiene sometida a un estricto control económico, sus hijas ni siquiera tienen ordenador y no hablemos de móviles.

Hasta que un día, después de que la viole, decide coger al toro por los cuernos y divorciarse, no es un divorcio fácil, su abogada vive en el mismo edificio, su marido también puesto que se tiene que ir con la madre, los encuentros en el ascensor son violentos y cuando ya no puede más se las arregla para, en complicidad con sus hijas, marcharse a Santander, de donde es oriunda y donde tiene la casa que le dejaron sus padres, allí con la ayuda de una prima intentará recomponer su vida.

Un día se tropieza con Teo, un chico del que estuvo enamorada en su adolescencia, y así sin pensar empiezan a verse y entablan una relación distinta a la que tuvieron.
Teo, pertenece a una familia rica de Santander dedicados a la hostelería, son propietarios de varios hoteles de lujo, pero él ha seguido su vocación y es neurocirujano, uno muy respetado y con grandes cualidades.

Y hasta aquí puedo llegar porque no quisiera destripar una historia tan bonita.

No conocía a esta autora y que sorpresa tan agradable me he llevado. Esta es una historia de segundas oportunidades, de superación por ambos protagonistas. No son unos jovencitos, ambos están cerca de la cincuentena, pero no por eso la historia no deja de ser romántica. La autora ha sabido crear unos personajes cercanos y humanos, con sus defectos y virtudes, Valvanuz, una mujer que lucha por salir de esa opresión en la que ha estado inmersa, es valiente, fiel, buena madre y está dispuesta a llegar hasta donde haga falta para librar a sus hijas de un padre maltratador, egoísta e irresponsable con respecto a su paternidad.

Teo, es soltero su vida está prácticamente en el hospital, tanto es así que debido a lo bien que se come en el Norte y a su rutinaria existencia ha engordado terriblemente, además en un hombre feo, pero es simpático, encantador, buen amigo de sus amigos, y decide someterse a dieta y a una liposucción, al igual que Valvanuz le ha llegado el momento de emprender una nueva trayectoria.

Con estos protagonistas y rodeados de un buen número de secundarios la autora ha sabido crear una novela preciosa, que me ha tenido encandilada desde la primera línea, porque no es sólo la historia romántica, hay por medio, ambiciones, venganzas en fin que no carece de todos los componentes de una novela pero además lo logra sin necesidad de tórridas escenas de sexo, desde el primer momento sabe transmitir los sentimientos de los protagonistas, de manera que parece que están en medio de ellos viviendo su idilio, además hace una descripciones de Santander de su costa, sus olores, esas costumbres de los pinchos, que te introduce en el ambiente.

Hace muy buen uso de los diálogos, me encanta esa ironía de Teo, ese sentido del humor que transmite a todos los que lo rodean, ese sarcasmo que utiliza pero sin perder la gran humanidad hacia los que lo rodean, la autora ha sabido crear un buen hombre sin que parezca tonto, como pasa a veces y Valvanuz, por cierto que nombre tan original, le da una excelente réplica, porque aunque ha sido vapuleada por la vida, sabe estar en su sitio, mantener su orgullo y luchar por su familia, con su trabajo y sin necesidad de un marido del que no quiero ni hablar, pero que la autora ha sabido describir muy bien.

Es una novela que creo que no os va a defraudar, porque es amena, está bien escrita y tiene muy buenos personajes, todo lo que queremos las lectoras de romántica.

 

Crítica realizada por Nieves Hidalgo

Si Elena me sorprendió con su trilogía de El Ducado de Anizy, tras haberme leído esta novela me declaro fan absoluta. No voy a incidir de nuevo en la maravillosa narrativa de la autora, ni en su forma de mostrar los sentimientos de los personajes; tampoco en sus trabajados argumentos y en unas descripciones que te hacen ser un personaje más en sus novelas. Sin embargo, sí quiero destacar, otra vez, su maestría en la presentación de protagonistas y secundarios.

Elena da las gracias a muchas personas al final de sus novelas, y yo se las doy también desde aquí porque entre ellas y los que le brindan soporte, consiguen crear unas historias de verdadero lujo.

Valvanuz, la protagonista, se nos muestra primero como una mujer a la que casi han anulado los malos tratos de un marido autoritario. Digo casi, porque en el momento en que decide poner coto a sus desmanes, se convierte en una heroína de primera clase. Una leona que, sin rugir, defiende su propia vida, su terreno y el de sus tres hijas. Ella, sin medios para subsistir, con una edad que ronda los cincuenta, y sin muchos estudios, depende del marido y hasta podría plegarse a su despotismo. Pero decide luchar por sus hijas. Se necesita mucho valor para tomar una decisión así.

Teo está lejos de ser el típico héroe, pero lo es. Y de los mejores. Otro personaje con una fuerza increíble, que se propone cambiar radicalmente de vida y lo consigue a base de esfuerzo. Querido por sus amigos, admirado por sus colegas de trabajo, deseado por sus vecinos, es un hombre de sonrisa fácil, de broma ligera, que destila amor por los cuatro costados. El complemento ideal para Valvanuz y el padre idóneo para sus hijas.

Blanca, la menor, pasa de ser una muchacha apocada y temerosa a convertirse en una flor abierta a la vida, gracias al compañerismo de Teo, que se pone muchas veces a su mismo nivel. María encuentra su lugar, se hace más mujer, vislumbra su camino. Alicia, la mayor, me ha enamorado. Recelosa, seria, poco habladora, ha cargado sobre sus hombros la defensa de sus hermanas, enfrentándose al padre cuando es necesario. A Teo le cuesta llegar a ella, pero lo consigue.

Ramón, el marido de Valvanuz, es una víctima. Es egoísta, maltratador y áspero con su mujer y sus hijas, sí, pero es fruto del dominio férreo de una madre machista, altanera y cicatera, que no ama a nadie, y consigue estropear el matrimonio de su hijo con sus palabras y hechos cargados de veneno.

Los familiares de Valvanuz, perfectos. La abogada, muy buena, implicándose en el problema. Los hermanos de Teo, cada uno de un modo de ser, muy en su lugar. En cuanto a los amigos, ha sido una fortuna haber podido conocerlos: una pandilla bulliciosa y alegre donde todos se apoyan, se consuelan y hasta hacen lo que no está escrito por conseguir la felicidad de Teo y Valvanuz.

Leyendo esta novela me he paseado otra vez por Santander, una ciudad que me encanta, disfrutando ─más que si hubiera tenido a mi lado un guía turístico─ de sus calles, sus plazas, sus bares y sus inmensas playas.
Resumiendo: una novela que me ha parecido un canto a la superación, a la amistad y al amor, en el marco incomparable de la costa cántabra.

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